Te explicamos qué tipo de traumatismos existen, los pasos a seguir y cuándo hay que estar alerta
11 feb 2022 . Actualizado a las 15:53 h.Nos damos un golpe en la cabeza y se nos produce un chichón. Nos olvidamos que el suelo está recién fregado y nos caemos de culo. Algo está fuera de nuestro alcance, nos subimos a una silla, nos juega una mala pasada el equilibrio y nos vamos al suelo. Son situaciones habituales que tienen una consecuencia común: una lesión en los tejidos blandos de nuestro cuerpo provocadas por el golpe directo de un agente externo que no produce la pérdida de continuidad de la piel (si es que tenemos suerte y no hay indicios más graves).
Entre los síntomas más relevantes después de un golpe se encontrarían el dolor en la zona de manera constante, inflamación o aumento de volumen, un hematoma que se produce por la rotura de pequeños vasos sanguíneos y necrosis local, es decir, muerte del tejido corporal. «Cuando tienes un traumatismo en una parte blanda que no afecte a sitios más complicados, ahí lo que se rompen son los capilares, las venitas de la zona. La sangre que está circulando por esos vasos sale hacia fuera», indica Natalia López, enfermera especializada en curas y heridas crónicas del Sergas y miembro del Colegio de Enfermería de Lugo. Esa sería la razón por la que aparecen moretones en nuestro cuerpo.
Tipos de contusiones
La gravedad de una contusión está condicionada por la intensidad del golpe que la origina. Así, se clasifican en: mínimas o simples, de primer grado, segundo grado o de tercero. La primera es aquella en la que no se producen alteraciones, simplemente un enrojecimiento de la zona provocada por vasodilatación, es decir, una pequeña lesión en los vasos sanguíneos.
Las contusiones de primer grado dan como resultado lo que se conoce como equimosis o cardenal: una lesión subcutánea caracterizada por depósitos de sangre extravasada debajo de la piel, más conocida como moratón. Este es consecuencia de una ruptura de los vasos y la sangre se desparrama por el tejido celular de la piel, mucosas o serosas. La evolución del tono de la piel afectada es de color azulado, posteriormente pasa a verde y por último a un tono amarillo que indica que ya se está curando.
Las de segundo grado o moderadas se origina a partir de un golpe de mayor intensidad dando lugar a una lesión de vasos de mayor calibre que provoca relieve. Es lo que se conoce como hematoma o chichón. El primero es causado por la acumulación de sangre atrapada por debajo de la superficie de la piel y ocurre cuando se rompen los vasos sanguíneos, mientras que el segundo se forma en la cabeza por efecto de un golpe y su gravedad dependerá de la intensidad y localización del mismo.
Y ya por último las contusiones de tercer grado son aquellas en las que la piel puede tener un aspecto normal, pero la zona se caracteriza por está inflamada y dura. Pueden ocasionar fracturas o daños en órganos internos.
Cómo actuar ante un golpe en la cabeza
Lo primero es inmovilizar y elevar la zona afectada junto con la aplicación de frío sobre la zona para reducir la inflamación y la extravasación sanguínea. Natalia López considera fundamental «aplicar hielo porque lo que buscamos es una vasoconstricción para que salga menos líquido hacia los tejidos y que el hematoma sea más pequeño». A la hora de hacerlo, debe envolverse en un paño o tela para evitar que la lesión se complique más: «Nunca se debe aplicar directamente sobre la piel porque de esa manera lo que vamos a producir es una quemadura por congelación y ya tenemos bastante con el golpe como para que encima dañemos el tejido que intentamos curar».
La aplicación de frío debe realizarse durante diez o quince minutos seguidos cada dos horas, más o menos. Puede recurrirse a lo que tengamos en el congelador de casa, ya sea guisantes, un chuletón o cubitos de hielo. Manuel Durán, médico de familia y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) recuerda como antaño también se utilizaba la manteca de cerdo «no porque la grasa de por sí tuviera algún beneficio, más bien porque venía de la nevera o un lugar fresco y al estar fría disminuía la inflamación».
Una vez transcurridas 24 horas también se puede aplicar calor en la zona porque facilita la absorción del hematoma. Aun así, si el golpe ha sido grave se recomienda asistir a consulta.
