Rusia admite por primera vez «pérdidas significativas» en sus tropas por la guerra de Ucrania

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Un hombre camina sobre un tanque ruso destrozado.
Un hombre camina sobre un tanque ruso destrozado. MARKO DJURICA | REUTERS

El Kremlin no actualiza la cifra de bajas desde el día 25 de marzo y Kiev tampoco aporta datos sobre el fallecimiento de soldados ucranianos

08 abr 2022 . Actualizado a las 08:44 h.

Por primera vez desde la embestida rusa sobre Ucrania, el pasado 24 de febrero, el Kremlin comete (aparentemente) un desliz, y elude durante segundos el triunfalismo para asumir sin ambigüedad que está pagando una elevada factura en vidas humanas con su «operación especial», que es como Rusia le llama a la invasión de Ucrania. Y lo hace sin apenas titubear, en una entrevista a un medio occidental, y por boca de uno de los hombres más cercanos a Vladímir Putin, su portavoz oficial. Dmitry Peskov admitía este jueves por la tarde «pérdidas significativas» de tropas rusas; muertes que son una «enorme tragedia para nosotros».

Un puñado de palabras (con un trasfondo notable), encadenadas en una misma frase, en inglés y en una conversación en directo con el periodista Mark Austin, de la cadena británica Skynews, que le había cuestionado por la cifra de bajas rusas. No la dio, pero tampoco dudó en deslizar que son muchas en ese arranque de la respuesta.

La realidad es que ni Moscú ni Kiev las actualizan desde hace tiempo. Según Ucrania, Rusia habría sufrido la pérdida de 18.000 de sus soldados, algo que el Kremlin rebaja a 1.351. Esos dígitos (junto con los de 3.825 heridos) no se mueven oficialmente desde el pasado 25 de marzo. La OTAN y otros organismos internacionales multiplican al menos por diez la cifra de efectivos rusos que han perdido la vida en sus combates contra la resistencia ucraniana. El canciller alemán Olaf Scholz, la situaba recientemente en «al menos» 10.000.

Peskov añadía que en esta intervención que el movimiento de retirada de Kiev y Chernigov, consumado ya según distintas fuentes, era una suerte de «acto de buena voluntad» acordado en las distintas conversaciones para un alto el fuego que vienen manteniendo delegaciones de Ucrania y Rusia. Nada nuevo en el mensaje. Como tampoco esto: «Negamos que el ejército ruso pueda tener algo que ver con estas atrocidades y que se hayan mostrado cadáveres en las calles de Bucha». En esa línea, Rusia niega responsabilidad en la masacre y continúa calificando de «montaje» lo sucedido en la pequeña población de la región de Kiev. El portavoz de Putin, de hecho, mantuvo que «vivimos en días de falsificaciones y mentiras».

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, fue quien comenzó a apuntalar ese mensaje del montaje, apenas horas después de que estallase una reacción de condena internacional que aún persiste. Este jueves se mostraba procaz también para referirse a otro frente, el diplomático. Considera que Kiev en el fondo no quiere negociar y adopta iniciativas tendentes a hacer que las conversaciones fracasen. «Se observa una desviación en las disposiciones más importantes fijadas en la reunión de Estambul» del pasado 29 de marzo, declaraba en las últimas horas Lavrov, en referencia a un nuevo anteproyecto presentado por Ucrania el miércoles. Según sus palabras, «el borrador ya no contiene la cláusula estableciendo que las garantías de seguridad no se aplicarán a Crimea y Sebastopol. Modificaron también la disposición sobre la prohibición de maniobras militares sin previa autorización» de los países garantes.

En un vídeo publicado en la página web del Ministerio de Exteriores ruso, Lavrov sostiene que, al proponer una nueva versión del acuerdo con Rusia, Kiev «mostró su incapacidad para negociar, así como su intención de retrasar y socavar el curso de las negociaciones. Vemos que el régimen de Kiev está controlado por Washington y sus aliados, que empujan al presidente Zelenski a seguir adelante con los combates».