Arrancan los mayores comicios del mundo en la India con Modi en cabeza

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Varias mujeres esperan para depositar su voto, el viernes en Manipur, India.
Varias mujeres esperan para depositar su voto, el viernes en Manipur, India. Stringer | REUTERS

El «mesías» y «hechicero» aspira a su tercer mandato

19 abr 2024 . Actualizado a las 21:29 h.

La mayor cita electoral del planeta arrancó este viernes en la India. Más de cien distritos electorales abrieron sus urnas a las ocho de la mañana locales, para que casi mil millones de votantes —el 10 % de la población mundial— las llenasen de papeletas. Era la primera de siete fases, que se alargarán durante 44 días hasta el 1 de junio en lo que algunos analistas definen como los comicios más predecibles en décadas.

«Modi, Modi, Modi», se escucha por todo el país. Ecos de multitudes de todos los rincones que aclaman a una sola persona: Narendra Modi, de cejas pobladas, nariz grande y barba perfectamente recortada, lleva diez años en el cargo de primer ministro. «Lanza un hechizo mesiánico sobre sus votantes», comenta Dwaipayan Bhattacharyya, profesor universitario de Ciencias Políticas en Nueva Deli, a The Guardian.

Tanto él, Modi, como su partido, Bharatiya Janata (BJP), han dejado una indudable huella en la India. Para algunos es el ascenso del Estado hasta convertirse en la economía de más rápido crecimiento en el mundo, cortejada por líderes occidentales y corporaciones multinacionales. Para otros, en cambio, la marca de Modi es el retroceso democrático y el creciente autoritarismo; el capitalismo de amigotes y un abismo cada vez mayor entre ricos y pobres.

Agresiones y problemas

La jornada se cerró con un 60 % de participación, siete puntos por debajo de las últimas elecciones —en el 2019—, que consiguieron un 67 %. Estuvo marcada, en algunos distritos, por problemas informáticos y críticas al proceso de votación, lo que llevó a cerrar hasta cinco colegios electorales. En otros lugares, como el distrito de Kangpokpi, nadie acudió a votar, en protesta por la precariedad en el país, y en la zona de Manipur los comicios se han retrasado hasta el 26 de abril por disparos y agresiones.

Pero la mayoría no podía esperar a votar a su mesías. «Cada voto cuenta y cada voz importa», dijo a primera hora un Modi más fuerte que nunca, con una ferviente agenda nacionalista que hace hincapié en devolver a la India la antigua grandeza de la civilización hindú.

Sin embargo, los más críticos aseveran que el Gobierno del BJP ha perseguido y encarcelado sistemáticamente a opositores, y ha socavado la independencia de instituciones clave como la comisión electoral —que supervisa los comicios— y el poder Judicial, acusaciones que el Ejecutivo niega. Modi también está acusado de intentar reprimir a los medios contrarios a él y, de hecho, la India ha caído más de 20 puestos en el World Press Freedom Index (WPFI, una clasificación de países según su libertad de prensa) desde que llegó al poder.

Un «partido amañado»

Rahul Gandhi, un antiguo líder del Partido del Congreso (nacionalista) que perdió las dos últimas elecciones ante Modi, calificó estos comicios como un «partido amañado» y describió la lucha contra el BJP como una lucha por «la democracia y la Constitución de la India».