Johnson no dimitirá pese a que el informe del Partygate lo culpa del caso y le exige responsabilidades
INTERNACIONAL
El primer ministro volvió a pedir disculpas ante el Parlamento y declaró que siente «abrumadoramente» que debe continuar
25 may 2022 . Actualizado a las 21:31 h.«Abrumadoramente siento es que mi responsabilidad continuar con mi trabajo». Con estas palabras Boris Johnson descartó este miércoles cualquier posibilidad de renuncia como primer ministro del Reino Unido, pese al explosivo contenido del informe definitivo del Partygate que elaboró la subsecretaria de la Oficina del Gabinete, Sue Gray, y que acusa a «los más altos niveles» del Gobierno de orquestar las fiestas ilegales celebradas en Downing Street durante los confinamientos y les pide asumir «la responsabilidad» de lo ocurrido.
Nada más recibir el documento, Johnson acudió al Parlamento y, tras disculparse por enésima vez, ofreció nuevas explicaciones que más parecieron un intento de trasladar la culpa a sus subalternos. «Cuando dije que las reglas se cumplieron lo dije con sinceridad, porque así ocurrió al menos el tiempo que asistí. Sus señorías podrán observar que mi breve presencia no fue hallada ilegal en el informe», dijo, dejando entrever que los funcionarios que continuaron festejando cuando él se retiró fueron quienes no mantuvieron la distancia social, bebieron en exceso, bailaron, cantaron karaoke o faltaron al respeto al personal de limpieza y de seguridad de Downing Street, como denuncia el informe.
El premier, además, justificó la necesidad de las reuniones para despedir a asesores que dejaron sus puestos en los confinamientos. «Acudí brevemente a esas reuniones para agradecerles su trabajo, que creo que es uno de los deberes de todo líder y es particularmente importante [en situaciones como la pandemia] para hacer sentir a la gente que su contribución es valiosa y para mantener la moral alta», agregó, entre risas de los laboristas.
Con la publicación del documento, de 37 páginas, también salieron a la luz nuevas fotos de Johnson bebiendo con colaboradores en la sede del Gobierno. Figuran también correos electrónicos y wasaps donde algunos involucrados se muestran conscientes de que lo que han hecho es ilegal y de que, de trascender, puede derivar en un escándalo, como de hecho ocurrió.
Tras calificar de «monumento a la soberbia y a la arrogancia» el informe, por cuanto revela que el Gobierno «creía que las leyes solo se aplicaban para el resto», el líder laborista, Keir Starmer, exigió la cabeza de Johnson y lo retó. «Yo no he roto la ley, pero, si la policía dice lo contrario, haré lo que es decente: renunciaré», aseguró, al referirse a la investigación contra él de la policía de la localidad inglesa de Durham, por supuestamente haber violado las restricciones sociales al participar en una cena tras un evento de campaña el año pasado.
Pero las demandas de dimisión no solo vinieron desde la bancada opositora. El presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de los Comunes, Tobias Ellwood, no solo volvió a pedir la renuncia de Johnson, sino que solicitó a sus colegas tories que se pregunten si podrían ganar las próximas generales con el actual líder, que «ha perdido la confianza del pueblo».
El acalorado debate forzó al presidente de la Cámara, Lindsay Hoyle, a interrumpir varias veces la sesión para intentar poner orden.