La escasa distancia que dan las encuestas a Lula sobre Bolsonaro anticipa un resultado ajustado y el temor a que el ultraderechista ponga en duda el triunfo del izquierdista
30 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Brasil celebra este domingo las elecciones más polarizadas y determinantes de su historia reciente. Dos modelos antagónicos se enfrentan en las urnas de un país que ha vivido la campaña electoral más bronca que se recuerda. La división quedó patente en el último debate celebrado la noche del viernes entre el presidente ultraderechista, Jair Bolsonaro, y el exmandatario izquierdista Lula da Silva.
Ambos se acusaron constantemente de mentir durante las dos horas y media que duró una cita en la que también fueron frecuentes las descalificaciones. «Usted mintió 6.498 veces durante su mandato y conseguimos sesenta derechos de respuesta en los medios en la campaña electoral», le dijo Lula a su rival.
El candidato progresista lidera todas las encuestas de intención de voto, con alrededor de 4,6 puntos de ventaja media con respecto a Bolsonaro en el acumulado de encuestas. La diferencia, además de corta, no es definitiva. Los sondeos subestimaron considerablemente a Bolsonaro en la primera y la segunda vuelta en las presidenciales del 2018 y algunos de los más reputados le dieron hasta diez puntos menos de intención de voto al líder ultraderechista en la primera vuelta celebrada el pasado 2 de octubre. Cinco puntos separaron entonces ambos candidatos. Lula ganó con un 48 % de los votos y Bolsonaro obtuvo un 43 %.
El líder ultraderechista sabe que mantiene algunas posibilidades de victoria. «El sistema está contra mí, las grandes cadenas de televisión, el Tribunal Supremo Federal que le concedió todas las quejas a usted e inclusive va a investigarme a mí», señaló al izquierdista, después de que los jueces fallasen en varias ocasiones a favor de Lula en temas referentes a la campaña.
Los ataques personales marcaron un debate en el que, de nuevo, ambos candidatos hablaron poco de sus programas y propuestas. Brasil es un país donde 33 millones de personas tienen inseguridad alimentaria grave, según un estudio publicado en junio, pero la campaña electoral, plagada de noticias falsas esparcidas en redes sociales, ha estado marcada por otros temas.
El voto electrónico, en duda
El principal es las dudas que el presidente ha levantado contra el sistema electrónico de votación que se utiliza en Brasil. Bolsonaro lleva meses sugiriendo, sin pruebas, que le van a hacer un fraude mediante las máquinas de votación, llegando a advertir que está dispuesto a «ir a la guerra» y pidiendo a sus seguidores que se mantengan en los centros de votación hoy tras el cierre de urnas.
No es descartable que la tensión escale en los próximos días si el recuento es ajustado y la elección se decide por pocos votos. Parte de los seguidores del líder ultraderechista están totalmente convencidos de que si Bolsonaro no gana es porque le han robado las elecciones.
Los temas de índole religioso han marcado también los últimos días de campaña. En redes sociales se ha difuminado el mensaje de que Lula va a cerrar iglesias evangélicas si es elegido, algo que el candidato progresista ha tenido que desmentir en cada debate.
La campaña de Bolsonaro recibió un golpe hace unos días, cuando uno de sus aliados, el exdiputado Roberto Jefferson, se atrincheró en su domicilio cuando iba a ser detenido por la policía, llegando a disparar más de 20 tiros contra los agentes. El presidente ha intentado desligarse del exparlamentario, con escaso éxito.
Lula ganó pronto el apoyo en la segunda vuelta de los candidatos que quedaron tercero y cuarto en la primera vuelta, la centroderechista Simone Tebet (4 % del voto), y el centroizquierdista Ciro Gomes (3 %) pero no está claro que esas adhesiones supongan un traspaso definitivo de esos sufragios al candidato progresista en un país que afronta días clave.