El presidente de Corea del Sur pide perdón por decretar la ley marcial: «Disculpas por causar preocupación»
INTERNACIONAL
La moción de censura que se vota esta mañana contra Yoon Suk Yeol, impulsada por los partidos de la oposición, solo necesita los votos de ocho diputados del partido del presidente, así que la clave serán las decisiones individuales de los diputados
07 dic 2024 . Actualizado a las 10:26 h.El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, pidió este sábado disculpas al pueblo surcoreano por la ley marcial que conmocionó al país en la noche del pasado martes, y afirmó que dejará en manos de su partido su poder y la estabilización de la situación política.
«Pido sinceras disculpas por causar preocupación e inconveniencias a la ciudadanía», dijo Yoon en una breve alocución realizada este sábado desde la oficina presidencial y retransmitida por los medios nacionales, en su primera aparición pública desde que levantó la ley marcial en la madrugada del miércoles.
«La declaración de la ley marcial fue realizada desde un sentido de urgencia como presidente, quien es el último responsable de los asuntos estatales», afirmó el mandatario, quien añadió, según informa Efe, que «no eludirá las responsabilidades legales o políticas derivadas de esa decisión».
Yoon también dijo que «nunca habrá una declaración de una segunda ley marcial», después de que en la víspera diversas voces advirtieran sobre movimientos dentro del Ejército que apuntaban a un nuevo estado de excepción, lo que llevó a altos cargos a anunciar que no aceptarían esa medida y a diputados de la oposición a hacer turnos para permanecer durante gran parte de la jornada en el parlamento.
El presidente anunció asimismo que dejará «la estabilización de la situación política, incluido su mandato, en manos del partido», ante la creciente presión política y social para que abandone su cargo, y a unas horas de que la Asamblea Nacional vote este mismo sábado una moción para destituirlo.
Para que la iniciativa parlamentaria prospere es preciso el respaldo de dos tercios de la cámara, lo que significa que el bloque opositor (que cuenta con clara mayoría parlamentaria con 192 escaños) necesitará contar con al menos ocho votos adicionales de entre los 108 con los que cuenta el gobernante Partido del Poder Popular (PPP) de Yoon.
Aunque desde esta fuerza se ha criticado al mandatario por recurrir a la ley marcial sin justificación suficiente, también se marcó inicialmente la línea política de respaldar al presidente para que siga en el poder.
Pero Han Dong-hoon, el jefe del partido, llamó en la víspera a la «inmediata suspensión presidente Yoon Suk Yeol de sus funciones con vistas a proteger a la República de Corea (nombre oficial del país) y a su pueblo».
Han afirmó además este sábado que una «pronta dimisión» de Yoon «es inevitable» y añadió que el partido deliberará la mejor forma de proceder, antes de la votación parlamentaria prevista para las 19:00 hora local (10:00 GMT)
Yoon Suk Yeol: un mal estudiante que se granjeó la fama de fiscal implacable
Carlos Peralta
Yoon Suk Yeol (Seúl, 1960) llegó a la presidencia de Corea del Sur con fama de implacable. Se la ganó a pulso, después de pasar décadas como fiscal y dos años como fiscal general del país.
«No soy fiel a ninguna persona», llegó a decir en 2013 en la Asamblea Nacional que ayer resistió a los militares, cuando investigó si el Servicio de Inteligencia interfirió en las elecciones para apoyar a la presidenta Park Geun-hye. Hoy es el jefe del Estado acorralado por una impopularidad acuciante y una breve y polémica ley marcial, pero antes llegó a juicio a dos presidentes: la conservadora Geun-hye y Lee Myung-Bak, del Partido Democrático.
Esta formación de centro izquierda le derrotó con solvencia en las elecciones legislativas de abril. El PD explotó la visión de que Yoon era un elitista. Durante la campaña, el presidente acudió a un supermercado y destacó el precio de las cebollas verdes. Pero el importe estaba considerablemente rebajado por la compañía. Sus rivales no desaprovecharon el despiste. Salieron a la calle disfrazados de cebollas verdes. Finalmente se impusieron y tanto la Asamblea como el primer ministro cambiaron de color.
A Yoon le costó mucho empezar como fiscal. Le lastró primero su pasión teatral, al interpretar precisamente a un fiscal en una obra que representaba un juicio militar al dictador Chun Doo-hwan, lo que le costó meses en la clandestinidad. El hoy presidente era un joven no solo implacable, también testarudo. Tardó nueve años en aprobar la carrera de Derecho en la prestigiosa Universidad Nacional de Seúl. Y eso que sus padres eran ambos profesores universitarios. Aprobó finalmente en 1991, con 31 años, ya en democracia.
Después de enjuiciar a presidentes y empresarios poderosos de Hyundai y Samsung, su entrada en el ruedo político destapó el frasco de las esencias. Yoon se descubrió como un opositor de las políticas de género. Abogaba por eliminar este Ministerio. Además, sugirió ampliar a un máximo de 120 horas la jornada laboral semanal.
Por poco, menos de un 1 % de margen, llegó al poder. Entre sus primeras medidas está cambiar la residencia oficial del jefe del Estado. Ahora, la Casa Azul es un parque público. También dio un giro de 180 grados en política exterior.
Su conversación con Trump tras la victoria electoral del republicano es reveladora. Doce minutos en los que elevó su apuesta por la relación «trilateral» entre Estados Unidos, Japón y su país. De hecho, su primera medida para adaptarse al magnate fue desempolvar sus palos de golf.
Añadir a Japón en esa ecuación era antes impensable. Pero Yoon opta por pasar página a las rencillas por un pasado colonial. No en vano, fue el primer jefe del Estado surcoreano en visitar Tokio en 12 años. Su llegada al poder acrecentó las tensiones con el vecino del norte. Yoon no descartó un ataque preventivo si se siente amenazado y reanudó maniobras militares junto a EE.UU y Japón.