El desabastecimiento golpea cada vez más sectores económicos del país
25 jun 2014 . Actualizado a las 10:33 h.Los venezolanos ya no solo tienen que hacer largas filas para comprar comida, medicamentos, repuestos de vehículos, teléfonos móviles y otros artefactos electrónicos, sino también para ser sepultados o sepultar a un ser querido. El doloroso trámite, que antes se resolvía entre 24 o 48 horas, dependiendo de la duración del velatorio, ahora puede tomar el triple del tiempo. ¿La razón? El desabastecimiento que padece el país desde hace años, y que en los últimos meses se ha agravado, también ha afectado a la producción de ataúdes.
«En el país faltan láminas de latón, barniz y satín, los cuales son importados y ello ha reducido la producción en un 50%», explica Ricardo Guedez, miembro y expresidente de la Cámara de Funerarias de Venezuela, quien atribuyó la escasez a dos factores: La reducción de la oferta de divisas por parte de las autoridades y la nula producción de la estatal Siderúrgica del Orinoco (Sidor) del metal.
La situación, aunada a los elevados índices de homicidios del país, tiene de los nervios a los servicios funerarios. Venezuela cerró el 2013 con una tasa de 39 asesinatos por cada 100.000 habitantes, según el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres. Sin embargo, organizaciones no gubernamentales elevan ese número hasta los 53 por cada 100.000 habitantes, lo que se traduce en más de 24.000 muertes violentas al año.
Los ataúdes son el último producto en incorporarse a una larga lista de productos que los venezolanos no pueden adquirir cuando los necesitan y que los obligan a montar cacerías que incluyen viajes a otras ciudades del país.
Sin kilómetros cero
Si en un primer momento fueron el pollo, la carne de res o cerdo, los huevos, la harina de maíz o de trigo, la leche y la mantequilla los que desaparecieron de los anaqueles, con el paso del tiempo se le sumaron antibióticos y retrovirales, luego artículos de higiene como el dentífrico, las toallas sanitarias, el jabón y el año pasado el papel higiénico.
El Banco Central de Venezuela admitió en abril que 20 alimentos de primera necesidad habían registrado una escasez superior al 30%, es decir que de cada 100 establecimientos que visite un ciudadano en 30 no encontrará algunos de ellos. En marzo este índice llegó al histórico 100% en cuanto a vehículos nuevos se refiere. Es decir, que ese mes nadie pudo comprar en un concesionario un coche 0 kilómetros.
El fallecido Hugo Chávez atribuía el desabastecimiento al incremento del poder adquisitivo de los venezolanos logrado bajo su gestión, mientras que su sucesor, Nicolás Maduro, lo achaca a la «guerra económica» que sectores empresariales y opositores tienen en su contra para derrocarlo.
El director de la consultora Econométrica, Henkel García, en cambio culpa a la policía económica chavista de la situación. «La escasez en Venezuela nace por los controles y aquí tenemos dos desde más de diez años: el de precios y el de divisas, los cuales provocan unas distorsiones que abren las puertas a la escasez». A su juicio, desde 2011 el Gobierno realizó una política de importaciones insostenible, pues no solo utilizó los dólares provenientes de la venta del petróleo, sino que se endeudó y usó los dólares de las reservas destinadas a pagos a empresas nacionales e internacionales.
Como ahora se han agotado esas dos vías, ha debido recortar las importaciones drásticamente y eso se ha traducido en escasez.