Zapatero y un mes de silencio cómplice con la victoria de Maduro

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

INTERNACIONAL

José Luis Rodríguez Zapatero y Nicolás Maduro en Caracas.
José Luis Rodríguez Zapatero y Nicolás Maduro en Caracas. Cristian Hernández

El expresidente no se ha pronunciado sobre los comicios desde el 28 de julio

24 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras las elecciones de Venezuela, dirigentes europeos y latinoamericanos se han hecho la misma pregunta: «¿Dónde está Zapatero?». El silencio del expresidente del Gobierno de España, que dura ya casi un mes, inquieta a la esfera iberoamericana en un momento en el que las izquierdas claman por la transparencia de los resultados de los comicios del 28 de julio. La ausencia del exdirigente socialista sigue engordando la sombra de la sospecha de la oposición venezolana y española sobre su complicidad con el régimen de Nicolás Maduro.

Las sospechas no son infundadas. Desde el año 2015, José Luis Rodríguez Zapatero acumula más de cuarenta viajes a Caracas. Durante su Gobierno, se abrió a la revolución chavista y, desde su salida del Ejecutivo, se convirtió en figura indispensable en la presunta mediación entre el régimen y la oposición. El puente entre Zapatero y Hugo Chávez entre el 2004 y el 2013 fue el embajador español en Caracas, Raúl Morodo, actualmente investigado por la Audiencia Nacional tras haber defraudado a Hacienda de 4,5 millones de euros por sus negocios con PDVSA, la petrolera estatal venezolana. A partir de la muerte del bolivariano en el 2013, trataría con Nicolás Maduro en persona.

Para las elecciones del 2016, en las que Maduro tomó el control de todas las instituciones salvo del Parlamento, que quedaría en manos de la oposición, Zapatero se personó como mediador entre las partes, aunque la Mesa de Unidad Democrática, principal fuerza antimadurista de entonces, pronto le encasillaría como «alineado» con el régimen, aunque recibiría elogios un año después al conseguir la excarcelación del opositor Leopoldo López que, junto a Juan Guaidó, armarían un brazo político para optar a la victoria electoral del 2018. Ese mismo año, el expresidente del Gobierno se convirtió en una persona cercana a Maduro y al anillo de confianza del venezolano, compuesto entre otros por Delcy Rodríguez, vicepresidenta y mano derecha de Maduro, a quien invitó a Madrid en el 2020 pese a tener esta la entrada prohibida a la UE.

Golpes, amenazas y oro

Tras la operación Libertad, una maniobra civil y militar ideada por la oposición para derrocar a Maduro en el 2019, las relaciones entre Zapatero y la oposición colapsaron. Fue entonces cuando empezaron a relucir las denuncias de amenazas provenientes del triunvirato compuesto por Delcy, Zapatero y Tarek el Aissami, antecesor de la vicepresidenta y hoy en prisión por su corrupción al frente de la petrolera estatal PDVSA. Hugo Carvajal, exjefe de inteligencia militar del chavismo, denunció en el 2021 que Zapatero tiene en propiedad una mina de oro en el Arco Minero del Orinoco cortesía de Maduro, pero no aportó ninguna prueba antes de ser extraditado a EE.UU. por narcotráfico el año pasado. Tras estos casos, Zapatero siguió ejerciendo de mediador, además de «avalista» de las elecciones y de puente con la Unión Europea en busca de su intercesión para convencer a EE.UU. de levantar las sanciones contra el país caribeño. Ahora, parece haberse desvanecido.

El izquierdista Boric encabeza la reacción internacional contra el fraude electoral en Venezuela

La mayoría de la comunidad internacional no ha guardado silencio con las elecciones en Venezuela. El presidente de Chile, el socialdemócrata Gabriel Boric, fue quien abanderó las denuncias de «fraude» contra la resolución del Tribunal Supremo venezolano que ratificó a Nicolás Maduro como ganador de los comicios y presidente.

«No hay duda que estamos frente a una dictadura que falsea elecciones, reprime al que piensa distinto y es indiferente ante el exilio más grande del mundo, solo comparable con el de Siria, producto de una guerra», escribió Boric en redes sociales. Junto a él, se pronunciaron también los líderes de Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, mientras que países como Brasil o México no se pronunciaron al respecto. «Vamos a esperar a que se publiquen las actas», advirtió el mexicano Andrés Manuel López Obrador.

Estados Unidos se pronunció junto a sus socios latinoamericanos en una nota conjunta en la que exigían «una auditoría imparcial e independiente de los votos». En la misma línea, el Gobierno español anunció que reconocerá los resultados hasta que se publiquen de manera «íntegra y verificable» las actas electorales.

El portavoz del PP, Borja Sémper, subrayó que «España no puede quedarse de perfil ante lo que están padeciendo los ciudadanos», venezolanos, y el líder del partido, Alberto Núñez Feijoo, añadió: «El silencio de Sánchez es deshonroso para España». Partidos como Podemos también reclamaron transparencia, como hizo la eurodiputada Irene Montero.