La inflación y la guerra en Ucrania echan abajo las cuentas del Gobierno español

INTERNACIONAL

El agujero en los Presupuestos podría alcanzar los 20.000 millones de euros
01 mar 2022 . Actualizado a las 08:35 h.Sexto día de ofensiva rusa en Ucrania. El petróleo y el gas siguen subiendo en los mercados y las familias españolas vuelven a mirar de reojo los contadores de la luz y el depósito de combustible. Nadie duda ya de que la onda expansiva de la guerra en Ucrania afectará también a nuestros bolsillos. Y lo hará por partida doble, porque los precios ya se habían vuelto a disparar antes del arranque de las hostilidades, que propulsarán la inflación a cotas desconocidas en las últimas décadas. Según reveló este lunes el Instituto Nacional de Estadística (INE), la vida se ha encarecido en España un 7,4 % respecto a hace un año.
Los precios de la energía primero y su contagio después a la cesta de la compra están detrás de la escalada. No se veía una subida igual desde hace 33 años.
¿Peligra la recuperación?
Sí. El analista de OBS Business School, Carlos Balado, sostiene que por cada 10 dólares que suba el barril de petróleo brent respecto a las previsiones del Gobierno, el crecimiento de la economía española se reducirá dos décimas. Cuando el Ejecutivo de Sánchez elaboró los Presupuestos del 2022, los diseñó pensando que el barril no superaría los 60,4 euros este año, pero el lunes cerró en los 101. Eso supone que, si los precios se mantienen en ese umbral, el producto interior bruto (PIB) español perdería casi 7.000 millones de euros.
Las cuentas del 2022 han volado por los aires: «Cualquier escenario diseñado queda en papel mojado. Esta guerra puede convertir la inflación en un fenómeno estructural muy preocupante», señala el economista y decano de la facultad de Administración e Dirección de Empresas de la USC, Roberto Bande. Considera que lo prudente sería rehacer tanto las cuentas de los Presupuestos como las del Plan de Recuperación, del que todavía pende el desembolso de 60.000 millones de euros en ayudas europeas.
¿Cuál es el agujero en las cuentas públicas?
Los números no cuadran. El Gobierno planificó sus partidas de gasto pensando que creceríamos un 7 %. Si finalmente la guerra y la inflación reducen el PIB a una media del 5 %, entrecruzando las estimaciones de varios organismos, España tendría un agujero este año de unos 20.000 millones de euros, que debería financiar con más deuda —en un escenario de encarecimiento de la financiación—.
Ni siquiera los mayores ingresos que puede obtener Hacienda —la inflación eleva la base impositiva— servirán para paliar las pérdidas asociadas a una menor actividad económica. «Habría que hacer un plan de contingencia y ser mucho más pesimistas porque va a haber un problema muy gordo en los mercados financieros», asegura Bande.
¿Afectará a nuestras empresas?
Sí. El comercio global es una gran correa de transmisión. Una pequeña explotación ganadera en Galicia, por ejemplo, verá aumentar sus costes por algo tan simple como la disminución en el suministro de cereales. Rusia y Ucrania concentran el 30 % de las exportaciones globales. Menos grano en el mercado e igual demanda se traduce en precios más altos y mayores costes de explotación. Habrá quien pueda resistir y repercutir la subida en el precio de la leche que compramos en el supermercado. Quien no pueda, o tendrá que reducir plantilla o cerrar. Lo mismo ocurre con los pequeños negocios. La factura energética ya es uno de los principales costes de producción que tienen las pymes. Seguirá ganando terreno porque, aunque el gas que consume España procede principalmente de Argelia, la subida en los mercados de futuros se contagia al que procede del norte de África.
Para las empresas no es un consumo fácil de ajustar. Necesitan energía para fundir metales, mantener activas las líneas de producción de automóviles o algo tan autóctono como salir a pescar. Las empresas españolas lo tienen más difícil porque, a diferencia de las francesas o alemanas, operan con márgenes de beneficios mucho más estrechos. «Cualquier sector exportador se verá afectado, exporte o no a Rusia, porque los flujos comerciales internacionales van a caer a corto plazo», señala el economista. La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) admitió ayer estar «alarmada» por las posibles consecuencias de la guerra para la industria gallega.
Si suben los precios, ¿qué pasará con los salarios?
Al cierre del 2021, la inflación ya se había disparado un 6,5 %, mientras las subidas salariales en convenios colectivos apenas alcanzaron el 1,47 %. Una pérdida de poder adquisitivo que también podría repetirse este 2022, que arrancó con subidas medias del 2 %. De quedarse en ese umbral, un asalariado medio estaría perdiendo 102,6 euros cada mes en poder adquisitivo. A pesar de ello, Bande insta a ser muy cautelosos con las demandas sindicales: «No podemos aplicar subidas generalizadas vinculadas al IPC. Estaremos imponiendo costes muy fuertes a las empresas y limitando mucho su capacidad de crear empleo. Nos podríamos meter en una situación todavía más grave de la que estamos».
Roberto Bande, economista: «No sería descabellado ver escalar el IPC al 15 o 20 %»
No solo los asalariados viven pendientes del IPC y de la guerra en Ucrania. Los transportistas afrontan nuevos problemas. El año pasado amenazaron con dejar vacíos supermercados y tiendas a las puertas de Navidad si no se pactaban mejoras en las tarifas ofertadas por las empresas cargadoras. Una de las reclamaciones tenía que ver con compensar la inflación. Dicho acuerdo sigue pendiente de que el Ministerio de Transportes los plasme en el BOE, señalan desde la Federación Gallega de Transporte de Mercancías. Y los costes no han hecho más que aumentar. «El incremento no se ciñe al gasoil. También la urea, las ruedas , los seguros, los camiones, los gastos de personal... Solo el incremento del coste del gasoil un 35 % en los últimos doce meses tiene una repercusión directa en el coste del kilómetro de un 11,5 %», denuncian. Nadie les compensa por ello.
La gran incógnita que nadie puede resolver es qué umbral alcanzarán los precios con la guerra. «Podemos ver escalar el IPC al 15 o 20 %. No sería descabellado», apunta Bande. Descarta la hiperinflación. Por ahora, el Banco Central Europeo (BCE), mantiene el euro bajo control, a pesar de aplazar la subida de tipos.