El tributo a Thatcher abre viejas heridas entre «tories» y laboristas

Gabriel Fraga LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Críticas al alto coste del funeral a costa de los contribuyentes británicos

11 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Una mujer ejemplar, una líder de peso internacional, la persona que devolvió el orgullo al Reino Unido... La sesión extraordinaria en homenaje a la dama de hierro comenzó con numerosos elogios a su persona y carrera política. Tories, laboristas y liberaldemócratas buscaron el consenso de mano de los impecables discursos de sus líderes. Sin embargo, bastó una pequeña chispa, para que el clima de cortesía se tornase en una tormentosa batalla entre conservadores y laboristas.

David Cameron pronunció un discurso medido, resaltando los logros y el coraje de la primera y única mujer primer ministro en la historia del Reino Unido. Ed Miliband, líder de la oposición laborista, siguió la misma línea y admitió que «independientemente del partido al que se pertenezca, Margaret Thatcher debe ser recordada como un personaje único».

Sutilmente y sin romper el protocolo, Miliband no dejó escapar la oportunidad para enumerar las principales manchas en el currículo de la dama de hierro: sus políticas homófobas, la miseria que sembró entre la comunidad minera, y sus desafortunadas declaraciones sobre el partido de Nelson Mandela, al que tachó de la «típica asociación terrorista».

El momento más tenso llegó con la intervención de los laboristas David Winnick y Glenda Jackson, contemporáneos de Thatcher. Ambos se centraron en el daño que infligió a la clase obrera y recordando que la pobreza infantil llegó a duplicarse en su mandato. Jackson aseguró además que el thatcherismo fomentó la «avaricia y el egoísmo». Los tories les advirtieron que no era el día para discursos denigrantes, sino para rendir tributo.

Un funeral millonario

La sesión parlamentaria en homenaje a Thatcher, convocada de urgencia durante la semana de vacaciones, costará miles de euros a los británicos, ya que muchos políticos se encontraban fuera del país con sus familias. Un pequeño grupo, en su mayoría laboristas, se negaron a acudir por considerarlo un gasto innecesario, y propusieron celebrar la sesión el lunes, tras las vacaciones. Otros, como el exminero y ahora diputado Ronnie Campbell, boicotearon la sesión para protestar por los cierres de minas, las privatizaciones y el ataque a los sindicatos durante el thatcherismo. El laborista John Healy fue aún más lejos y acusó a Cameron de secuestrar el Parlamento para promover la ideología tory.

Thatcher, pionera del libre mercado y defensora de la austeridad, recibirá un funeral con honores militares el día 17 financiado por los contribuyentes, que rondará los 12 millones de euros. Los tories aprovecharán para vestir la ciudad de azul, el color de su partido y el favorito en el armario de la dama de hierro.