El eurodiputado pro brexit británico considera que el líder separatista es un euroescéptico y atribuye a ello que se le haya tratado «tan mal» en la UE
15 ene 2020 . Actualizado a las 19:33 h.El polémico eurodiputado británico pro brexit Nigel Farage explica en una entrevista con Efe que siente que su misión está cumplida con la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) e ironiza sobre que su marcha coincide con la llegada de expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont.
«Es muy curioso que ahora que me voy, llegue Puigdemont», comentó entre risas en los pasillos de la Eurocámara, en su último pleno en Estrasburgo (Francia) después de más de veinte años en el escaño, pues el 31 de enero se formalizará la salida del Reino Unido de la UE y las últimas reuniones tendrán lugar en Bruselas.
«Es curioso porque una de las razones por las que a los separatistas catalanes les han tratado tan mal [en la UE] ha sido porque son euroescépticos. Si hubieran sido el partido nacionalista escocés o los laboristas, menos críticos con la UE, esto no pasaría», añadió.
El «mr. Brexit» de la Eurocámara apuntó que seguirá «con gran interés el periplo de Puigdemont» en el hemiciclo comunitario.
«Ahora tiene una plataforma estupenda, a ver cómo la aprovecha», añadió Farage, quien señaló que en su opinión «los políticos y el sistema judicial español han tratado terriblemente a los separatistas catalanes».
«Meter a gente en prisión solo por querer hacer un referendo es un error», ha añadido.
Preguntado sobre si opina que alguna vez habrá una Cataluña independiente, un catexit, Farage señaló que «el brexit ha demostrado que nunca se puede decir nunca».
El exlíder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) se mostró satisfecho por haber conseguido «aunque más tarde de lo que pensaba» que su país salga de la UE, previo voto favorable de los ciudadanos británicos en el referendo de junio del 2016.
«Solo me ha costado 20 años», ha dicho entre risas, tras recordar que cuando empezó a hablar del brexit se reían de él y a todo el mundo le parecía imposible la salida del socio británico.
Farage, locutor de éxito, llegó al Parlamento Europeo en 1999, representando a la jurisdicción del sureste de Inglaterra, y reconoce que «echará de menos» la Eurocámara porque es ya «una parte importante de su vida».
«Lo que más echaré de menos es ese edificio de ahí (el pleno de la Eurocámara), es el teatro, el drama del que he sido el protagonista todo este tiempo», presumió Farage, quien consideró que solo él ha conseguido atraer en diversas ocasiones toda la atención mediática del mundo al Parlamento Europeo.
El europarlamentario no ha renunciado a su sueldo en todos estos años como eurodiputado a pesar de su eurofobia y ha tenido incluso que hacer frente a multas por mal uso de los fondos dedicados a su equipo de asesores.
Tampoco ha dicho que no a la cuantiosa pensión que le corresponde como miembro del Parlamento Europeo, aunque sí ha renunciado a los dos años de compensaciones de transición a los que tendría derecho antes de su jubilación (alrededor de 175.000 euros).
Reconoce que en estas décadas de agitador del hemiciclo europeo se lo ha pasado «muy bien» e incluso tiene buenas palabras para la comida y el vino alsaciano que se sirve en los restaurante de Estrasburgo.
Predice que los debates en la Eurocámara serán «aburridos y tristes», pues precisamente una de las contribuciones británicas al hemiciclo comunitario para él es haber llevado el estilo ágil y rico de oratorio de Westminster a Bruselas y Estrasburgo.
Sobre el futuro de la UE sin su país, Farage tiene malos augurios y reitera su crítica a la deriva «terrible» que según él, ha tomado el proyecto europeo.
En ese sentido destacó que su peor momento estos años fue la aprobación en el 2009 del Tratado de Lisboa, que aumentó el poder de la Eurocámara y profundizó en la integración europea, lo que a ojos del euroescepticismo significa una ofensa para las soberanías nacionales, especialmente la británica.
«Los que se quedan saben que se va un gran país. Y deberían pensar por qué nos vamos. Reino Unido siempre estuvo a favor de la cooperación europea, del comercio, etc, pero no de esta UE que quiere ser una potencia militar, un imperio, con una Comisión Europea que está al mando y está compuesta por comisarios que nadie ha elegido», reflexionó.
«El brexit no es solo bueno para Reino Unido. También obligará a los demás a pensar qué Europa quieren realmente», añadió.