Tsipras recuerda que si dejan caer a Atenas será «el principio del fin» de la eurozona y España e Italia puede ser las siguientes
10 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Grecia vuelve a chocar contra el rígido e inexpugnable muro de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). El primer ministro griego, Alexis Tsipras, revivió ayer uno de los tantos desencuentros que ha tenido con los acreedores en los últimos cuatro meses de negociaciones para dar luz verde al desembolso de los 7.200 millones de euros que restan del rescate heleno.
Atenas lo intentó, pero el nuevo paquete de reformas tampoco sació esta vez el apetito de las instituciones que lo recibió con absoluta frialdad. A primera hora de la mañana de ayer, el equipo negociador de Tsipras enviaba al comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, dos textos complementarios con propuestas fiscales y medidas encaminadas a garantizar la sostenibilidad de la deuda. Los acreedores pasaron la lupa y volvieron a dar un portazo a Atenas calificando las medidas de «insuficientes». Sin visos de querer abrir la mano un ápice, la troika plantea a Grecia dos caminos: la capitulación o la quiebra.
Líneas rojas
Tsipras se resiste a recortar las pensiones, algo innegociable para el FMI. También se niega a recortar las ayudas sociales a los más pobres y a subir al 10 % el impuesto sobre la electricidad. Sí empieza a ceder en el objetivo del superávit primario.
«Nadie ha sufrido más que Grecia (?) No es posible que se nos pida aplicar medidas que nadie en Europa ha puesto en marcha», se quejaba ayer el líder griego al diario italiano Corriere della Sera, antes de advertir a sus socios que si permiten que el país se hunda, «será el principio del fin de la eurozona».
«Si Grecia quiebra, los mercados buscarán inmediatamente otra» presa, dijo, en alusión a España o Italia. El ministro de Finanzas italiano, Pier Carlo Padoan, descartó ese escenario: «Estamos más reforzados».
El ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, alertó de que el tiempo se está agotando: «Necesitamos un acuerdo rápidamente. Tenemos que evitar un accidente». Pero el mensaje de sus socios europeos es unánime: O se pliegan a las exigencias de la troika o no habrá salvavidas.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, recomendó ayer al Gobierno griego «menos maniobras tácticas y más trabajo» para alcanzar un acuerdo que podría llegar «en los próximos días, si hay voluntad política» y achacó el excesivo ruido en las negociaciones a la necesidad de Tsipras de mostrarse fuerte ante el grupo de amotinados de Syriza que amenazan con descarrilar el acuerdo.
Petición al BCE
Los problemas de caja continúan en Atenas que estudia pedir un préstamo europeo para comprar su deuda en manos del BCE (6.700 millones de euros que vencen en julio y agosto) y traspasarla al Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede). Grecia abriría las puertas de nuevo del organismo comandado por Mario Draghi para seguir respirando.
La extensión del actual programa de rescate a mayo del 2016 también se negocia y formará parte de la conversación que mantendrán hoy en Bruselas Tsipras, Angela Merkel y François Hollande, en los márgenes de la cumbre UE-CELAC. A ese encuentro podría sumarse Jean Claude Juncker.