Acuerdan una transición democrática, sin incluir el futuro de Al Asad
19 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La cumbre del G-8 en Irlanda de Norte concluyó ayer sin que los líderes de los países más ricos del mundo se hayan puesto de acuerdo sobre el futuro de Bachar al Asad y la guerra en Siria. Los dos días de reunión han estado marcados por las discrepancias entre Vladimir Putin, defensor del régimen sirio, y el resto de países sobre cómo poner fin a la guerra. Pese a ello se acordó una declaración de mínimos, en la que Rusia logró bloquear cualquier referencia a una salida del poder del presidente sirio, beneficiado en parte por la falta de indefinición del resto.
Los ocho países emitieron una declaración conjunta en la que hacen un llamamiento al fin del conflicto a través de «una transición democrática» y se comprometen a la celebración «lo antes posible» de una conferencia de paz en Ginebra para que rebeldes y partidarios de Damasco encuentren «una solución pacífica». El documento no toca la pieza clave del puzle, Bachar al Asad.
La postura de Putin logró imponerse así a la de David Cameron, que es la misma que la de EE.UU. «Es impensable que Al Asad pueda jugar algún papel en el futuro gobierno de su país», afirmó el anfitrión de la cumbre.
Horas después el primer ministro británico se dedicó a recalcar que este G-8 había conseguido «superar diferencias fundamentales» y que «todas las partes comparten el mismo interés vital en acabar con la guerra». También recordó que en la declaración se subraya que Al Qaida apoya a los rebeldes.
Investigación de la ONU
El comunicado, firmado por el Grupo de los Ocho, condena el uso de armas químicas. Cameron, que admitió el uso de las mismas por parte de Damasco, insistió en la necesidad de facilitar una investigación al respecto por parte de la ONU. A pesar de las obvias diferencias entre el bloque Reino Unido-EE.UU. y Rusia, Putin reconoció no sentirse aislado. «Algunos están de acuerdo con nosotros en que no hay pruebas de que el Ejército sirio haya usado armas químicas», admitió.
No hubo ni un solo comentario ni de Estados Unidos, ni del Reino Unido, ni de Francia sobre el envío inminente de armamento a la oposición
Los países más ricos del mundo también se comprometieron a aportar 1.120 millones de euros en ayuda humanitaria a Siria y a los países limítrofes, que palíen la situación de 4,2 millones de desplazados en el interior del país y de 1,6 millones de refugiados.