Un seísmo deja más de mil muertos en Afganistán y agrava la crisis humanitaria

Mikel Ayestaran JERUSALÉN / COLPISA

INTERNACIONAL

Unos hombres buscan supervivientes entre los escombros en la ciudad de Gayan en la provincia de Paktia.
Unos hombres buscan supervivientes entre los escombros en la ciudad de Gayan en la provincia de Paktia. STRINGER | Efe

Los talibanes piden ayuda internacional mientras buscan supervivientes del terremoto que azotó Paktika

22 jun 2022 . Actualizado a las 05:10 h.

Afganistán va de castigo en castigo. Los afganos despertaron este miércoles con la noticia de un devastador terremoto registrado en la noche del martes en el sureste del país que había dejado al menos 90 muertos. Para cuando se acostaron, la cifra ya superaba el millar. El último castigo que sufre el emirato llegó en forma de un terremoto de magnitud 5,9 en la escala de Richter que por el momento deja al menos 1.030 fallecidos, más de 1.500 heridos y miles de casas destruidas. No obstante, las autoridades explicaban ya por la noche que todas estas cifras son aproximadas. Entre los ingresados en los hospitales, cientos se encontraban en estado crítico y los equipos de rescate todavía debían inspeccionar lugares de difícil acceso y remover miles de toneladas de escombros, por lo que no descartaban que la cifra de víctimas aumente con el paso de las horas.

La tierra tembló en la provincia de Paktika, al sureste del país y en plena frontera con Pakistán. El epicentro se situó a unos 50 kilómetros al sur de la ciudad de Jost, según el Departamento Meteorológico situado en Islamabad, donde también se pudo apreciar el seísmo. La tremenda sacudida telúrica hizo que en las zonas montañosas laderas enteras se desplomaran sobre los valles. Las casas que no se vinieron abajo fueron sepultadas por las avalanchas.

Los talibanes reunieron al gabinete de emergencia y pidieron «ayuda a la comunidad internacional y organizaciones humanitarias en un momento tan duro para el país». Desde el Ministerio de Estado para la Gestión de Desastres anunciaron ayudas de 100.000 afganis (1.000 euros al cambio) para las familias de los fallecidos y 50.000 afganis (500 euros) para los heridos. El Ministerio de Defensa envió cinco helicópteros para facilitar las evacuaciones médicas.

El líder supremo del emirato, el mulá Hebatulá Ajundzada, confirmó que «es posible que el número de muertos aumente aún más». Ajundzada trasladó las «más sinceras condolencias a las familias y a los seres queridos de todas las víctimas». Aparte del propio desastre natural, los afganos se enfrentan ahora a una gravísima escasez de recursos médicos y del dinero necesario para adquirirlos. Muchos negocios con el extranjero se terminaron con el regreso de los talibanes al poder hace casi un año, que supuso además el bloqueo de activos afganos en el exterior, prestamos, subvenciones y otros envíos de dinero.

Desde el Ministerio de Exteriores de Kabul apuntaron que, pese a «las sanciones internacionales y el congelamiento de gran parte de las ayudas, el Gobierno está poniendo sobre el terreno todos los medios de los que dispone». En las imágenes difundidas por los medios locales se ve a vecinos y equipos de rescate sacando cuerpos entre los escombros con la ayuda de picos y palas, sin apenas medios apropiados, cuando en este tipo de catástrofes la rapidez de respuesta es clave para salvar vidas. Se trata de zonas agrícolas muy humildes, donde las construcciones son básicas y no han resistido un temblor que sorprendió a los vecinos cuando dormían. La lluvia y el viento complicaron estas tareas rudimentarias de rescate y la llegada de ayuda de Kabul, ya que los aviones tuvieron que quedarse en tierra. 

Una zona de desastres

El terremoto llega a falta de dos meses para el primer aniversario de la vuelta al Gobierno de los talibanes. Los islamistas no dudaron en solicitar el apoyo de una comunidad internacional que ha congelado gran parte de las ayudas en estos meses debido a la falta de confianza en el actual régimen y al trato que reciben las mujeres.

Ningún país reconoce de momento de manera oficial a un emirato donde las necesidades de los civiles no han parado de crecer desde el cambio de régimen del pasado verano. Samantha Mort, portavoz de Unicef, alertó en una entrevista concedida a Al Yazira que «la situación empeora cada hora que pasa».

La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) indicó en su primer informe de situación que los distritos afectados son los de Barmal, Ziruk, Nika y Giyan, en Paktika, y el de Spera, en Jost.

En Giyan «cerca de 1.800 casas han quedado destruidas o han sufrido daños, lo que representa el 70 de las viviendas en el distrito». Este grado tan elevado de destrucción es el motivo por el que se teme que la cifra de fallecidos vaya creciendo conforme avancen las labores de rescate.

Un comunicado de OCHA precisó que «los actores humanitarios están también dando asistencia de emergencia, con el despliegue de catorce equipos sanitarios médicos por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organization for Health Promotion and Management (OHPM) y CARE en la provincia de Paktika». El Comité Internacional de Cruz Roja y la Media Luna Roja Afgana también se movilizaron y en las primeras 24 horas han logrado enviar «tres equipos sanitarios móviles a Paktika para abordar las necesidades inmediatas y están movilizando suministros médicos adicionales para su despliegue desde Kabul».

El problema de todos estos organismos es que no tienen equipos especializados en rescate y por ello desde la ONU dirigieron sus miradas a Turquía, un país con experiencia en terremotos y que cuenta con este tipo de material. «Se lo hemos trasladado a la Embajada turca en Kabul y esperan una solicitud formal, pero solo la puede hacer el Gobierno de facto», precisó Ramiz Alakbarov, el número dos de la misión de la ONU en Afganistán. La vecina China mostró su disposición a enviar equipos a las zonas más afectadas. Por si la pobreza extrema, la sequía, la hambruna y el empeoramiento de la situación política, económica y de seguridad no fueran suficientes, los afganos hacen frente a los seísmos con frecuencia, ya que el país se sitúa en una zona tectónica muy activa. 

Los islamistas están a punto de cumplir un año en el poder desde que reconquistaron Kabul y no hay mes en el que no tengan que hacer frente a un desastre natural, aunque esta vez se trata del mayor terremoto de los últimos años. Según los datos ofrecidos por las Naciones Unidas, en la última década los temblores de tierra han matado al menos a 7.000 afganos.

Movilización de la UE y Estados Unidos

La UE y Estados Unidos anunciaron este miércoles que ofrecerán su ayuda a Afganistán, sobre todo con el envío de asistencia humanitaria y médica que facilite la atención clínica a los heridos y comida y refugio a los damnificados que han perdido sus casas. «La Unión Europea es solidaria con el pueblo afgano y proveerá de asistencia a aquellos que la necesiten», aseguraron el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, y el comisario de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic.

Ambos destacaron que el terremoto se produce en un momento especialmente crítico para Afganistán, con decenas de miles de desplazados y una grave crisis alimentaria.