Cuatro semanas de máxima tensión

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

RICK WILKING

Los candidatos intentan fidelizar a sus votantes y ya solo les resta un cara a cara, el 19 de octubre, en Las Vegas

11 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Quedan menos de 700 horas de campaña -28 días justo hasta la cita con las urnas del próximo 8 de noviembre-, pero ninguna de las dos campañas que combaten en las elecciones de Estados Unidos tiene expedito el camino hacia la Casa Blanca. Tanto Hillary Clinton como, muy especialmente, Donald Trump han competido en despropósitos y estas cuatro semanas serán decisivas para convencer a los indecisos. Las encuestas mantienen diferencias muy cortas a favor de la candidata demócrata, pero Trump recuerda que los sondeos nunca le dieron como vencedor en las primarias republicanas. Hasta que fue eliminando a todos sus adversarios uno a uno.

Los retos de Clinton

Acosada por los correos. Ni los tiros en los pies que se ha ido dando Donald Trump en la campaña han servido para reafirmar el liderazgo de la demócrata frente al peor candidato republicano posible. Primero fueron los reparos sobre su pertenencia a la élite, luego el pasado de su marido, más tarde los problemas de salud y su edad. Y en las últimas semanas, se han multiplicado las filtraciones sobre el uso ilegal del correo electrónico en su etapa como secretaria de Estado. Encabeza las encuestas con 11 puntos, pero no entusiasma a los indecisos. Tiene sus caladeros de voto en las urbes y en las dos costas. Su conservadora campaña busca no perder votos de simpatizantes. La duda es si eso bastará.

Los desafíos de Trump

Abandonado por los suyos. Las caras más ilustres del Partido Republicano le han ido dando la espalda a su candidato. El último, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, el principal cargo institucional de la formación. Los dirigentes republicanos temen un batacazo sin precedentes que arriesgue sus mayorías legislativas y son muchos los que gritan el malestar y piden un cambio de candidato imposible. Trump ha traspasado las dos líneas rojas que parecían infranqueables: ha admitido sus trucos para pagar menos impuestos -o no pagarlos- y se ha visto salpicado por el escándalo de sus comentarios machistas. Y ha sobrevivido, con Clinton a escasa distancia. Su familia se ha convertido en el principal soporte para sacarle de los apuros de la crítica. Las bases republicanas se mantienen firmes en su apoyo pese a las salidas de tono del magnate, del que muchos llegaron a dudar que quisiera incluso ganar las elecciones. Solo un 13 % de los votantes republicanos pide su renuncia tras el último escándalo. Pero el 74 % creen que no hay motivo para recusarlo. Su número 2, Mike Pence, sigue a su lado a pesar de las discrepancias entre ambos.

Las citas pendientes

Más de 400.000 personas han votado ya. En las cuatro semanas que quedan por delante para votar -aunque 400.000 personas, entre ellas Barack Obama, lo han hecho ya- se prevé una pelea más mediática que ideológica. Los dos bandos auguran una escalada de descalificaciones y pocos planes de futuro para un electorado que parece ajeno a la batalla entre la demócrata y el republicano. Queda un último hito, el tercer debate, el último cara a cara. Será el 19 de octubre en Las Vegas, la ciudad de los casinos, la ruleta y el blackjack.

Farage califica a Trump de «gorila y macho alfa»

Entre los «refuerzos» de última hora incorporados por Donald Trump a su campaña destaca la presencia del eurófobo británico Nigel Farage, expresidente del UKIP, que acudió a Saint Louis «para asesorar» al republicano en su debate con Hillary Clinton. «Trump se mueve como un gorila y es un auténtico macho alfa», dijo Farage a modo de elogio sobre el candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca.