Se impuso en las presidenciales superando al conservador Fabricio Alvarado
03 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Las encuestas volvieron a equivocarse, esta vez en Costa Rica. El progresista Carlos Alvarado se impuso en las presidenciales ticas con el 60,67 % de los votos, superando ampliamente a su rival, el conservador Fabricio Alvarado, que no superó el 40 % de los sufragios, cuando los sondeos daban un empate técnico a pocos días de la apertura de urnas.
Los indecisos decantaron la elección, votando masivamente al periodista, escritor y excantante de rock, que liderará a una de las democracias más estables de la región a partir de mayo. «Si algo nos enseñó esta campaña, es que es mucho más lo que nos une que nos separa», dijo Carlos Alvarado, candidato oficialista, tras conocer su victoria en las urnas, después de unos meses en los que el país se ha polarizado en torno a la religión.
La decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de ordenar a los países latinoamericanos dar los mismos derechos a las parejas del mismo sexo que a los heterosexuales dinamitó la campaña, lanzando la candidatura del periodista y predicador evangélico Fabricio Alvarado, quien aboga por desacatar el fallo y plantea la posibilidad de abandonar el organismo.
El religioso se hizo rápidamente con el apoyo de algunos de los sectores más conservadores de un país con una gran base tradicionalista. Su mensaje caló especialmente ante los fieles evangélicos. Fue tildado de fundamentalista al plantear erradicar las directrices modernas de educación sexual, acabar con la ideología de género, transformar el Instituto de la Mujer en una institución familiar y anular un decreto que prohíbe la discriminación por orientación sexual. Califica la homosexualidad como una desviación.
Su rival, Carlos Alvarado, defendió durante la campaña los derechos sociales e individuales y fue apoyado por un conglomerado heterogéneo de partidos y líderes. No lo tendrá fácil para gobernar. Costa Rica afronta grandes retos a corto plazo. El mayor de ellos es el déficit público, que podría superar el 7 % en el 2018 en un país donde la deuda se ha duplicado en los últimos diez años hasta superar el 49 % del PIB. A los ‘ticos’ les preocupa también el aumento de los asesinatos. El primer trimestre de este año ha sido el más violento de la historia del país con 146 homicidios. Otro foco de atención es la desigualdad en un país donde el 20 % de la población vive aún bajo el umbral de la pobreza. Y la corrupción acecha a buena parte de las instituciones del Estado.