El PRI vuelve al poder en México tras doce años en la oposición
INTERNACIONAL
El centrista Peña Nieto releva hoy al conservador Felipe Calderón
01 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Cuenta una anécdota que un presidente del régimen que gobernó México sin interrupción desde 1929 al 2000 le preguntó a su asistente: «¿Qué hora es?» Y la respuesta fue: «La que usted diga, señor presidente».
Quizás sea solo una leyenda, pero se la usa como ejemplo de lo que el historiador Enrique Krauze llamó la «presidencia imperial» del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido que hoy vuelve al poder en México, después de una ausencia de 12 años, bajo el mando de Enrique Peña Nieto.
El que será nuevo presidente mexicano a partir de hoy se ha empleado a fondo para hacer creer que el PRI, que dejó una huella de autoritarismo y corrupción en la historia, ha cambiado. En parte, es cierto por imposición de los acontecimientos. El partido de Peña Nieto ya no goza de la hegemonía de otras épocas. Pese a que sigue siendo la fuerza con más gobernadores y alcaldías del país, carece de mayoría absoluta en el Congreso lo que lo obliga a pactar con otros partidos.
Además, el presidencialismo de otrora se ha diluido. El poder interno dentro de la organización se encuentra muy repartido entre los gobernadores de los estados, los líderes parlamentarios y los encargados del aparato, lo que obliga a una permanente negociación interna para fijar la línea de actuación.
Peña Nieto no podrá iniciar su gestión como había pensado: con un acuerdo denominado Pacto por México entre las principales fuerzas políticas para sacar adelante una agenda común, y con una reforma de la administración pública que eliminaría dos ministerios.
Su partido y las dos principales fuerzas de oposición, el Partido Acción Nacional (PAN, conservador) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda), no han conseguido todavía cerrar el pacto debido a tensiones que han surgido dentro del PRD. Además, el Senado trabó hasta después de la investidura la propuesta de que el ministerio de Seguridad Pública se convierta en una dirección general dentro del ministerio de Gobernación y la desaparición del ministerio de la Función Pública, que sería reemplazado por una Comisión Nacional Anticorrupción.
La investidura no será plácida. En el Congreso se esperan protestas de la izquierda, que cuestiona la limpieza de la victoria del PRI. Además, organizaciones como el movimiento estudiantil YoSoy132 y grupos afines a Andrés Manuel López Obrador han anunciado manifestaciones en la calle. Son pocos los dignatarios que han confirmado hasta ahora su presencia en la ceremonia, entre ellos el príncipe Felipe de Asturias y el vicepresidente de EE.UU., Joe Biden. Entre los que cancelaron figuran el presidente de Chile, Sebastián Piñera, y el de Ecuador, Rafael Correa.