Los traumatismos craneoencefálicos (TCE)
Durán comenta que si el golpe se produce en la cabeza «siempre hay que hacer observación domiciliaria». Son muy frecuentes durante la infancia y la mayoría de veces no tendrán importancia, solo acabarán en chichón. No obstante, no se debe bajar nunca la guardia, sea cual sea la edad del paciente y aunque este le reste importancia al accidente.
Según explica el médico, existen varios signos que indican que el golpe se ha complicado: vómitos; que la persona no responda a estímulos; dolor de cabeza muy intenso; adormecimiento de manos, pies o alguna otra parte del cuerpo; convulsión; asimetría en el tamaño de las pupilas; alteraciones visuales; confusión o desorientación; aparición de sangre o líquido por la nariz o oídos; somnolencia excesiva o dificultad para que despierte. «Las madres conocen a sus hijos y siempre decimos que si ve que su niño actúa de una forma que no considera normal lo traiga a consulta», resume. En el caso de que se produzca una pérdida de consciencia, no debe dudarse y acudir a los servicios de urgencia inmediatamente. «Por el contrario, si no la hubo, ni tampoco sangre, y el golpe ha sido banal, solo hay que estar pendiente y ya».
Los progenitores deben estar pendientes de la aparición de cualquiera de los síntomas anteriores. «Se le debe de hablar para que todo esté en orden. Si lo dejas dormir todo esto se desarrolla de forma silente», remarca López. Sin embargo, a pesar de la creencia popular, no es necesario mantener al niño despierto si es la hora de dormir, bastará con comprobar si se despierta con facilidad. Esta recomendación también se da para personas adultas, con las que también hay que estar pendiente por si aparece cualquier anomalía pero dejándolas descansar para su recuperación, vigilando que el sueño sea normal.
La enfermera Natalia López recomienda que cuando hay un traumatismo de este tipo se opte por la valoración de un especialista: «Si te cayó el niño de la trona, imagínate, te asustas e igual no es para ir a urgencias del hospital pero sí para acercarte hasta el PAC o llamar por teléfono a urgencias (el asesoramiento del 061). Le cuentas lo que sucedió y ellos ya te dicen el protocolo o signos a los que debes estar alerta».
Signos a los que se debe prestar atención después de un golpe fuerte en la cabeza:
- Es normal el dolor de cabeza en el momento, pero no que este sea muy intenso o prolongado en el tiempo
- Vómitos
- Adormecimiento de manos, pies o alguna otra parte del cuerpo
- Convulsión
- Alteraciones visuales
- Asimetría en el tamaño de las pupilas
- Somnolencia excesiva o dificultad para despertarse
- Aparición de sangre o líquido por la nariz u oídos
- Pérdida de consciencia
Cuánto tarda en curarse un moretón
«Depende de la zona», afirma Durán. «Cuando te das un golpe en la espinilla, es una zona superficial, entonces se puede formar entre la piel y el hueso un hematoma que suele tardar bastante más en desaparecer», ejemplifica el doctor. Otra curiosidad a la que apunta es que «si nos damos un golpe en la frente, vemos que la zona de los ojos también se manchar de un color azul del hematoma».
El dolor también suele ser más intenso en las zonas de más movilidad, como las manos, o con las caídas encima del culo: «Suelen doler mucho porque ahí está el coxis y es una zona mermada», comenta Durán. Si este aumenta con el tiempo en vez de disminuir también es signo de alarma: «Si una persona se cae y el dolor va en aumento en vez de disminuir puede ser un signo de que se está produciendo una complicación. Nosotros lo llamamos a veces rotura en dos tiempos. Es decir, una persona que se da un golpe, no tiene nada, le haces una radiografía y las pruebas correspondientes y no existe nada, pero al cabo de la semana hace clac y se rompe. Sucede de forma habitual en las lesiones de cadera sobre todo en personas con osteoporosis».
Lo normal es que tanto los moretones, como los hematomas y chichones, vayan cambiando de color como proceso de curación con el paso de los días hasta acabar desapareciendo. Algunos tardarán semanas o meses, pero sanarán. En el caso de que no lo hagan o que aparezcan moretones en el cuerpo sin un motivo aparente se debe acudir al médico porque puede ser consecuencia de alteraciones de la circulación, la ingesta de algunos medicamentos como antiinflamatorios no esteroideos o anticoagulantes, trastornos en la pared de los vasos sanguíneos o artritis. Si estas apariciones «espontáneas» se dan en una persona mayor no hay que alarmarse en exceso, ya que se debe tener presente que sus capilares son mucho más frágiles.