El G8 mira a África antes de centrarse en la crisis europea

DPA

INTERNACIONAL

El objetivo es garantizar la seguridad alimentaria en África con la firma de una nuevo acuerdo

19 may 2012 . Actualizado a las 19:17 h.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio hoy inicio a la maratón de cumbres del G8 y la OTAN que albergará este fin de semana en su residencia de descanso de Camp David y luego en Chicago con el lanzamiento en Washington de una nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria y Nutrición en África.

Los líderes del G8 representados este fin de semana en Camp David «deberemos atender desafíos urgentes: creación de empleos, la situación de la eurozona, la recuperación global», recordó Obama en su primer discurso de la cumbre, pronunciado en los aledaños de la Casa Blanca.

«Pero incluso mientras tratamos estos temas, sentí la importancia de que nos centremos también en un desafío urgente que afrontan unos mil millones de hombres, mujeres y niños en todo el mundo: la injusticia del hambre crónica, la necesidad de seguridad alimentaria a largo plazo», agregó el mandatario estadounidense.

Garantizar la seguridad alimentaria en África, un compromiso que data desde la Cumbre del G8 en L'Aquila, Italia, en 2009, forma parte de la intensa agenda que los siete países más industrializados más Rusia tienen pendiente en su nuevo encuentro en Estados Unidos.

«Es un imperativo moral, es un imperativo económico y es un imperativo en materia de seguridad», subrayó hoy Obama.

De forma representativa, Obama ha invitado al G8 a cuatro representantes del continente africano, elegidos por sus acciones particulares en este área: los presidentes de Ghana, John Mills, y de Tanzania, Jakaya Kikwete, el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, y el presidente de Benin y de la Unión Africana, Yayi Boni.

Entre la audiencia, en primera fila frente a Obama, estaba también hoy el líder de la banda irlandesa U2, Bono, un destacado activista de cuestiones humanitarias en África.

Los críticos a esta iniciativa sin embargo recuerdan que en L'Aquila el G8 prometió 22.000 millones de dólares para garantizar la seguridad alimentaria y para la agricultura, si bien hasta ahora sólo han fluido entre un quinto y menos de la mitad de esos fondos.

Obama aseguró sin embargo hoy que durante el encuentro en Camp David los líderes del G8 renovarán este compromiso.

Además, ahora el G8 pretende implicar en este compromiso también a la empresa privada, para lo cual en Washington se adelantó hoy que durante esta cumbre que ahora empieza se anunciará la firma de cartas de intención de más de 45 empresas locales y multinacionales para invertir más de 3.000 millones de dólares en el sector agrícola en diversos países africanos.

Asimismo, más de 60 compañías más suscribirán la Declaración del Sector Privado en Apoyo al Desarrollo Agrícola Africano detallando su «compromiso para apoyar la agricultura africana y las alianzas público-privadas de una forma responsable», según adelantó el gobierno estadounidense.

El objetivo declarado es «lograr un crecimiento agrícola sostenido e incluyente y sacar a 50 millones de personas de la pobreza en los próximos diez años» mediante planes nacionales «efectivos».

Pero la Cumbre del G8 en Camp David, en las afueras de Washington, que oficialmente comenzará en la tarde de este viernes con una recepción y cena de trabajo de Obama a sus pares del exclusivo grupo, estará previsiblemente centrada en un gran y acuciante problema: la crisis de la eurozona.

Para ello, antes de desplazarse hasta Camp David, Obama recibirá también hoy en la Casa Blanca al flamante presidente francés, François Hollande, en una reunión bilateral donde la crisis europea y la nueva visión gala, con una apuesta no sólo por la austeridad sino también por una «agenda del crecimiento», tendrá un lugar prominente.

La ausencia del recién asumido presidente ruso, Vladimir Putin, tanto al G8 como a la posterior cumbre de la OTAN en Chicago a partir del domingo hace temer a los expertos que otros temas importantes de la agenda de los mandatarios, como la cuestión de Siria, queden en un segundo plano por la imposibilidad de acordar ningún paso clave sin la anuencia de Moscú.