Una campaña de vértigo: desde la retirada de Biden a los dos atentados contra Trump

Caroline Conejero NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

Barras de chocolate con los rostros de los candidatos en una tienda en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy.
Barras de chocolate con los rostros de los candidatos en una tienda en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy. Eloisa Lopez | REUTERS

La irrupción de Kamala Harris a apenas cien días del 5N logró levantar el hundido entusiasmo en las filas demócratas

05 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los estadounidenses tienen este martes una cita con las urnas de consecuencias cruciales para sus vidas, su democracia y para el resto el mundo. Unas presidenciales en las que deberán decidir entre dos candidatos diametralmente opuestos, y no solo políticamente. Y, sobre todo, unos comicios que han estado precedidas por hechos insólitos en la historia electoral de EE.UU. Un candidato, Donald Trump, condenado por varios delitos y objetivo de dos atentados, que tuvo un primer oponente, Joe Biden, antes de la aspirante final, Kamala Harris, que se subió a la carrera electoral a apenas cien días de los comicios y que logró levantar el hasta entonces hundido entusiasmo en las filas demócratas. A todo ello hay que añadir, acontecimientos inesperados que irrumpieron en la campaña, como la guerra de Israel en Gaza. 

Un candidato convicto

Casos judiciales de Trump. En los primeros meses del año, las primarias de cada formación corrió paralela a los múltiples casos judiciales de Trump, que supo rentabilizarlos. Las encuestas le daban como ganador en casi todos los estados mientras Joe Biden languidecía entre pérdidas de memoria y confusiones en sus intervenciones públicas.

retirada de Biden

Irrupción de Harris. El debate del 28 de junio entre ambos candidatos, en el que Biden perdió el hilo de sus argumentaciones en varias ocasiones, desencadenó el pánico en el Partido Demócrata y precipitó la renuncia del presidente. Ese hecho supuso un punto de inflexión en la campaña y lo cambió todo. En menos de un mes, y a pesar de las dudas de algunos sectores del partido sobre si sería la persona idónea, los demócratas armaron una nueva candidatura liderada por Kamala Harris, cuya entrada en la contienda robó por primera vez el protagonismo a Trump. El triunfalismo republicano dio paso entonces a un estallido de entusiasmo entre los demócratas, que recuperaron la ilusión y veían que todavía quedaba partido por disputar. 

primer atentado

«¡Luchad! ¡Luchad!». Antes de que Harris fuera formalmente designada candidata, ocurrió otro de esos acontecimientos inauditos que han marcado esta campaña. El 13 de julio Trump sufrió un ataque que estuvo a punto de acabar con su vida. Un joven de 18 años, que sería abatido después, disparó con un rifle semiautomático contra el expresidente mientras intervenía en un mitin en Butler (Pensilvania). Solo un súbito movimiento de Trump evitó que una bala le volara la cabeza, aunque el proyectil le hirió en la oreja derecha y propició una de las imágenes más icónicas: Trump, con la cara ensangrentada y rodeado de agentes, se levantó del suelo y puño en alto gritó «¡Luchad! ¡Luchad!». 

Campaña de harris

A por los votantes desencantados. Una vez nominada, Harris logró movilizar al electorado demócrata con una energía similar a la de la elección de Barack Obama y en tres meses consiguió remontar en las encuestas hasta igualar e incluso superar a Trump. La vicepresidenta ha comandado una campaña en la que con una rigurosa disciplina ha recorrido el país y ha salido a buscar a todos los grupos y segmentos del electorado a sus espacios comunitarios y sociales, tanto en los barrios en una gira en autobús, como en los podcasts de los nuevos influencers, en las redes sociales y los mítines multitudinarios. Harris reconoció pronto que había bolsas de voto desencantado y durmiente que se podían activar. Así, ha conectado con el electorado formado por los jóvenes de la generación Z, con los latinos, las mujeres, las clases medias suburbanas y hasta con los republicanos moderados, en su mayoría hombres blancos. De hecho, en las encuestas segmentadas aventaja a Trump en todos los grupos, excepto entre, precisamente, los hombres blancos. 

Único debate

Vence la demócrata. Ante el huracán Kamala, el republicano se ha visto forzado a adoptar primero una posición defensiva, y luego, ofensiva en el doble sentido de la palabra: ir al ataque personal y recurrir incluso a los insultos. Algo que se puso de manifiesto en el debate electoral que ambos candidatos protagonizaron el 10 de septiembre en la cadena ABC News. En ese único cara a cara Harris, que convenció y venció, utilizó su experiencia como fiscala para llevar la iniciativa y hacer perder el control a un Trump que se mostró exasperado y a la defensiva. Sin embargo, solo unos días después, el expresidente volvió a recuperar el protagonismo cuando el 15 de septiembre otro intento de atentado irrumpió en esta anómala campaña. Esta vez, el Servicio Secreto truncó el posible asesinato al descubrir, escondido en unos arbustos tras la valla del campo de golf de Florida en el que jugaba Trump, a un hombre de 58 años armado con un AK-47 con mira telescópica, que no pudo llega a disparar. 

Apoyo a los candidatos

Megaestrellas y megaricos. El último mes ha transcurrido entre mítines multitudinarios en los que los candidatos, además de continuar con sus descalificaciones, han exhibido a sus megaestrellas (Harris, con famosos como de Taylor Swift a George Clooney) y megamillonarios (Trump, de Elon Musk a Jeff Bezos), en una contienda que ha elevado la tradicional influencia de estas élites artísticas y económicas.