Anoche todavía no se sabía si se cerrarían con acuerdo en las negociaciones sobre el dosier nuclear iraní. Pero una cosa si parecía clara: que si no era así, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le va a empezar a coger manía a la ciudad de Ginebra, a donde es ya la segunda vez que le hacen volar apresuradamente para un acuerdo que la vez anterior no se materializó.
Ayer nadie concretaba cuales eran las diferencias, pero todo parecía girar ya sobre dos cuestiones únicamente: el reconocimiento explícito o no del derecho de enriquecer uranio por parte de Irán («cuestión de palabras» se decía) y el destino de la central nuclear de plutonio de Arak. El asunto de Arak no parece urgente, puesto que la central todavía está en construcción y no se espera que esté lista hasta el año que viene. Incluso si se cumplen estos plazos, tardará todavía mucho tiempo en suponer un peligro de «doble uso» (es decir, que sus actividades se desvíen a la fabricación de armas).
Es el enriquecimiento de uranio donde está la clave de la cuestión. Washington sabe de sobra que Irán tiene derecho a enriquecer uranio, porque, aunque no esto no se aclara expresamente en el Tratado de No Proliferación (TNP) del que Irán es signatario, es lo que hacen muchos países miembros. Lo hacen Brasil, Holanda, Argentina, Japón, Alemania? Irán se ha mostrado ya de acuerdo en enriquecer su uranio en un grado inferior al 20 %, lo que haría imposible fabricar armas nucleares con él. Si a eso se suma un programa de inspecciones por parte del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), ¿dónde estaría el problema?
El problema es que desaparecería la ambigüedad. Si se recoge por escrito de manera expresa el derecho de Irán a enriquecer uranio no será posible imponerle sanciones nunca más por ese motivo. Por eso no es sorprendente que este acuerdo transitorio, que solo estará en vigor seis meses, está costando tanto. Porque aunque sea preliminar, definirá para el futuro la relación del mundo con Irán. Ayer aún no se sabía si se firmaría; pero si se firma, el acuerdo definitivo resultará fácil.