A la sesión no asiste la oposición, que le considera un presidente ilegítimo hasta que se realice el recuento del 100 % de los votos
20 abr 2013 . Actualizado a las 00:53 h.Nicolás Maduro ha jurado como presidente de Venezuela recordando su mentor, el fallecido Hugo Chávez, en un acto en el que fue investido sin el reconocimiento de la oposición ante las dudas sobre el resultado electoral. «Lo juro por el pueblo de Venezuela, lo juro por la memoria eterna del comandante supremo que cumpliré y haré cumplir esta Constitución», dijo Maduro, flanqueado por un cuadro gigante de Chávez y con la Carta Magna en la mano izquierda.
Tras el juramento, Cabello pidió a María Gabriela Chávez, hija del fallecido presidente, que lo acompañarla imponerle juntos la banda presidencial a Maduro. El nuevo presidente recibió los símbolos de la Jefatura del Estado delante de un retrato de Simón Bolívar y otro de Chávez en el que aparecían escritas las palabras «hasta la victoria siempre comandante». Luego sonó una grabación con el himno de Venezuela cantado por Chávez en uno de sus tantos actos públicos.
Durante su discurso, Maduro ha tendido la mano a quienes votaron en su contra en las elecciones y ha anunciado que quiere mantener un diálogo directo con esa parte de la población. «Yo les tiendo la mano, yo quiero trabajar con ustedes», indicó Maduro, en un discurso plagado de acusaciones a «una parte» de la oposición a la que tildó de xenofobia, de racismo y de golpista. En un referencia directa a Henrique Capriles, el nuevo presidente venezolano añadió: «Estoy dispuesto a conversar hasta con el diablo, que Dios me perdone, hasta con el nuevo Carmona si es necesario para que cese en su odio contra mi, contra el pueblo, para que cese en su intolerancia».
A la sesión no ha asistido el grupo de diputados de la oposición, ya que considera ilegítimo a Maduro hasta que se realice la revisión del 100 % de los votos emitidos en las elecciones del domingo. Sí que asisten al acto los presidentes de Argentina, Cristina Fernández; Brasil, Dilma Rousseff; Bolivia, Evo Morales; Colombia, Juan Manuel Santos; Cuba, Raúl Castro, Honduras; Porfirio Lobo; Perú, Ollanta Humala; Uruguay, José Mujica; e Irán, Mahmud Ahmadineyad, así como otros dignatarios.
La anécdota de la investidura la protagonizó un hombre vestido de rojo que consiguió burlar las medidas de seguridad y llegar hasta la tribuna de la Asamblea Nacional de Venezuela. Con un empujón le quitó el micrófono al presidente Nicolás Maduro, que tuvo que interrumpir unos minutos su discurso de investidura. El individuo consiguió decir «¡Nicolás, me llamo Henry...», antes de que se cortase la transmisión.
De chófer a presidente
En menos de 20 años Nicolás Maduro ascendió de chofer de autobús a la presidencia de Venezuela, apuntalado por la herencia política del fallecido mandatario Hugo Chávez, aunque su mandato nace con un cuestionamiento de la oposición que agudiza la división entre los venezolanos.
Maduro, que recogió la herencia del líder bolivariano, quien murió el 5 de marzo, aseguró que nunca aspiró a llegar al cargo de presidente y que siempre quiso mantenerse «a la sombra» del «comandante eterno». Se autodefinió como «hijo» y «apóstol» de Chávez, «chavista de corazón», que materializa el sueño socialista de un obrero encumbrado a las alturas del poder en el quinto productor mundial de petróleo del mundo.
Maduro, a quien Chávez ungió para que lidere la revolución socialista antes de morir, es considerado una figura desangelada y sin la sombra del carisma que tenía su mentor, pero que promete seguir los lineamientos de una política chavista centrada en programas sociales que proveen educación, salud y vivienda a los desfavorecidos. Tanto es así, que ha adoptado su violento discurso contra la oposición. A su rival en las urnas, Henrique Capriles, lo tilda de «burguesito» y de «caprichito».