Hillary Clinton confía en el voto hispano para ganar las primarias

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

DARREN ABATE | REUTERS

Julián Castro, el perfecto candidato a vicepresidente, para lograr el apoyo latino

01 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Más de 27 millones de hispanos podrán elegir en noviembre en las urnas al presidente de EE.UU. Pero que puedan hacerlo no significa que lo hagan. En el 2012 solo el 48 % de los latinos con derecho a voto lo ejerció, una cifra muy por debajo de blancos, 64,1 %, y afroamericanos, 66,6 %. La historia dice que los hispanos solo votan si tienen una poderosa razón.

Casi siempre esa razón es la amenaza contra los inmigrantes. En el condado de Maricopa, donde el sheriff Joe Arpaio persiguen sin contemplaciones a los simpapeles, el electorado hispano ha pasado en veinte años del 9 % al 17 %. Y lo mismo ha ocurrido en otros lugares en los que los políticos han mostrado posturas antiinmigración. Por eso, los analistas creen que si Donald Trump fuera el candidato republicano a la Casa Blanca, el voto latino aumentaría en un intento por frenar al magnate que propugna la deportación de los once millones de personas sin visado.

Los exabruptos del magnate han provocado el impulso del voto hispano en las primarias. En Iowa, ha tenido lugar una campaña sin precedentes. Más de 50.000 potenciales votantes latinos han recibido llamadas de teléfono y visitas de voluntarios para animarles a acudir a los caucus que se celebran hoy en ese estado. Las organizaciones detrás de esta campaña esperan que entre 10.000 y 20.000 de ellos voten.

Los resultados de las dos últimas elecciones dicen que el voto hispano es mayoritariamente demócrata, sobre todo desde que el Partido Republicano ha convertido la inmigración en objeto de sus ataques. Pero en sus primarias compiten dos latinos: Marco Rubio y Ted Cruz. No es probable que el senador tejano que tiene un fuerte discurso antiinmigrante obtenga muchos votos de su comunidad. Pero con el senador de Florida las cosas son diferentes. Rubio tiene una postura mucho más proclive a los inmigrantes y eso le puede dar votos.

Entre los demócratas, los latinos han sido fieles seguidores de Hillary Clinton pero la demografía juega esta vez en su contra. El 60 % de los posibles electores de ese grupo son menores de 35 años y ese grupo es más cercano a Bernie Sanders.

Quizá para contrarrestar ese apoyo, en los últimos días se habla de que Julián Castro, secretario de Vivienda de la Administración Obama y uno de los demócratas con más futuro, podría ser el candidato a vicepresidente. Incluir a este nieto de mexicanos en la fórmula de Clinton sería un impulso para ganar voto latino. El rumor recuerda al de la campaña del 2012 cuando Marco Rubio comenzó a entrar en las quinielas como futuro candidato a la vicepresidencia con el republicano Mitt Romney.

En abril se sabrá ya quiénes serán los aspirantes a la Casa Blanca

Aunque el proceso de primarias que se abre hoy en Iowa no acabará hasta el 14 de junio, es posible que mucho antes de esa fecha se sepa quiénes serán los candidatos de los dos partidos a la Casa Blanca. Por lo que se refiere al Partido Demócrata, lo que ocurra hoy en Iowa y el próximo lunes en New Hampshire podría ser definitivo. Si en estas dos convocatorias gana Hillary Clinton prácticamente habría desactivado a Bernie Sanders. Si por el contrario fuera el senador el que venciera, las cosas se le podrían poner muy difíciles a la exsecretaria de Estado.

En cualquier caso, el ganador será el que consiga llegar a la convención de julio con el apoyo de 2.383 delegados. Los cálculos más pesimistas dicen que a mitad del mes de abril uno de los dos habrá obtenido ya esa cifra.

Dos de doce

Por lo que se refiere a los republicanos, el ganador debe obtener el apoyo de 1.237 delegados. Y como en el caso del partido progresista, será en la convención de julio cuando esos delegados voten por su candidato. Aunque los pretendientes conservadores son doce, muchos más que los dos que en la realidad se están disputando el voto demócrata, también se calcula que en dos meses y medio o tres, es decir a mediados o finales de abril habrá ya una idea precisa. Una idea que podría empezar a dibujarse hoy mismo si en Iowa gana Donald Trump.