La traición de su mano derecha y el fracaso de su intento de desbancar a Letta apuntan a su declive político
02 oct 2013 . Actualizado a las 22:31 h.La apuesta de Silvio Berlusconi para hacer caer al gobierno de coalición en Italia falló de manera estrepitosa y abrió interrogantes acerca de si el magnate italiano ha perdido el norte después de 20 años en la cima del entramado político italiano. Por primera vez en su carrera política, Berlusconi enfrentó una fuerte oposición en el interior de su propio partido, Pueblo de la Libertad (PDL), mientras decenas de sus senadores objetaban retirarle el apoyo al primer ministro Enrico Letta.
La revuelta fue encabezada por Angelino Alfano, viceprimer ministro y ministro del Interior, así como la segunda figura más importante del PdL de Berlusconi, un cristianodemócrata de 42 años que hasta ahora se mantuvo en un segundo plano. El líder del PDL, quien en entrevistas realizadas el martes y a primera hora del miércoles aún insistía en que no daría su respaldo al gobierno, se vio obligado a deponer las armas contra Letta para alejar el riesgo de que su partido se divida.
Tras salir del Senado después de emitir su voto, las multitudes lo abuchearon. «Vete, vete», gritaba la gente, mientras la limusina de Berlusconi partía a toda velocidad. Mientras tanto, el giro de último momento no pareció aplacar a sus críticos, ya que se filtraban noticias de que 26 legisladores del PdL en el congreso planeaban escindirse del partido y formar un grupo separado. Son liderados por Fabrizio Cicchitto, otrora leal a Berlusconi y ex presidente de la fracción parlamentaria.
En un escenario bajo intenso debate, los disidentes del PdL podrían unir fuerzas con ex cristianodemócratas y otros centristas cercanos al ex premier Mario Monti para formar un nuevo partido conservador proeuropeo, relegando a Berlusconi. En su discurso en el Senado, Monti dijo que le había sugerido un plan similar a Berlusconi un año atrás, cuando el magnate especuló con la posibilidad de retirarse de la primera línea de la política. «Estoy contento de que algo de este tipo esté sucediendo ahora».
Letta fue considerado como el amplio ganador del día. El primer ministro no cedió un ápice a las demandas de Berlusconi para obtener inmunidad judicial a cambio de un apoyo político a largo plazo, y demostró que su gobierno puede sobrevivir sin el respaldo de Il Cavaliere. «Silvio Berlusconi ha sido ampliamente derrotado. Por el momento es políticamente irrelevante», explicó Stefano Fassina, el viceministro de Economía que pertenece al ala izquierda del Partido Democrático de Letta.
Los leales a Berlusconi buscaron en cambio destacar la actitud de su líder. «Silvio volvió a sacrificarse», consideró Mario Mantovani. «Entre él e Italia, el presidente Berlusconi siempre elige Italia, y hoy volvió a mostrarlo», justificó otra diputada del PdL, Elvira Savino. El controvertido político tuvo notables reapariciones en el pasado y ya enfrentó otros desafíos a su liderazgo por parte de otros aliados. Gianfranco Fini, quien rompió con él en el 2010, cosechó un miserable 0,5 % en las elecciones generales de febrero pasado.
Berlusconi ahora resiste los planes de despojarlo de su escaño en el Senado tras perder todas las apelaciones contra una condena por fraude fiscal. También desafía un fallo de culpabilidad por solicitar sexo a una menor y por abuso de poder. En declaraciones a , un semanario que es parte de su emporio mediático familiar, el controvertido líder tomó prestada una cita del humorista italiano Giovanni Guareschi para asegurar que no se hundirá sin presentar antes batalla. «No moriré, incluso si me matan».