Maduro indigna en Venezuela al «regalarse» como superhéroe en Navidad en las cajas de alimentos
INTERNACIONAL
El Gobierno destina a los niños juguetes que aluden al presidente venezolano y a su mujer, Cilia Flores
27 dic 2022 . Actualizado a las 09:04 h.Donde no hay pan, que al menos haya circo. Tal parece la decisión del régimen venezolano, que esta Navidad, acompañando a las llamadas cajas CLAP, que surten de alimentos a casi el 90 % de la población, ha entregado como juguete las figuras de Superbigote y Cilita, en clara alusión a la pareja presidencial, Nicolás Maduro y la bautizada por el régimen como «primera combatiente», Cilia Flores.
No se pudo elegir peor lugar para presentar la entrega de Superbigote y Cilita. Las Tejerías, afectada por un derrubio en octubre en el que perecieron 54 personas, fue el lugar seleccionado para la transmisión televisiva en la que la vicepresidenta Delcy Rodríguez, afirmó: «Los niños de verdad están muy complacidos (...) hemos entregado más de 12 millones [de juguetes] a nivel nacional». No se sabe cuántos de ellos representan a la pareja presidencial, porque también se entregaron otros.
Superbigote surgió en el 2019 como una serie de dibujos animados cuyos capítulos pueden encontrarse en Youtube, y que transmite la televisión estatal como parte de su parrilla publicitaria. Los enemigos de Superbigote son Donald Trump, Juan Guaidó, Antonio Ledezma o Henrique Capriles, entre otros, caracterizados como vampiros (Ledezma) o un adolescente lleno de espinillas (Guaidó), o Robin, el compañero de Batman (los portavoces del régimen, incluyendo a Maduro, frecuentemente «acusan» a Capriles de ser homosexual).
En contraste con la apariencia de Maduro, Superbigote tiene un físico atlético, y su argumento se centra en la exculpación. Guaidó y compañía son culpables de los apagones o la inflación, e invariablemente son derrotados por el mandatario. Pero Superbigote no hace milagros; más del 80 % de los venezolanos siguen culpando a Maduro de las múltiples carencias del país.
Según estimaciones de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2022, realizada por la Universidad Católica Andrés Bello, las llamadas cajas CLAP, que contienen harinas, pastas y eventualmente algunas proteínas, llegan a casi el 90 % de los hogares venezolanos, aunque solo en el 35% de estos el alcance es mensual.
Frecuentemente criticadas por la mala calidad de los productos, sirvieron, sin embargo, para paliar las necesidades en un país en el que casi un tercio de la población llegó a presentar problemas de nutrición hasta hace tres años, según la agencia de la ONU para la alimentación (FAO).
«Las prioridades del Gobierno están invertidas; regalan juguetes ideologizantes a los niños, pero les niegan el derecho a una educación de calidad, a tener un sistema de salud digno», señaló la sindicalista Belkis Bolívar, de la Federación Venezolana de Maestros, gremio que ha pasado el año protestando por sueldos dignos.
Las redes sociales también ardieron: «Egolatría, jalabolería [peloteo] y mediocridad», escribió el periodista Gustavo Azócar. «Tuvieron el superpoder de acabar con Venezuela», o «el adoctrinamiento más vulgar y cínico de los últimos tiempos», escribieron otros en Twitter.