Coincide con su principal rival, Theresa May, en no pedir de inmediato la salida del Reino Unido de la UE
02 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El ministro de Justicia, Michael Gove, ha llegado a la recta final. Nadie le esperaba en ella ya que, de hecho, repetía que no estaba preparado para ser primer ministro. Sin embargo, su táctica para conseguirlo, echando de la carrera al ex alcalde de Londres Boris Johnson de malas maneras y por la espalda, podría salirle cara. Se está levantando un clamor, tanto en su partido como en la opinión pública, para que su ambición de poder no llegue a ningún lado. «Una traición a medianoche», titulaba el Daily Telegraph el ataque contra el exalcalde, uno de sus columnistas estrella. En paralelo, el veterano y respetado conservador Ken Clarke aseguraba que las «maniobras extrañas» de Gove le desacreditan para hacerse cargo del país.
Durante la presentación de su programa en Westminster, el ministro de Justicia intentó defenderse de las críticas. Se declaró admirador del antiguo alcalde de Londres, pero fue por pocos minutos, ya que acto seguido lo definió como no adecuado para ser primer ministro. Admitió no tener su carisma, pero dijo tener más ideas. Mientras, la casa de Johnson seguía pareciendo el plató donde se rueda una nueva serie sobre intrigas políticas. Allí, un periodista le preguntó antes de que fuese a coger el metro, si se sentía traicionado por su supuesto amigo. Johnson hizo como que se iba por las ramas: «No pude seguir adelante con lo que quería hacer, tendría que haber sido otra persona».
Gove hizo oídos sordos y se puso de lo más patriótico, abriendo su campaña con una ristra de ataques contra su principal rival, la ministra de Interior Theresa May. Ella se postuló para el cargo como una trabajadora nata y él le respondió que para hacer frente a los desafíos se necesitan «una cabeza fría y un corazón ardiendo por el deseo de cambio». Por el momento, May gana posiciones como favorita para la primera votación de los 329 diputados conservadores del martes. Pese a la rivalidad entre ellos, coinciden en señalar que la ruptura con la UE puede esperar. En la práctica, la quieren aparcar para 2017, cuando estén completamente listos para activar el artículo 50. Gove incluso pidió que Londres pueda negociar antes de presentar una solicitud oficial.
Fuera de la carrera sucesoria, el ministro de Economía, George Osborne, les dio un baño de realismo. Dejó claro que, como consecuencia del referendo, Reino Unido no podrá cumplir con su objetivo de conseguir el superávit del 0,4 % para el año 2020. Osborne definió el brexit como un trauma para la economía británica y metió prisa a sus colegas. «Necesitamos reducir la incertidumbre actuando lo más rápido posible».
El «brexit» desluce el centenario del Somme
Tendría que haber sido una ceremonia sin política, un homenaje solemne a quienes dejaron su vida en los combates de hace cien años, pero la sombra divisiva del referendo británico sobrevoló el lugar que albergó la batalla más sangrienta de la Primera Guerra Mundial, la carnicería del Somme, en la que perdieron la vida 1,2 millones de europeos.
Es una de las tragedias de la historia que ayudan a explicar el proyecto de la Unión Europea, explicó el presidente francés François Hollande. «Estar en la Unión Europea tiene ventajas y es lo que los británicos empiezan a comprender», en particular «quienes pudieron estar tentados por el brexit y están pensando en frenar o revertir la salida de la UE», dijo para añadir: «Pero la decisión está tomada, no puede ser postergada ni anulada. ahora hay que asumir sus consecuencias».
La declaración no enturbió las conmemoraciones, que contaron por el lado británico con la presencia del príncipe Carlos, los príncipes Enrique y Guillermo y el primer ministro dimisionario David Cameron, pero sí puso de relieve la fisura que se ha abierto en la familia europea tras la victoria del brexit. Francia, por contraposición con Alemania, que evita adoptar posiciones hirientes para los británicos, se está distinguiendo por resaltar las consecuencias que tiene la salida para que se visualicen de forma clara en la opinión pública gala.
Con este propósito, Hollande reiteró, tras mantener una entrevista con Cameron, que, una vez recibida la notificación del próximo primer ministro británico, se abrirá una fase de negociaciones no superior a los dos años de la que dijo que «cuanto más rápido vaya, mejor». Posteriormente, «se le dará un estatus al Reino Unido, que no seguirá en la UE, pero que podrá, bajo ciertas condiciones que habrá que negociar, seguir vinculado al mercado único».
En un principio, iba a ser el primer ministro, Manuel Valls, quien representase al Gobierno galo en el acto de conmemoración de la batalla, pero una vez aprobado el brexit, hace ocho días, el propio Hollande decidió que acudiría él mismo. Las conmemoraciones en el cráter de Ovillers-la-Boiselle, producto de una explosión que desató la ofensiva, fueron acompañadas por dos minutos de silencio en Londres y ceremonias en numerosas localidades británicas.