Argentina arranca muy dividida una campaña a vida o muerte para Macri

paula sabajanes BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

David Fernández | efe

La polarización entre él y Cristina Fernández oscurece a los demás candidatos

24 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En un mes los argentinos decidirán en las urnas los nombres de los 127 diputados y 24 senadores que renovarán parcialmente las Cámaras nacionales. La campaña electoral comenzó oficialmente esta semana, pero los principales líderes políticos del país llevan más de dos meses con los botines puestos. De la cita con el cuarto oscuro saldrá la nueva foto del mapa político del país. Las elecciones aparecen como un plebiscito a la gestión del Gobierno y como un termómetro para medir el apoyo a los partidos del arco opositor. Del desempeño que tengan el 22 de octubre depende el futuro de muchos de los «presidenciables» para 2019 y el peso específico de cada uno de ellos en el concierto nacional.

La actividad de alto voltaje comenzó ante las PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) del 13 de agosto para definir los candidatos de cada partido para las legislativas de octubre. Desdibujadas en su objetivo, fueron un ensayo para medirse con los otros partidos y dieron el pistoletazo de salida a una carrera en etapas para el infarto. La estrategia de polarización extrema que ejercitan Mauricio Macri y Cristina Fernández erosiona las tonalidades y obliga al resto de formaciones a luchar con uñas y dientes por sus espacios. Sergio Massa y Florencio Randazzo, ambos antiguos altos cargos de los Kirchner, lideran dos opciones políticas que buscan despegarse de esa etiqueta y seducir a un electorado que los castiga por su tibieza.

El presidente Macri y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, saltaron a la cancha y consiguieron remontar lo que parecía un fracaso anunciado en el epicentro político del país. Cristina Fernández obtuvo con su candidatura a senadora en ese distrito un apoyo del 34,27 por ciento, solo ocho centésimas más que el candidato oficialista por Cambiemos, el exministro de Educación Esteban Bullrich. Unos 20.324 votos que le permiten a la expresidenta adivinar un núcleo duro de apoyo incondicional y la habilitan a irritar al resto de cabezas de lista con la pretensión de liderar el peronismo y unificar la oposición.

Las encuestas mantienen en empate el duelo entre Bullrich y Fernández. El rumbo económico parece no alterar el amperímetro pero la desaparición de un joven en un operativo de la gendarmería durante un corte de carretera en la Patagonia y las novedades en la investigación por la muerte del fiscal Nisman atraviesan con sus descargas la campaña. Hace más de 50 días que el país entero busca a Santiago Maldonado. La familia y la comunidad mapuche, que defiende la propiedad de las tierras en las que se lo vio por última, señalan al Gobierno por encubrir a la fuerza de seguridad a la que responsabilizan por el hecho.

El Ejecutivo desdeña los efectos que tendrá el caso en la consulta del próximo mes mientras Elisa Carrió, principal aliada del macrismo, incendia las portadas de los medios acusando al gobierno de Cristina Fernández de «matar» en enero de 2015 al fiscal Nisman, encargado de investigar el atentado a la mutual judía AMIA en 1992. Se apoya en un peritaje de la gendarmería que desmonta de arriba abajo la teoría del suicidio.