Veteranos, el arma que no suelta Trump

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Análisis del grado de pobreza de veteranos y su reparto por estados
A. L. C.

Sus últimas declaraciones han despertado el aplauso de algunos, pero también las críticas de los que dicen que los está utilizando para un discurso que no comparten

05 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Son 19.349.382, un 6 % de la población total de Estados Unidos, según los datos del Departamento de Asuntos de los Veteranos (VA). Los ex soldados (desde los que participaron en la Segunda Guerra Mundial hasta los que estuvieron en las dos guerras del Golfo, en Corea o Vietnam) han pasado a ser esta semana protagonistas de la campaña electoral hacia la Casa Blanca. Lo han hecho después de que el candidato republicano Donald Trump lanzara otra de sus bombas: «Los inmigrantes ilegales son tratados mejor que los veteranos». La frase, unida a la polémica sobre a dónde fueron a parar los seis millones de dólares (finalmente fueron solo 5,6) que dijo haber recaudado en enero para las agrupaciones de ayuda a los veteranos, ha dividido a las diferentes asociaciones de exmilitares. Sobre todo porque un 6,51 % de ellos son hispanos.

Mientras su discurso del lunes durante el Día de los Caídos dejó encandilados a los componentes de grupos como los moteros Rolling Thunder en Washington, otros como Vets versus Hate protestaron contra el republicano con grandes pancartas porque entienden que los está utilizando para defender algo con lo que no están de acuerdo. El discurso antiinmigrantes que abandera es una prueba.

Más allá de polémicas, los problemas que afectan a muchos veteranos que han luchado en los conflictos donde ha estado presente Estados Unidos son la baza que no quiere soltar Trump. Aunque a muchos les ha ido bien al regresar del frente y abandonar el Ejército, otros todavía sufren las consecuencias de haber visto de cerca la guerra. El alto índice de suicidios (durante el 2010 registraron 22 al día) o la gran cantidad de personas que sufren estrés postraumático son algunos de los asuntos que preocupan.

Un informe elaborado por Human Rights Watch (HRW) en el 2014 tras entrevistar a decenas de excombatientes o a sus allegados explica que hay nueve millones de veteranos adscritos a algún programa sanitario del Gobierno. Pero también dice que hay un millón que debe de tomar algún tipo de opiáceo para calmar el dolor producido por las secuelas de alguna herida y que cerca de la mitad de esas personas que están en los programas gubernamentales toman medicamentos de forma crónica.

Una de las patologías que más preocupa al Gobierno de EE.UU. es el síndrome de estrés postraumático (PTSD en inglés) porque afecta a un 40 % de los veteranos tratados. Pero no solo eso. Hay un elevado número que no tienen hogar -entre 100.000 y 400.000 han tenido que dormir al raso alguna vez al año- y de ellos, sobre el 70 % sufren dependencia del alcohol o las drogas.

Cuando en el 2009 el Departamento de Asuntos para los Veteranos avanzó un programa para acabar con la indigencia en este colectivo, la Coalición para los Veteranos contabilizaba unos 131.000 que no tenían un hogar. Desde entonces la cantidad ha descendido en torno a un 36 %, como indica la estadística oficial de la Administración norteamericana. 

Organizaciones de ayuda

Con todo hay muchas organizaciones de ayuda a veteranos que reclaman una mayor atención para este colectivo. Aunque la lista de beneficios que aparecen relacionados en la web del Departamento de Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos resulta amplia (desde ayudas para la vivienda, programas de integración laboral, de salud o incluso una línea para los afectados por el agente naranja), no son bastantes, como dice HRW sobre todo en campos como la prevención de las muertes por drogas.

Pero en un país con el segundo mayor Ejército del mundo después de China, los asuntos que afectan a los veteranos desatan el interés general. Hace ahora dos años, los medios de comunicación destaparon otro escándalo que luego corroboró el propio Pentágono, las largas listas de espera que afectaban a la salud de los veteranos. El VA marca una espera para ir al médico de hasta 30 días, pero entre 1.400 y 1.600 hubieron de esperar hasta un año al estar en una lista de espera fantasma. La denuncia fue grave: algunos murieron por no ser atendidos.