Netanyahu se reserva una «severa» respuesta a los ataques de Hezbolá

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

INTERNACIONAL

Decenas de drusos protestan por la asistencia de Netanyahu al funeral de las víctimas en Majdal Shams.
Decenas de drusos protestan por la asistencia de Netanyahu al funeral de las víctimas en Majdal Shams. ATEF SAFADI | EFE

Turquía amenaza con invadir Israel para proteger a la población palestina

30 jul 2024 . Actualizado a las 16:03 h.

Las tensiones en la frontera norte de Israel viven horas críticas. El asesinato de 12 menores en la ciudad de Majdal Shams, ubicada en los Altos del Golán ocupados, disparó la reacción del gabinete del primer ministro, Benjamin Netanyahu, que ayer fue autorizado oficialmente por los organismos de seguridad para hacerse cargo de la respuesta a Hezbolá por el infanticidio mientras afronta una situación de caos interno y una oleada de presiones internacionales para no abrir una guerra contra el Líbano.

El primer ministro israelí fue abucheado durante su visita a la ciudad, de mayoría drusa que se reconoce siria y rechaza la nacionalidad israelí, y reiteró que «el Estado de Israel no ignorará [el ataque] ni puede ignorarlo» y que «nuestra respuesta llegará y será severa». Y mientras se prepara la dureza de la respuesta, el Ejército acabó con dos personas, una perteneciente a la milicia proiraní, en un ataque con drones en el sur libanés, según pudo confirmar el mismo movimiento chií.

El también conocido como Partido de Dios aseguró al medio libanés L’Orient Le Jour que la posición de Hezbolá no ha cambiado y que no quiere una guerra total con Israel, pero que si estalla la guerra luchará «sin límites». Un funcionario del partido-milicia que habló bajo condición de anonimato aseguró que su movimiento comenzó el domingo a mover algunos de sus «misiles inteligentes guiados con precisión» para usarlos cuando fuera necesario.

Invasión o contención

La comunidad internacional volvió a mostrar preocupación por una posible escalada de la guerra que afecte a toda la región. El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, llamó a rebajar las tensiones porque «cualquier posible escalada constituiría una amenaza a la seguridad y estabilidad de toda la región». Y en términos más temerosos se expresó el ministro de Gabinete británico Pat McFadden: «Sabemos que existe esta otra situación en el norte de Israel entre Hezbolá e Israel y que tiene el potencial de ser una situación mucho más grave que incluso la que hemos estado viendo desarrollarse en Gaza durante los últimos 10 meses». El vicepresidente del Gobierno italiano y ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, pidió por su parte «un alto el fuego inmediato y una desescalada en toda la región».

Las peticiones a la calma llegan a la vez que las amenazas del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que amenazó hace dos días con invadir Israel para proteger a los palestinos: «Así como entramos en Karabaj [territorio secesionista de mayoría armenia reabsorbido por Azerbaiyán], así como entramos en Libia [para defender al Gobierno de la ONU], podríamos hacer lo mismo con ellos», dijo, aunque parece una amenaza improbable porque el país depende militarmente de los refuerzos armamentísticos de Estados Unidos, el gran aliado de Israel en la región.

Caos interno en el país

Decida lo que decida Netanyahu en respuesta a los ataques y advertencias desde estos frentes, lo tendrá que hacer prácticamente en solitario y con una situación de caos interno.

Los familiares de los rehenes cada vez están más hartos de que no se negocie la liberación de los mismos y los parlamentarios decidan tomarse un receso de tres meses por la festividad del Sukot mientras tanto. Además, la situación de descontrol de los ultraortodoxos es mayor. Ayer, parlamentarios y manifestantes irrumpieron en el campo de Sde Teiman para protestar por la detención de nueve soldados israelíes que cometieron presuntos abusos contra detenidos palestinos para pedir sus «muertes», un hecho que el Estado Mayor tildó de «extremadamente grave».