Cinco exguerrilleros de las Farc representaron al equipo nacional en Australia
26 ago 2019 . Actualizado a las 09:57 h.Imponentes montañas repletas de vegetación. Pequeñas comunidades rurales apartadas del mundanal ruido. Una imponente calma, solo perturbada por el poderoso rugido de ríos y arroyos. El Caguán, en el departamento colombiano de Caquetá, fue, durante décadas, uno de los epicentros del conflicto armado colombiano. Hoy es el escenario de uno de los ejemplos de reconciliación del país cafetero: el de un grupo de ex guerrilleros que cambió los fusiles por los remos y participó el pasado mayo en el Mundial de Rafting de Australia.
«Como excombatientes fue un orgullo y un honor representar a Colombia y todos sus ciudadanos. Nos ha servido para unir a mucha gente. Se está llevando un mensaje de paz, y eso es lo más importante», comenta a La Voz de Galicia Hermides Linares, antiguo guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) e integrante ahora del equipo nacional de rafting. Linares estuvo 27 años en el grupo insurgente. Pasó la mitad de ese tiempo en prisión. Dejó los fusiles, como miles de guerrilleros y milicianos, tras la firma del Acuerdo de paz de La Habana, en 2016. Se reunió junto a sus antiguos compañeros en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Miravalle. Es uno de los lugares designados para la transición a la vida civil de los excombatientes. Sus moradores decidieron emprender, creando «Caguán Expeditions», con el objetivo de fomentar el turismo rural y de aventura en la zona.
Querían introducir el rafting, pero no tenían los conocimientos necesarios. La ONU les ayudó. Contactaron con unos instructores costarricenses, que formaron al grupo durante varios meses. Así se creó el proyecto Remando para la paz. Avanzaron rápido, y fueron invitados al mundial de Australia. Se iba a celebrar en el temido Río Tully, que se ha cobrado cinco vidas desde el año 2000.
El equipo, formado por cinco exguerrilleros y tres campesinos de la comunidad, consiguió los visados y viajó 14.000 kilómetros para representar a su país. Era la primera vez que salían de Colombia. Y para muchos, la primera vez que veían el mar. Las montañas del Caquetá están muy alejadas de las costas colombianas.
«Llevamos un mensaje al mundo de que, si a nosotros nos dejan trabajar, y nos apoyan, estamos hechos para grandes cosas. Podemos sacar adelante al país entre todos», apunta Linares.
No les fue mal en la competición, en la que se batían 49 equipos de 19 países diferentes. A pesar de su inexperiencia, y de que era la primera vez que navegaban el río -otros equipos llevaban entrenando allí meses- lograron unos meritorios 14º y 16º puestos en las categorías «sprint» y «cabeza a cabeza». El equipo fue obsequiado con un premio especial como iniciativa de paz.
La vida de los ahora remeros ha cambiado por completo. «Cuando estás en armas, lo que te mantiene con vida es el secreto. En la vida como deportista es lo contrario. Te tienes que anunciar, porque quien anuncia vende», destaca Duverney Moreno, otro de los ex guerrilleros que cambiaron el fusil por los rápidos. Remando para la paz ha sido una de las buenas noticias que ha dejado el proceso de paz colombiano, muy golpeado en los últimos meses.
«La paz es como el río. Hay muchos rápidos y obstáculos que sortear, pero tenemos que continuar hasta el último momento. Esa es nuestra meta. Continuar hasta el último momento con todo este proceso», dice Moreno.
Los ex guerrilleros denuncian que el Gobierno colombiano está incumpliendo su parte del trato. Piden garantías de seguridad -más de un centenar de ex miembros de las FARC, convertidas ahora en partido político, han sido asesinados tras la firma del Pacto de La Habana- y también recursos y garantías jurídicas.
Los críticos con el proceso de paz, en cambio, señalan que parte de los ex combatientes se estarían unido a las disidencias, conformadas por unos 3.000 hombres y dedicadas principalmente al narcotráfico.
Denuncian que algunos antiguos comandantes se encuentran en paradero desconocido. Uno de ellos, alias El Paisa, abandonó precisamente Miravalle a mediados de 2018 y es buscado por las autoridades. El Congreso colombiano parece haber blindado, eso sí, los acuerdos de paz, tras rechazar unas modificaciones propuestas por el presidente Iván Duque a la justicia transicional. El Pacto de La Habana continúa generando debate, dos años y medio después de su firma, en una sociedad muy dividida.