Robles ya tuvo que rectificar sobre la venta de armas a Arabia Saudí
INTERNACIONAL
Casi 24 horas después del anuncio de la retirada de la fragata Méndez Núñez del grupo de combate del portaviones Abraham Lincoln, el Gobierno español optó por un prudente silencio para acallar las polémicas internas que la decisión del Ministerio de Defensa puso sobre la mesa.
La nueva estrategia de discreción pretende apagar los ecos del malestar generado por la decisión española en la Casa Blanca. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación aseguran que no ha habido una «queja formal» por parte de la Administración estadounidense por la decisión del Gobierno español de retirar la fragata, según informa Europa Press. No obstante, ayer, además de una conversación entre personal de Exteriores y de la Embajada estadounidense, se produjo otra entre la embajada española en Washington y la Administración americana. En concreto, un responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores explicó a la Embajada de Estados Unidos en Madrid las circunstancias por las que el Gobierno tomó la decisión de retirar la F-104 del grupo de combate.
Una portavoz del Pentágono también declaró de forma oficial que la Casa Blanca entiende la postura de España. «Valoramos la fuerte relación militar con nuestros aliados españoles», señaló a Efe la comandante Rebecca Rebarich, portavoz del Pentágono para asuntos de Oriente Medio y Asia Central.
Pero en fuentes diplomáticas es vox populi que el malestar en Estados Unidos es evidente. Las palabras de la ministra de Defensa, Margarita Robles, el pasado martes en Bruselas fueron interpretadas como un desaire. Y en la memoria de los estadounidenses está la afrenta que supuso la negativa de Robles a seguir con la venta de misiles y bombas teledirigidas a Arabia Saudí a comienzos de año.
Esa operación había sido firmada por el Gobierno del PP antes de la moción de censura, y la ministra intentó paralizarlas porque, alegó, servirían para bombardear a la población civil en el conflicto de Yemen.
Robles tuvo que rectificar ante la amenaza de los saudíes de suspender la compra de varias fragatas. Pedro Sánchez dio la orden de virar en redondo y la transferencia de armas se completó.
Ayer, Estados Unidos hizo correr una amenaza similar. Según fuentes militares del Pentágono, Navantia tiene interés en una oferta para construir veinte buques de guerra para la flota estadounidense y este nuevo desplante de España puede dejar fuera del concurso a la empresa pública española. Habrá que ver si esta vez también rectifica Sánchez y ordena las diferencias en las posturas de su gabinete.