El voto oculto hace saltar las alarmas entre los demócratas

ADRIANA REY LA VOZ EN EE.UU.

INTERNACIONAL

JIM LO SCALZO | efe

Aunque Clinton gana en las encuestas, los expertos detectan que Donald Trump se impone en los sondeos por Internet, donde los participantes no tienen que identificarse

05 nov 2016 . Actualizado a las 13:17 h.

Después de un año y medio de campaña, los candidatos apuran sus fuerzas para ganar la carrera de su vida, la que llevará a uno de ellos a gobernar Estados Unidos. A tres días de las elecciones cualquier esfuerzo es poco. Los pesos pesados demócratas se repartieron ayer en 17 eventos diferentes, lo que contrastaba con los solo seis republicanos.

Si algo tuvieron en común ambas campañas fue que todos se concentraron en estados decisivos que apuran las horas del conocido «early voting» (voto anticipado), que puede decidir los comicios. En Florida, donde la campaña demócrata ha confirmado que este tipo de sufragio sobrepasa los cinco millones de personas, superando así la participación de 4,8 millones en 2012. Sin los 29 votos electorales en disputa en el estado del sol, sería muy improbable que Trump ganase la contienda y, de momento, la media de las encuestas le coloca un punto por debajo de Clinton.

Otro de los estados que preocupa es el de Carolina del Norte tras confirmar que el voto afroamericano ha caído un 6 % comparado con el 2012: «Os necesitamos», repetía Obama ayer desde Fayetteville, en el corazón de ese disputado escenario.

Y es que las opciones reales de Clinton son menores que las de Obama hace cuatro años, si se tiene en cuenta que la demócrata sube en votos en estados que ya tenía asegurados y donde pierde apoyos podría perder el estado entero, como ocurre precisamente en Carolina del Norte.

De momento, y a pesar de que la media de sondeos apunte a una victoria de Clinton por un punto y medio, es innegable que el magnate ha ido ganando terreno en los últimos días. De hecho, históricos demócratas en Washington han cambiado su «ganaremos seguro» por un «esperemos», conscientes de que el voto oculto puede amargarles la noche del martes.

Las alarmas han saltado en las últimas horas al segregar los datos de los últimos sondeos según el origen de los mismos. Los expertos han comprobado que en las encuestas telefónicas, donde el consultado está identificado, gana Clinton. Sin embargo, en Internet, el votante es anónimo y ahí se impone Trump. «A mucha gente le da vergüenza reconocer que votaría al magnate», aseguran los analistas.

Mientras, aunque por motivos diferentes, la tensión también ha llegado al entorno de Trump, después de conocer que dos exayudantes de su asesor Chris Christie, hayan sido declarados culpables en un caso de corrupción conocido como Bridgegate.

Nueva York se blinda

El hecho de que los dos candidatos hayan elegido la ciudad de Nueva York para instalar sus «cuarteles generales» ha provocado que la Gran Manzana comience a intensificar su seguridad. Según el Servicio de Inteligencia, la amenaza es tan real como que Al Qaida estaría intentando atentar en Nueva York, Texas, o Virginia. «La ciudad se mantendrá vigilante y las medidas de seguridad ya han aumentado desde hace días», advertía el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.

Jill Stein, de los Verdes, y Gary Johnson, del Partido Libertario, los otros aspirantes

Para muchos, las opciones del próximo martes no van más allá de Hillary Clinton y Donald Trump, sin embargo, ésta ha sido una contienda donde los nombres de otros candidatos se han colado en las encuestas, motivando diversos análisis sobre la posibilidad de inclinación a una tercera opción. Sus nombre son menos conocidos y también sus políticas pero hay un innegable fortalecimiento con respecto a elecciones anteriores.

Además de demócratas y republicanos, los estadounidenses podrán elegir entre los candidatos del Partido Verde y Partido Libertario. Se llaman Jill Stein y Gary Johnson y si bien su retroceso ha sido considerable, conviene analizar cómo los apoyos recogidos por cada uno, pueden o no afectar en la contienda final.

En el caso del libertario Johnson, su papel está claro: ofrecer una alternativa a los republicanos cansados de la retórica de Trump. Al principio no le fue mal. El también exgobernador de Nuevo México llegó a cosechar una media de apoyos del 9 % que, con el paso del tiempo ha bajado a un escaso 4 % y que, traducido en votos, no parece preocupar al neoyorquino.

En las últimas semanas, las aportaciones de Johnson han estado unidas a la polémica tras haber simulado un infarto durante un programa sobre la legalización de la marihuana. Días antes, había cometido un enorme error tras preguntar qué es Aleppo, durante un debate sobre la crisis en Siria.

El caso de Jill Stein, la candidata verde, habla de esperanza por captr los votos de los demócratas descontentos con Clinton. Un buen ejemplo fue el apoyo que le brindó la actriz Susan Sarandon, porque si hay algo que caracteriza a Stein es que buena parte de su discurso bebe del presentado por Bernie Sanders. Es médico y una reconocida ecologista, pero su escasa popularidad no le han permitido recopilar más que un insignificante 3 % de apoyo.

Además de Johnson y Stein, los estadounidenses cuentan con las candidaturas independientes del exagente de la CIA, Evan McMullin, el profesor Lawrence Kotlikoff, la líder del Partido Socialismo y Liberación/Paz y Libertad, Gloria Estela La Riva, el empresario Roque La Fuente y el abogado Darrel Castle. Esos sí, todos ellos no se presentan por todos los estados del país, por lo que su papel es mucho más secundario que el de Johnson y Stein, que sí estarán en todo el mapa de Estados Unidos.