Yenákievo, patria chica de Víktor Yanukóvich, vive estos días una sublevación tranquila contra Kiev de la mano de un grupo de hombres que no se ruborizan al identificarse como criminales. «Somos delincuentes y hemos tomado el poder para garantizar el orden en nuestra ciudad. No queremos revoluciones ni escándalos aquí», dijo a Efe Vasili, apodado el Búlgaro, un hombre de unos 40 años que presume de haber estado tres veces en prisión.
Tomaron el Ayuntamiento de esta ciudad de 80.000 habitantes sin romper una sola ventana y sin resistencia alguna. «En la región se dice que aquí viven algunos de los líderes criminales más importantes», asegura Leonid, un taxista que se inquieta al subir en su coche a Vasili.
Yenákievo es una ciudad tranquila, donde los edificios ennegrecidos por el humo de su gigantesca fábrica metalúrgica, situada en pleno centro, contrastan con las obras benéficas del expresidente.