Imi N'Tala, el pueblo del Atlas que el terremoto y la montaña han borrado del mapa

Mikel Ayestaran IMI N'TALA / COLPISA

INTERNACIONAL

Imi N'Tala , un pueblo marroquí reducido a escombros.
Imi N'Tala , un pueblo marroquí reducido a escombros. EMILIE MADI | REUTERS

La aldea de 378 habitantes y 67 casas, situada en la provincia de más dañada por el fuerte seísmo, que ya no existe

13 sep 2023 . Actualizado a las 23:24 h.

Las pistas de montaña del Atlas se han convertido en autopistas al dolor. Muy poco a poco se van retirando las piedras caídas de los montes, se reabren caminos y camiones, furgonetas, ambulancias, motos y coches de voluntarios y periodistas colapsan las rutas. Los caminos se elevan hacia el cielo, pero lo que se percibe según se avanza y se atraviesan aldea tras aldea es el infierno. Una de las pistas principales de la provincia de Al Hauz, la más dañada por el terremoto del viernes, muere en Imi N'Tala, una aldea de 378 habitantes y 67 casas que ya no existe. Estaba en pleno Atlas marroquí, a 70 kilómetros al sur de Marrakech.

El sentido de la muerte es literal, aquí ya han rescatado 84 cadáveres de entre los escombros y la única manera de avanzar es a pie porque después del terremoto un enorme alud de piedras borró la aldea del mapa y una enorme roca ha cerrado el camino. Todas las aldeas a partir de este punto están aisladas. Un equipo de rescate de Catar lidera las labores de búsqueda de cuerpos. Nadie tiene esperanza de encontrar supervivientes, pero quieren enterrar a sus seres queridos. La ayuda ha llegado tarde y aquí nadie quiere tiendas o ropa de abrigo, «lo que suplicamos es que nos alejen de la montaña, que nos lleven a un lugar seguro lo más lejos posible.

«En cualquier momento puede haber una réplica y otro alud de piedras nos va a aplastar a todos, tenemos que irnos de aquí lo antes posible», es la petición de Samira Ait Ougadir. Samira habla en mitad del mar de cascotes, barro y polvo. Las pocas pertenencias que ha podido salvar las ha metido en maletas y confía en que alguno de los equipos extranjeros le lleve a algún campamento a las faldas del Atlas. Todos han perdido seres queridos, todos comparten el mensaje de Samira y sueñan con la evacuación porque «aquí no hay seguridad, lo hemos perdido todo y no es posible rehacer aquí nuestras vidas, imposible», explica Rabiah, quien ha perdido a ocho miembros de su familia. Miradas perdidas, lágrimas en los ojos, gritos de dolor, maldiciones con el puño en alto dirigidas a la montaña. Una gran roca sigue controlando amenazante la vida de los supervivientes desde lo más alto.

Precaución ante nuevas réplicas

Según Naciones Unidas, unas 300.000 personas se vieron afectadas por el terremoto en seis provincias de Marruecos. Las autoridades han pedido precaución en los próximos días ante el temor a nuevas réplicas como la que se produjo el domingo, de una magnitud de 4,2 grados en la escala de Richter.

La respuesta lenta y descoordinada de las autoridades ha sido muy criticada y han tenido que pasar más de 72 horas para empezar a ver grupos de rescate en las zonas más afectadas. Tras cuatro días de silencio y cuando la cifra de fallecidos se acerca a los 3.000, Mohamed VI de Marruecos visitó en el Centro Hospitalario Universitario Mohamed VI de Marrakech. La figura del monarca también ha sido criticada por las víctimas, sobre todo durante las primeras jornadas, cuando estaban totalmente solas ante la desgracia.

En lugares como Imi N'tala no esperan la visita del rey. Han esperado cuatro días a que se abriera la carretera y llegara algo de ayuda. Ibrahim se juega la vida para descender entre los escombros hasta el lugar donde estaba su casa y donde han quedado sepultadas sus vacas. «No me queda nada, lo único que tengo es la ayuda que han traído, me quiero ir de aquí, como todos. No tiene sentido seguir en esta aldea», explica Ibrahim. La imagen del antes y después del terremoto se ha hecho viral en las redes sociales. Superadas las primeras 72 horas, los expertos consideran que hay pocas posibilidades de encontrar gente con vida. El trabajo de rescatistas y perros consiste en localizar y sacar un cadáver tras otro. En estas aldeas del Atlas, el terremoto ha dejado muertos bajo tierra y muertos en vida.