La gallega Carmen Valiño pensó en pedir la ciudadanía británica cuando Cameron prometió una consulta sobre el «brexit» para poder participar
25 jun 2016 . Actualizado a las 07:58 h.Las campanas de referendo empezaron a sonar a lo lejos hace ya dos años, cuando el primer ministro David Cameron prometió convocar una consulta sobre la permanencia del Reino Unido en la UE. Carmen Valiño, una coruñesa de 35 años que entonces llevaba ya ocho años en Londres, no esperó más tiempo. Pensó que era el momento de pedir la ciudadanía británica para, en caso de cumplirse la promesa, poder manifestarse sobre un asunto tan importante y con tantas consecuencias para los extranjeros que han forjado una vida en la isla. «No quería que llegase el día de la votación y me dijesen que no podía votar», explica. Llegó justo a tiempo. Y ayer, cuando metió en la urna el papel con su alternativa, notó una sensación extraña: «Votar fue muy emotivo», dice.
El derecho a manifestarse en esta consulta quedó reducido a ciudadanos británicos, a los que tienen estatus de residentes de Irlanda, Malta, Chipre y los de países de la Commonwealth. De no haber acudido a finales del año pasado a tramitar los papeles, no habría recibido el pasaporte británico a tiempo porque lo obtuvo el 8 de octubre. El proceso para obtener la ciudadanía es, a su juicio, largo, tedioso y caro. No faltó un examen con preguntas sobre la cultura británica y una prueba para mostrar sus conocimientos de inglés. «Fui a la prueba con un turco y me sentí compitiendo por la ciudadanía», reconoce. Lo que no sabe es lo que pasó con su compañero de examen.
Lo ocurrido en las elecciones el 2015 fue para ella un punto de inflexión porque lo ocurrido le dio mucho que pensar. Los sondeos de entonces no auguraban una mayoría absoluta para Cameron, pero este acabó ganando con holgura. «Me di cuenta de que mi futuro dependía de una opinión tan volátil como la de los británicos. Quise ponerle solución», cuenta a las puertas de un colegio electoral en el barrio londinense de Southwark donde ejerció su derecho.
Para ella votar «es un premio al esfuerzo de conseguir la ciudadanía», reconoce esta fotógrafa que trabaja para instituciones y en la cobertura de bodas y celebraciones. Cree que «no tendría que haberse llegado a esta situación actual».
Sociedad dividida
Pone como ejemplo la división que se ha abierto en la sociedad británica. «Esto no era así antes. Cuando llegué aquí y decía que era española había sonrisas, ahora muchos tuercen la cara». Y cuenta como hace unos días una amiga alemana que paseaba con su perro fue increpada por la calle.
A su juicio, Cameron pasó meses prometiendo reformas, amenazando con conseguir privilegios imposibles y finalmente se vio haciendo campaña para «lograr que sus amigos no pierdan el dinero de sus negocios».
Sobre qué pasará en el recuento, no sabe: «Hubo unas encuestas muy favorables al brexit, pero creo que el asesinato de la diputada Jo Cox cambió las cosas. Es una mártir.». Y añade: «Resulta triste, pero con la muerte de Cox muchos ciudadanos británicos se dieron cuenta de que nos estamos matando unos a otros por nuestra forma de pensar». A lo que no teme Valiño es al resultado de Londres, donde cree que su círculo acudió a las urnas y puso una cruz por seguir en la UE, pero la cosa en otras zonas cambia. Espera despertarse con la noticia de que el Reino Unido continúa en la Unión.