«Santos es un 'voltiarepas' que cree que somos bobos»

sandra lópez BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Timochenko enciende un puro en La Habana para ver el escrutinio.
Timochenko enciende un puro en La Habana para ver el escrutinio. STR | AFP

El presidente y Uribe tuvieron que modificar sus intervenciones ante el imprevisto resultado

04 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Colombia se despertó sin reponerse de la sorpresa que causó el triunfo del no en el plebiscito para refrendar el acuerdo de paz. Con más preguntas que respuestas, los ciudadanos de a pie iniciaron sus labores atentos a las noticias y comentando el resultado. La gran mayoría coincidía en lo inesperado del mismo. «Ni ellos mismos se lo esperaban» comentó a La Voz un ciudadano. Y si repasamos los momentos que siguieron al anuncio oficial del escrutinio, tiene razón. La oficina de prensa del expresidente Álvaro Uribe había anunciado que el líder por el no hablaría a las seis de la tarde. Al parecer, su discurso no era triunfador, por lo que rehizo su declaración y la leyó tres horas después. Juan Manuel Santos también tuvo que hacer un nuevo discurso que se caracterizó por su brevedad. Igualmente, el líder de las FARC, Timochenko, desde La Habana, se negó a hacer valoraciones inmediatas.

Santiago Moreno, taxista de 59 años, que votó sí a pesar de estar en desacuerdo con algunos puntos del acuerdo, reflexiona que «lo que sucedió fue que Santos no midió que a los colombianos no nos gusta que nos presionen. Nos pintó que si no aprobábamos el acuerdo venía la guerra, venía lo peor, que la paz se perdía y mire; ahora ya está hablando de que si hay otras soluciones».

Martha Urrea, dependienta, señala como culpable al presidente. A pesar de que no acudió a votar dice «Santos es un ‘voltiarepas’ (persona que constantemente cambia de opinión). Cree que los colombianos somos bobos. Cuando era ministro (de Defensa), las FARC eran lo peor y después, como quería ganarse el premio de la paz [se refería al Nobel], les dio todo lo que querían»

Sin embargo, Carlos Eduardo González, estudiante universitario, piensa que lo que estuvo mal fue la estrategia. «Yo voté por el sí pero más porque parara la guerra en el campo. En la ciudad, los que votamos no hemos sentido la guerra, pero los campesinos sí la viven día a día y son ellos los que necesitan que se acabe esto». Piensa que ahora «hay que esperar para ver qué sucede. Si Uribe realmente quiere la paz como dice. Si acepta unirse a Santos para negociar o aprovecha su poder para estorbar».

Yolanda Carrillo, cuyo padre fue secuestrado por las FARC, fue a votar por el sí muy temprano con su esposo y dos hijos. «Fuimos víctimas y todos en la familia estábamos de acuerdo en pasar la página. Era la oportunidad de perdonarnos y de reconciliarnos. Lástima que los colombianos no lo entendiéramos», indicó apesadumbrada.

Timochenko, dos horas en silencio, bebiendo café y fumando un puro

Los jefes de las FARC, comandados por su secretario general, Rodrigo Londoño Echeverri, «Timochenko», siguieron el escrutinio desde su cuartel general en La Habana. La esperanza del fin de la violencia refrendada por el pueblo colombiano se tornó en una sorpresa inesperada y no deseada. Timochenko siguió los resultados degustando café, fumando un puro de enormes dimensiones y en medio de un silencio que nadie quebró durante algo más de dos horas, según recoge AFP. El ambiente de fiesta que se vivía en el improvisado cuartel general de las FARC en la Habana fue cambiando a medida que se iba confirmando la victoria del no. El máximo dirigente guerrillero había preparado dos discursos. Cuando acabó el escrutinio, sacó de la pernera de su pantalón el que ponía no. «Las FARC lamentan profundamente que el poder destructivo de los que siembran odio y rencor haya influido en la opinión de la población colombiana y mantenemos la voluntad de paz y la disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro», dijo Timochenko.

La comunidad internacional insta a perseverar en la búsqueda de acuerdos

La victoria del no cogió con el pie cambiado a buena parte de la comunidad internacional. Los principales mandatarios de todo el mundo coincidían ayer en reclamar nuevos pasos para avanzar hacia la paz. El primero en tomar la iniciativa fue el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que envió a su representante especial, Jean Arnault, a La Habana para alentar la consecución de la paz en Colombia.

Por su parte el Parlamento Europeo pidió que siga «el diálogo por la paz en Colombia» y abogó por que siga vigente la suspensión de la guerrilla de las FARC de la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea, aunque la medida será revisada dentro de seis meses y puede verse alterada esa situación.

El Gobierno de EE. UU. anticipó que deberán tomarse «decisiones difíciles» en los próximos días tras el triunfo del no. En un comunicado, el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, destacó que tanto el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, como su predecesor, Álvaro Uribe, y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, «han manifestado su compromiso de lograr la paz» tras el referendo y les invitó a proseguir las conversaciones.

También el Gobierno español animó a «fortalecer los esfuerzos de paz». Por su parte, el presidente francés, François Hollande, destacó «el coraje político» de Santos y aseguró que «ahora más que nunca, Francia apoya a Colombia en el proceso de paz». El primer ministro italiano, Mateo Renzi, se declaró «triste» por el resultado obtenido «por el bello gesto de Santos».

Críticas a Venezuela y Cuba

Los buenos deseos de los países europeos y Estados Unidos, a los que también se sumó Rusia, encontraron eco en el entorno más inmediato de Cuba. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, indicó que «aunque ha ganado el no, todos aseguran desear la paz. Ojalá venza finalmente». Los dirigentes de Argentina, Mauricio Macri, y Brasil, Michel Temer, se mostraron convencidos de que Colombia «acabará encontrando finalmente el camino hacia la paz», mientras que el de Bolivia, Evo Morales, instó a perseverar en las conversaciones. En Venezuela, la canciller, Delcy Rodríguez, acusó a la «propaganda de guerra» de Uribe de la victoria del no, mientras que los antichavistas responsabilizaron a los gobiernos de Cuba y Venezuela del resultado. «Nadie quiere parecerse a ellos», aseguró Jesús Torrealba, de la Mesa por la Unidad.