Atenas prepara una amnistía fiscal y el acopio de todas las reservas públicas
INTERNACIONAL
Tsipras busca liquidez para evitar la quiebra ante la falta de acuerdo con los socios
27 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Cómo llegar a fin de mes sin declarar la quiebra. Es el reto inmediato del Gobierno griego que ayer anunció la puesta en marcha de dos grandes medidas encaminadas a aumentar la liquidez del Estado: una amnistía fiscal para los propietarios de cuentas con dinero negro y el trasvase inmediato de las reservas de empresas e instituciones públicas al banco central heleno. Sin fondos, Grecia tendrá problemas para pagar salarios y pensiones este mismo mes y la factura de 310 millones de euros del FMI que expira el 5 de junio.
El ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, aclaró ayer que la regularización de dinero no declarado en el extranjero se podrá efectuar transfiriendo las cuentas al país pagando al fisco un 30%. En territorio nacional, esa tasa descenderá hasta el 15%. La medida no encaja en el programa de Syriza pero la urgencia y los malos datos económicos han hecho saltar por los aires los cálculos del Gobierno. Descarriló la propuesta inicial de imponer una tasa a la retirada de fondos bancarios ante el rechazo de Bruselas y el temor a un corralito financiero que despertó en los mercados. Además, Atenas se ha visto obligada a ampliar el plazo para devolver las deudas con Hacienda y la Seguridad Social.
Dentro de Syriza sigue el tira y afloja. Su líder en el Parlamento, Nikos Filis, volvió a insistir ayer en que Grecia no podrá reembolsar al FMI los 1.600 millones de euros correspondientes a la factura de junio si no llega antes el acuerdo con la troika y el eurogrupo. Lo hizo un día después de que el portavoz del Ejecutivo, Gavriil Sakellaridis, mostrase la férrea voluntad de Atenas de devolver el dinero a tiempo. Varufakis se sumó al pesar de Filis y aseguró que no podrán cumplir con sus obligaciones sin ayuda.
El problema que tiene por delante el líder griego, Alexis Tsipras, es la lentitud con la que avanzan las negociaciones con la troika para llegar a un acuerdo sobre las reformas estructurales que deberá poner en marcha de inmediato su Ejecutivo para desbloquear los 7.200 millones de euros que restan del rescate heleno. Los negociadores de Bruselas dilatan al máximo las conversaciones para tratar de forzar el viraje de Tsipras y obligarle a traspasar lo que Syriza denomina líneas rojas. Los recortes de las pensiones o la bajada de salarios son las principales razones por las que el Gobierno heleno quiere dar la batalla hasta la extenuación. El líder griego es consciente de que no puede volver al Parlamento con medidas de austeridad bajo el brazo. Tendrá muy difícil vender, especialmente dentro de su propio partido, cualquier pacto con la troika que incluya más sacrificios.
Otro problema que los acreedores debaten hoy por teleconferencia es cómo poner sobre el papel un acuerdo que garantice a Berlín que Atenas se ajustará de nuevo el cinturón. Si no es lo suficientemente duro, el Bundestag podría vetarlo. El jueves tomarán el testigo los ministros del euro. El director del fondo de rescate (MEDE), Klaus Regling, pide responsabilidad a las partes y les advierte de que «el tiempo se está acabando» para Grecia.