El mundo confraterniza en torno al ideal de la paz en el centenario de la I Guerra Mundial
Macron exhorta al multilateralismo ante los cerca de 80 mandatarios reunidos en París
Cerca de 80 jefes de Estado y de Gobierno de los cinco continentes, así como los dirigentes de las principales organizaciones intergubernamentales, confraternizaron ayer en París en torno al ideal de la paz en la conmemoración del centenario del fin de la Primera Guerra Mundial. El presidente Emmanuel Macron les exhortó a la cooperación multilateral y a defender las instituciones internacionales para evitar la repetición de los errores que condujeron a los devastadores conflictos bélicos del siglo XX. «El patriotismo es justo lo contrario del nacionalismo, el nacionalismo lo traiciona», proclamó.
Francia desplegó sus mejores galas para conferir la solemnidad adecuada a la efeméride de un acontecimiento histórico en el que fue potencia vencedora. Todos los tratados de paz fueron firmados entre 1919 y 1920 en los castillos de Versalles, Saint-Germain, Trianón, Neuilly y Sèvres situados en torno a París. Pero evitó celebrar con un desfile militar la victoria de los aliados sobre los imperios alemán, austro-húngaro y otomano, y prefirió conmemorar el armisticio en el frente occidental de una contienda que causó 18,6 millones de muertos o desaparecidos.
El éxito de la convocatoria fue mayúsculo. La última vez que París había acogido a una delegación tan nutrida de mandatarios databa del 11 de enero del 2015, tras las matanzas yihadistas en Charlie Hebdo y en un supermercado judío. La mayoría de los países representados no eran todavía independientes cien años atrás, pues formaban parte de los imperios o de potencias coloniales. Donald Trump, Angela Merkel, Vladimir Putin, Benjamin Netanyahu, Recep Tayyip Erdogan, Justin Trudeau, Mohamed VI, Alberto de Mónaco o Felipe VI. La nómina de asistentes acaparó la plana mayor de mandamases del planeta, con una importante representación africana y dos hispanoamericanos, Iván Duque y Carlos Alvarado.
En este contexto llamó la atención el bajo nivel de la delegación británica, ostentada por el canciller del ducado de Lancaster. Pero, en Londres, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, homenajeó con Theresa May a los caídos británicos.
Trump y Putin acudieron por su cuenta al Arco de Triunfo por razones de seguridad, mientras sus demás colegas se trasladaron juntos en autobús y luego a pie guarecidos bajo paraguas desde el Elíseo, donde fueron recibidos por el matrimonio Macron. Tres militantes del movimiento feminista Femen fueron detenidas por forzar el dispositivo de seguridad al paso del convoy de Trump por los Campos Elíseos.
En su discurso, Macron sostuvo que «la lección de la Gran Guerra no puede ser la del rencor de un pueblo contra otros ni la del olvido del pasado». «Lo sé, los demonios antiguos resurgen, preparados para cumplir con su obra de caos y muerte», advirtió. «Nuevas ideologías manipulan las religiones y preconizan un oscurantismo contagioso. La historia amenaza a veces con retomar su curso trágico y comprometer nuestra herencia de paz, que creíamos definitivamente sellada con la sangre de nuestros antepasados», avisó para justificar un renovado juramento de las naciones a favor de la paz. «¡No olvidemos!», clamó.
«Juntos podemos conjurar esas amenazas que son el espectro del cambio climático, la pobreza, el hambre, la enfermedad, las desigualdades y la ignorancia», planteó. «Hemos empezado esta lucha y la podemos ganar. Continuemos, porque la victoria es posible», arengó tras invitar a «sumar nuestras esperanzas en lugar de oponer nuestros miedos». Macron concluyó su intervención con vivas a la paz entre los pueblos y los estados, a las naciones libres del mundo, a la amistad entre los pueblos y a Francia.
El mundo confraterniza en París en torno al ideal de la paz. Macron llama al multilateralismo a los mandatarios reunidos en el Arco de Triunfo.
