Pequeños avances en el inicio de las negociaciones entre el Gobierno de Maduro y la oposición en México
INTERNACIONAL
Las dos partes firman un memorando para acotar a siete áreas las conversaciones
14 ago 2021 . Actualizado a las 18:46 h.Con un «memorando de entendimiento» lo suficientemente vago como para complacer a las dos partes, y entre la incredulidad de los venezolanos, la oposición y el régimen de Nicolás Maduro iniciaron en México negociaciones sobre siete temas, entre los que se cuentan la restitución de los derechos políticos, de garantías electorales, el levantamiento de las sanciones y «la protección económica y social al pueblo venezolano».
La mediación de las negociaciones corresponde al reino de Noruega, y cuenta con Rusia, Francia y los Países Bajos como garantes, y estas fueron aplaudidas por la comunidad internacional democrática, incluyendo España, que a través de una nota del Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación, emitida este sábado, reiteró su compromiso con una «solución política negociada, dirigida por los propios venezolanos con acompañamiento internacional, que desemboque en unas elecciones creíbles, incluyentes y transparentes que contribuyan a la reinstitucionalización democrática de Venezuela».
La oposición, criticada desde su ala más radical, pidió, a través del jefe de su delegación, el exparlamentario y exalcalde Gerardo Blyde, «darle una oportunidad a este proceso (...) sin importar con cual parte te identifiques hoy, si eres civil o uniformado, sin importar cualquier diferencia».
Su contraparte, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional electa a fines del año pasado en un proceso no reconocido por la comunidad democrática internacional, no se apartó del discurso oficial del madurismo ni un milímetro: el chavismo va a México a buscar «recompensa para nuestro pueblo» en reparación al daño que, afirma, le han ocasionado las sanciones. «Con nosotros no funcionan las presiones», advirtió el portavoz oficialista.
A su vez, desde Caracas, el líder de la oposición, Juan Guaidó, señaló que nuestros objetivos son y seguirán siendo (...) un cronograma para celebrar elecciones libres y justas que incluya la elección presidencial; atender la emergencia humanitaria; reinstitucionalizar el país a través de poderes independientes, el respeto a la Constitución y garantías de todos los venezolanos», minutos después de firmarse el pacto, intentando insuflar optimismo frente al enorme escepticismo que existe en el país sudamericano sobre las negociaciones.
María Corina Machado, emblema de las voces más radicales en la oposición, señaló en la televisión colombiana, el viernes en la noche (local), que «no es válido negociar desde la condición de rehenes en la que viven todos los venezolanos (...) duele sentir que esto puede ser un episodio que el régimen utilice para lavarse la cara».
Maduro, por su parte, desapareció del ojo público el jueves, una ausencia que sin duda busca hacer el menor ruido posible de cara a las nacientes negociaciones, que estuvieron a punto de suspenderse porque Rodríguez objetó la presencia, en el grupo opositor, de Carlos Vecchio, quien ejerce como «embajador» venezolano, reconocido por el Gobierno de EE.UU. en Washington.
El desafío de Dag Nylander, un diplomático noruego que tiene en su hoja de servicios haber logrado los Acuerdos de Paz suscritos en el 2016 en Colombia (que le tomaron diez años de trabajo), es mayúsculo. Chavismo y oposición intentan una negociación por tercera vez en cuatro años, el mismo lapso en el que el régimen ha devenido en autoritarismo cerrado.
«Iniciar negociaciones es un desafío y, como facilitadores, somos muy conscientes de ello (...) Será importante para Venezuela, así como para la región, establecer una solución a largo plazo», señaló la canciller noruega, Ine Marie Eriksen Søreide.