Trump, imparable hacia la nominación republicana tras arrasar en Nevada

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Ethan Miller | AFP

Con tres victorias consecutivas, es el gran favorito a ganar en el supermartes

25 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Donald Trump arrasó en Nevada superando todos los pronósticos y doblando en votos a sus dos únicos rivales que aún tienen posibilidades, Ted Cruz y Marco Rubio. Es su tercera victoria -de cuatro posibles- consecutiva y le ha servido para demostrar al aparato del partido su fortaleza imparable. La próxima cita es el 1 de marzo y, si como favorito en casi todos los estados que votarán el supermartes aprovecha el impulso de Nevada, podría dejar la nominación prácticamente sentenciada.

¿Quién vota a Trump?

«Los jóvenes, los viejos, los que tienen un alto nivel de educación y los que lo tienen bajo», así describía un exultante Trump a sus electores de Nevada. El megamillonario se hizo con la mayoría en todos los grupos. Él mismo se encargó de recordar que también la mayor parte de los hispanos lo prefirieron frente a Cruz y Rubio, ambos latinos. Y eso que su campaña se define por las duras propuestas antiinmigración.

¿Quién sería su vicepresidente?

Para hacerse una idea de la importancia que los medios dan a la victoria de ayer, baste ver que varios se preguntaban a quién podría elegir como candidato a vicepresidente si fuera nominado. Las hipótesis, como la propia campaña del showman, son estrafalarias. Jeb Bush y Sarah Palin, que apoyó al magnate antes del comienzo de las primarias, y la estrella de la televisión Oprah Winfrey, uno de los rostros más populares EE.UU., aparecen en las apuestas. De esta última dijo Trump en noviembre que le gustaría como compañera de candidatura: «Ganaríamos seguro».

¿Cómo lo hicieron los demás candidatos?

Mal. Carson y Kasich quedaron los últimos: no se esperaba otra cosa. Pero los resultados de Cruz (segundo) y Rubio (tercero) estuvieron muy por debajo de los esfuerzos que derrocharon. Rubio llegó a Nevada con muchas ventajas: vivió varios años en este estado de niño y en él sigue buena parte de su familia, había conseguido el apoyo de varios pesos pesados republicanos, entre ellos el gobernador, y a priori le favorecería el voto latino.

¿Favorecería a Trump un mano a mano?

Hasta el martes, los analistas pensaban que el tercio de los apoyos que ganó en cada votación era el techo de Trump. Un único oponente capaz de acaparar el resto de los sufragios lo vencería. Pero Nevada, donde se acercó al 50 %, demostró que el techo de Trump está más alto. Los analistas creen que los votos de Kasich irían a Rubio, pero no tienen nada claro qué pasaría con los de Carson y Cruz.

¿Será definitivo el supermartes?

El martes próximo, 1 de marzo, votan simultáneamente 12 estados y se reparten más de la mitad de los delegados necesarios para la nominación. Trump parte con ventaja porque las encuestas lo ven como vencedor. El único estado en el que no aparece a la cabeza es Texas, de donde es originario Cruz y, aun así, no tiene más que un punto de ventaja. Si ese día continúa la racha de victorias del multimillonario neoyorquino, ya será casi imposible pararlo. Es más, ayer ya logró los primeros apoyos de congresistas republicanos, los del representante por Nueva York Chris Collins y del californiano Duncan Hunter.

La religiosidad de los estados sureños frena a Sanders

El sábado próximo los demócratas tienen primarias en Carolina del Sur, donde Bernie Sanders llega con pocas posibilidades. La razón es que no acaba de conectar con los votantes afroamericanos, que en ese estado son mayoría. Su fe judía es una de las principales dificultades del senador en el sur del país. No es solo su religión, sin embargo, lo que aleja a Sanders de la mayoría de los pobladores del llamado cinturón bíblico, sino el hecho de que no la practica. El de Vermont reconoció que no pertenece a ninguna Iglesia organizada.

Una de las preguntas habituales en las entrevistas a los candidatos es si creen en Dios, a la que Sanders respondió afirmativamente. Pero describe a un dios muy alejado de las convenciones, sobre todo de las estadounidenses. «Creo que todos estamos conectados, que toda la vida está conectada», respondió en varias ocasiones en que le pidieron que explicara qué es Dios para él. Sus afirmaciones llevaron a algunos a calificarlo de agnóstico, aunque él ha reiterado que sí cree.

Si los defensores de las religiones organizadas no parecen muy contentos con Sanders, más enfadados tiene a los ateos, casi una quinta parte de la población, la afirmación de que «todo el mundo cree en Dios, de una u otra forma».

Si Sanders llegara a la Casa Blanca, se convertiría en el primer presidente judío de la historia de EE.UU., pero también sería uno de los pocos que no pertenecen a ninguna confesión. Antes que él solo hubo dos: Jefferson, que abandonó muy joven el catolicismo, y Lincoln, que, aunque hablaba a menudo de Dios, nunca practicó ninguna religión.