Putin y Trump apenas pudieron hablar
R. M. mañueco
Pese a que ya se había decidido que los presidentes de Rusia y Estados Unidos no mantendrían una cumbre bilateral en París, ya que así lo pidió expresamente Macron para no eclipsar los actos conmemorativos, el Kremlin tenía esperanzas de que ambos líderes hubieran podido disponer de tiempo para conversar. El momento en el que Putin esperaba hablar con Trump era durante el desayuno de trabajo en el palacio del Elíseo. Según los medios rusos, el jefe del Kremlin tenía su asiento junto al de su homólogo estadounidense, pero no fue así. Putin se vio flanqueado por el presidente de la Comisión Europea y el secretario general de la ONU. Trump quedó enfrente de él, pero en un entorno que impidió cualquier contacto. En declaraciones a RT-Francia, Putin dijo estar dispuesto a tender una mano a Trump para evitar que EE. UU. abandone el Tratado de Limitación de Armas Nucleares (INF), que firmaron en 1987 Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov. Según el diario ruso Moskovski Komsomólets, «el Elíseo hizo todo lo posible para evitar que Putin y Trump se reunieran». Ambos mandatarios se dieron un afectuoso apretón de manos al comienzo de los fastos, pero tampoco allí pudieron mantener conversación alguna. Entre los dos había tres personas: Macron, su esposa y Merkel.
Merkel alerta que el populismo amenaza el proyecto europeo
F. I.
Angela Merkel advirtió ayer de que el proyecto europeo de paz, surgido tras la conclusión en 1945 de la Segunda Guerra Mundial, se ve amenazado por la escalada del nacionalismo y del populismo. La canciller alemana fue la primera dirigente europea en intervenir en el Foro sobre la Paz, una conferencia internacional auspiciada por Francia para fomentar el multilateralismo y la gobernanza mundial con ocasión del centenario del armisticio de la Gran Guerra.
A juicio de Merkel, la cooperación internacional y el equilibrio pacífico entre los intereses de los países se han visto de nuevo comprometidos. «La paz que hoy tenemos, que muchos dan por hecha, está lejos de ser una evidencia y hay que pelear por ella en una batalla de cada día», expuso antes de ilustrar las amenazas acechantes con el ejemplo de la situación en Siria y Yemen, donde se vive «la catástrofe humanitaria más horrible del mundo en este momento».
Llamó a «no dejarse llevar por los intereses nacionales» y alertó de que no se han sacado las lecciones de las guerras mundiales, como ponen de manifiesto los 222 conflictos violentos registrados el año pasado o los 65,8 millones de refugiados que hay en el mundo, más de la mitad de ellos niños. Desde su punto de vista, «ahora sería más difícil lograr los avances que se hicieron tras el horror de la guerra», como la creación de la ONU, sin la cual «el mundo sería peor», y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El secretario general de la ONU, António Guterres, alertó acerca de que «muchos elementos de hoy me parece que toman la misma dirección que a principios del siglo XX y que en los años 30, y dejan entrever un engranaje invisible» similar a la situación geopolítica que generó las dos guerras mundiales.
El evento global fue inaugurado por Emmanuel Macron, quien se preguntó si la reunión horas antes bajo el Arco de Triunfo de cerca de 80 mandatarios será el símbolo de una paz duradera o «la fotografía de un último momento de unidad antes de que el mundo se hunda en un nuevo desorden». «Y eso no depende más que de nosotros», apostilló. Abanderado del multilateralismo, destacó el racismo, el antisemitismo y el extremismo entre los factores que cuestionan el horizonte de paz.
«Más Europa que nunca»
En el foro también intervino el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ostentó junto al rey Felipe VI la primera representación de España al más alto nivel en una efeméride del armisticio de 1918. El gobernante socialista acudió a París con el mensaje de que hoy se necesita «más Europa que nunca». «Compartimos una historia, unos valores y un proyecto común. Aprendamos de los errores del pasado para construir un futuro en paz», planteó.