Una ola de indignación contra Estados Unidos recorre Europa. Está liderada por los gobierno alemán y francés, que ayer consideraron «inaceptables» las informaciones que revelan que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estuvo espiando a la UE.
Berlín convocó, por medio de su ministro de Exteriores, al embajador de EE.UU. para que explique un comportamiento que considera propio de la guerra fría al mismo tiempo que pedía una respuesta unánime de los socios de la UE. La jefa del Gobierno alemán está «asombrada» por la magnitud del espionaje, que le recuerda las técnicas utilizadas en los tiempos de la extinta República Democrática Alemana.
Berlín no se encuentra sola en su indignación contra Washington. Según informa Efe, el presidente francés, François Hollande, condicionó ayer cualquier negociación con EE.UU. en materia de libre comercio a que ofrezca garantías del cese del espionaje a sus socios europeos. El presidente de uno de los países espiados, el italiano Giorgio Napolitano, también exigió respuestas satisfactorias. El Gobierno belga citó al embajador de EE.UU. y el griego ha creado una comisión de investigación.
La Comisión Europea explicó que no detectó en los últimos años indicios de espionaje, pero su presidente, Durao Barroso, ordenó un barrido completo de seguridad para salvaguardar la integridad de las oficinas y redes comunitarias. La CE no quiso comentar el impacto de la polémica en las relaciones pero la comisaria de Justicia, Viviane Reding, opinó que la UE no puede negociar con EE.UU. si hay la más «mínima» duda de espionaje.