EE.UU. busca la paz en el Líbano a la vez que ultima una venta de armas a Israel

La Voz M. P. MADRID / LA VOZ

INTERNACIONAL

Manifestación en Jerusalén para exigir el fin de la guerra y la dimisión de Netanyahu.
Manifestación en Jerusalén para exigir el fin de la guerra y la dimisión de Netanyahu. Ronen Zvulun | REUTERS

Los demócratas allanan la negociación para entregar munición y 50 cazas F-15 al Estado hebreo por valor de 16.740 millones de euros

18 jun 2024 . Actualizado a las 21:11 h.

Estados Unidos negocia una de las mayores ventas de armas a Israel mientras su enviado especial Amos Hochstein intenta evitar que la guerra se extienda al Líbano. La Administración Biden ha allanado esta semana el camino para la entrega de un arsenal valorado en más de 16.740 millones de euros a las Fuerzas de Defensa de Israel, en el que se incluyen cincuenta cazas F-15, el avión de combate que ha sido utilizado como la columna vertebral de los bombardeos devastadores sobre Gaza.

La vía libre a este paquete se produjo después de que los dos principales delegados demócratas de Exteriores en la Cámara de Representantes, Gregory W. Meeks, y el Senado, Ben Cardin, aceptasen la operación tras varias semanas de dudas. Su autorización se suma a la de los republicanos en el Congreso, que será ahora el que apruebe definitivamente la transacción. No obstante, la entrega del colosal arsenal no será inmediata. Irá por partes, repartida en varios años. El Gobierno israelí pagará la factura, paradójicamente, con una parte de los fondos de ayuda que EE.UU. le transfiere anualmente como socio aliado en Oriente Medio.

Meeks, favorable a la solución de los dos Estados en la crisis de Gaza, se había negado a la transferencia hasta conocer que uso tendrá el armamento en el futuro, conmocionado por cómo los ataques aéreos han matado a más de 37.000 palestinos en la Franja. Al final, tanto él como el senador Cardin han cedido a la presión de la Administración Biden, los grupos proisraelíes estadounidenses y la insistencia del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, que recientemente viajó a Washington para acelerar la venta. No obstante, se da por hecho de que la aprobación todavía pasará por momentos ásperos ante las reticencias de los congresistas demócratas más jóvenes, muy críticos con la operación militar en Gaza, y en especial Rafah, y los obstáculos a la entrada de ayuda humanitaria.

La reacción de Irán

Los republicanos del Congreso apoyaron desde el comienzo este paquete y advirtieron a Biden que cualquier demora sería entendida como un «embargo» de Washington. El paquete incluirá no solo los F-15, sino abundante munición de vanguardia y misiles aire-aire.

La paradoja estadounidense radica en el empeño de la Casa Blanca por mantener el flujo de armamento a Israel, al tiempo que intenta contener el ímpetu bélico de su Gobierno. Al presidente Biden le preocupa especialmente una hipotética extensión de la actual guerra contra Hamás a las milicias de Hezbolá, lo que llevaría la confrontación a territorio libanés.

El propio presidente, antes de mandar a Hochstein, un experto en las difíciles relaciones fronterizas entre Israel y el Líbano, advirtió al primer ministro Benjamín Netanyahu de que una escalada así de la guerra podría conllevar una agresiva reacción de Irán. Sin embargo, cabe señalar que el suministro de medio centenar de F-15 estadounidenses con su correspondiente munición de largo alcance tampoco alegrará precisamente el día a las autoridades iraníes.

El Ejecutivo hebreo ansía estos aviones por su capacidad de llegar a la nación de los ayatolás con un alto poder de fuego. Amos Hochstein ha evitado referirse a la futura ayuda militar en su gira por Israel y Líbano, donde ayer se reunió con el presidente del Parlamento, Nabih Berri.

Si el lunes mantuvo entrevistas en Jerusalén con Netanyahu, el presidente israelí Isaac Herzog y el ministro Yoav Gallant, en Beirut volvió a insistir en los mismos asuntos ante el líder parlamentario, aliado de Hezbolá: «Restablecer la seguridad en la frontera norte» (con el Líbano) y garantizar que los residentes a ambos lados de la raya pueden permanecer seguros en sus casas. Miles de ellos han debido desplazarse lejos ante las escaramuzas fronterizas y el disparo frecuente de cohetes.

El enviado de EE UU reclamó una «urgente» reducción de este intercambio de misiles entre las milicias chiíes, afines a Hamás, y las fuerzas israelíes. «El conflicto ha durado demasiado. Tiene que terminar ya», subrayó. Hezbolá reconoce haber realizado 2.100 operaciones militares contra Israel desde el 8 de octubre, el día después de los atentados de la milicia islamista en los kibutz.

Miles de israelíes se manifiestan por tercer día contra el Gobierno

Miles de israelíes se manifestaban este martes en los alrededores de la Knéset (Parlamento israelí) contra el Gobierno de Netanyahu y a favor tanto de un acuerdo de liberación de rehenes como de comicios anticipados, en la tercera jornada de protestas que durarán toda la semana.

Entre los presentes se encuentra el exministro de Defensa israelí Moshe Yaalon, quien al igual que gran parte del aparato de seguridad, culpó a Netanyahu del «fracaso de seguridad más grave en la historia del país», en referencia a la falta de previsión ante el mortífero ataque de Hamás contra territorio de Israel del pasado 7 de octubre, en el que murieron unas 1.200 personas y otras 200 fueron secuestradas y que supuso el detonante de la actual guerra en Gaza.

Además, según recoge la prensa local, Yaalon acusó a Netanyahu de estar anteponiendo su «supervivencia personal» antes que la liberación de los rehenes y de favorecer «la perspectiva mesiánica» de los ministros más radicales del Gobierno, los colonos ultraderechistas y antiárabes Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich.

«Somos mayoría y por eso ellos [el Gobierno] se preocupan por las elecciones. ¡Estamos exigiendo elecciones ahora!», añadió Yaalon.

La noche del lunes, según los organizadores se congregaron más de 100.000 personas en los alrededores del Parlamento israelí, y el día anterior, una protesta frente a la residencia de Netanyahu -también en Jerusalén- terminó con enfrentamientos con policías de paisano, tres personas heridas y al menos ocho arrestados.

Entre ellos, una médico voluntario sufrió una lesión en el ojo causada por un cañón de agua de la Policía, que según medios locales, también arrojó a un manifestante anciano contra una pared.