Es la pregunta que siempre se ha hecho en Italia, sobre todo tras las muertes en sendos atentados de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borselino, en 1992: ¿Negoció el Estado italiano con la mafia siciliana? El juicio que ayer empezó en Palermo intenta aclarar ese difícil momento de la historia italiana cuando una serie de atentados sacudieron el país. Era la respuesta a las cadenas perpetuas del maxiproceso que en 1992 llevó a la cárcel a destacados miembros de la Cosa Nostra.
El juicio es la consecuencia de la investigación iniciada en el 2009 sobre una presunta negociación entre el Estado italiano y la mafia para terminar con la oleada de atentados que se prolongó entre 1992 y 1993.
Se trata de aclarar si las autoridades aceptaron las condiciones que Totó Riina habría escrito en un folio encontrado entre los papeles del que fue alcalde de Palermo, Vito Ciancimino. También se buscarán respuestas a los atentados de Falcone y Borsellino y habrá que dilucidar si las autoridades aceptaron no perseguir a un líder mafioso prófugo y aliviaron las condiciones de prisión de más de 300 mafiosos a cambio de detener la campaña de asesinatos.
En el banquillo se sientan diez acusados, entre los que está el ex ministro del Interior Nicola Mancino, el exsenador y brazo derecho de Silvio Berlusconi, Marcello Dell?Utri, y los entonces responsables del cuerpo especial de Carabineros, ROS, Mario Mori y Antonio Subranni, así como el exgeneral Giuseppe De Nonno. Juntos a ellos, los mafiosos Totó Riina, Giovanni Brusca, Leoluca Bagarella y el médico Antoninno Cinà. El décimo imputado es Massimo Ciancimino, hijo de Vito Ciancimino, cuyos documentos han servido a los investigadores para reabrir el caso.
Todos se enfrentan a cargos por conspiración contra el Estado en un juicio que será largo, ya que declararán 178 testigos, entre ellos el presidente de la República, Giorgio Napolitano, el del Senado y ex fiscal antimafia, Pietro Grasso. Por el rito abreviado serán juzgados el exministro Calogero Maninno y el capo Bernardo Provenzano.