Una huella de una zapatilla pequeña, sangre, una piruleta y restos de ADN, en el piso del pederasta de Ciudad Lineal

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Destierra la tesis de la defensa y afirma que se siguió el protocolo para no contaminar escena

17 nov 2016 . Actualizado a las 21:58 h.

La fiscala del caso contra Antonio Ortiz, considerado el pederasta de Ciudad Lineal, ha exhibido a la Sala en el juicio las imágenes del reportaje fotográfico que muestran las pruebas halladas en el piso de Santa Virgilia como una huella en una baldosa que correspondería a una zapatilla pequeña de una de las víctimas y sangre de la misma en la parte superior del cubre-colchón de plástico.

En el piso de Santa Virgilia, en el distrito de Ciudad Lineal, Ortiz habría abusado de dos de las menores. Hay pruebas de que al menos sí estuvo una de ellas, la española agredida el 10 de abril del 2004.

En la sesión, el jefe de Grupo de la Unidad de Delitos Especiales y Violentos (UDEV) ha detallado que se inició la inspección del piso desde el inicio del domicilio, «baldosa a baldosa». Incluso se buscó en el desagüe del baño para encontrar pelo de la niña, ya que ésta manifestó que cuando la duchó la peinó.

Nada más entrar, en el recibidor, se halló una huella de una zapatilla pequeña, que coincidió con las que llevaba una de las menores agredidas según consta en el sumario. La misión del jefe de Grupo, encargado de la inspección ocular, era controlar todos los vestigios que se recogieran, dejándose a continuación bajo llave para mantener la cadena de custodia. Buscaron restos biológicos y químicos, así como huellas. Encontraron también un palo de una piruleta. «Recogimos vestigios en todas las habitaciones. Empleamos más de catorce horas», ha dicho. En réplica al abogado defensor, el agente ha insistido en que «lo que está claro es que los restos estaban ahí», aunque se hubiera limpiado previamente.

Según pesquisas, el acusado contrató una empresa de limpieza para borrar todo tipo de huellas. Sin embargo, la empleada del hogar de su madre confirmó en su declaración que el colchón nunca se limpió. Aquí se hallarían la mayoría de vestigios incriminatorios. En concreto, según ha explicado, la suela del calzado que llevaba una de las niñas llevaba adosada una sustancia que quedó plasmada en una de las baldosas del domicilio. Esta casa era propiedad de su madre y en esa época estaba desocupada.

También se ha mostrado una mancha de sangre, hablando de «sustancia rojiza», en un cubre-colchón y otros restos biológicos. Este plástico se remitió al laboratorio de la Comisaría de Policía Científico. En este plástico se halló también una huella de la misma menor.

Se trata de pruebas que confirmarían que al menos una de las víctimas fue agredida en este piso. Se trata de la niña agredida el 10 de abril del 2014 y que fue raptada en la calle Cidamón. Luego fue liberada en una zona próxima al Metro de Hortaleza. Esta pequeña también contó que su agresor le dio chucherías. Y efectivamente, otro de los agentes ha manifestado que se halló en el piso un palo de una piruleta. Se sospecha que Ortiz también habría agredido en este lugar a la menor raptada el 17 de junio del 2014. Esta niña manifestó que la llevó a un lugar con puertas blancas.

Normativa seguida

Asimismo, el jefe de Grupo ha explicado el protocolo que se sigue en este tipo de inspecciones oculares ante las dudas de la legalidad que sostiene la defensa de Ortiz. Según su relato, se realizó un reportaje fotográfico en primer lugar y a continuación se procedió a buscar vestigios biológicos y químicos en todas las baldosas de la casa.

Además, ha insistido en que conforme a la normativa solo puede entrar los agentes de Policía Científica, adoptando las medidas de protección necesarias para evitar que la escena de los hechos se contamine para que no se desvirtúen las pruebas que se hallen.

Durante la instrucción, el abogado defensor ha tratado de invalidar este registro, ya que defendió que no era legal que durante toda la inspección ocular el letrado de la Administración de Justicia estuviera en la puerta. «Entramos con mono, gafas y calzado. Nosotros sabemos movernos. El hecho de que se lleve guantes no significa que no se pueda contaminar. Hay que saber cómo moverse», ha dicho.

Además, una de las agentes que acudió al descampado con la menor agredida el 22 de agosto del 2014 ha detallado que la niña le comentó que Ortiz la limpió el pecho y la espalda con una botella de agua.

La agente ha destacado que esta menor describió perfectamente el camino que hizo su agresor con ella, ya que coincidía con el camino de su casa a la de sus abuelos