¿Deben situarse las Urgencias en la planta baja?, ¿es cierto que las autopsias se realizan en sótanos?, de la mano de dos profesionales expertos en arquitectura hospitalaria diseñamos un edificio perfecto desde el punto de vista funcional
10 ago 2022 . Actualizado a las 15:36 h.Imagina que se te encarga la tarea de construir un hospital desde cero, ¿sabrías por dónde empezar? Las series de televisión nos han enseñado que, por ejemplo, las autopsias siempre se realizan en un sótano. ¿Es esto realmente así y acertaríamos ubicando la morgue en el subsuelo? En este proyecto deberás decidirlo todo, ¿será tu hospital un edificio con varios pisos o tenderá a ser más horizontal? Aunque primero debemos elegir la parcela donde ubicarlo —¿en el centro de la ciudad o en el extrarradio?—. ¿Qué servicio colocarías en cada planta? Las variantes que deberás tener en cuenta son interminables. Para empezar: la luz, ¿hacia dónde se debe orientar el edificio teniendo en cuenta la rotación del sol? Como vas a ver, hay una infinidad de detalles que, sin una voz experta que te aconseje, pasarías por alto.
«Nuestro enfoque siempre tiene el mismo punto de partida: la funcionalidad», nos adelanta Ilda Rodríguez, jefa de proyectos del estudio Planho, empresa especializada en el diseño de hospitales. «La clave es la adecuada gestión de las diferentes circulaciones de personas —pacientes, personal, trabajadores de servicios—, la conexión entre las distintas áreas y cómo combinar estos dos puntos para crear un edificio funcional, coherente y, sobre todo, 'fácil' de usar», comenta.
¿Es mejor tener un hospital en medio de la ciudad o en una zona suburbana?
Es tentador pensar en la idea de tener un hospital en la puerta de tu casa. Al final, ante una urgencia, el tiempo es vida. Es fácil deducir que, cuanto más cerca esté el hospital de ti, mejor. ¿Pero tener un hospital en el centro de una ciudad supone una ventaja con respecto a un edificio que esté más alejado? Piensa en el enorme flujo de personas que genera un centro sanitario, gente yendo y viniendo constantemente... El tráfico puede convertirse en un auténtico infierno en esa zona. De aparcar, mejor ni hablamos.
A la hora de elegir su ubicación deberemos también tener en cuenta varias variantes como la topografía o la disponibilidad de suelo. «Tenemos dos opciones: una es el hospital urbano, aquel que está metido en la ciudad; la otra sería un hospital suburbano, que, generalmente, se ubica en los límites de una ciudad. No están en el tejido urbano, sino en las áreas periféricas. Estos dos aspectos condicionan totalmente el diseño: los accesos, la densidad del lugar, el respeto del hospital al barrio, etc. Una serie de cuestiones que son definitorias», explica el arquitecto Mario Corea, director académico del Máster de Arquitectura Hospitalaria de la Universidad Politécnica de Cataluña, que a lo largo de su dilatada trayectoria le ha tocado trabajar con estos dos tipos de modelos.
Tipo de hospital según su ubicación
- Urbano (dentro de la ciudad)
- Más pequeño (10.000 a 12.000 metros cuadrados)
- Requiere más pisos
- Peor accesibilidad para pacientes y servicios
- Más caro
- Suburbano (en la periferia)
- Mejores accesos
- Permite ocupar más terreno
«Introducir un hospital en el centro de una urbe genera dificultades a la ciudad y al hospital. Además de pacientes, al hospital llegan todo tipo de suministros: comida, lavandería, un suministro de medicinas que es permanente porque los fármacos se consumen y caducan. También personal. El hospital está abierto 24 horas y la gente trabaja en turnos de ocho horas, esto supone tres cambios de turno de personal de enfermería y médicos. Es una demanda permanente de movilidad. Una buena accesibilidad es una condición fundamental. La accesibilidad en el centro es buena, pero compleja para las ambulancias. Es más fácil llegar en transporte público, pero más difícil para el transporte crítico, el aparcamiento, etc.», comenta Corea.
Un hospital universitario de referencia, un 'gran' hospital, puede llegar a ocupar entre 45.000 y 80.000 metros cuadrados. Es poco menos que imposible encontrarle un hueco en el centro de una ciudad. «Es una extensión aproximada de casi ocho manzanas. Tendrías que irte a diez pisos para poder hacerlo», explica Mario Corea. Una tendencia —la de construir hospitales altos— que se ha abandonado hace décadas.
La orientación y la importancia de la luz
El sol sale por el este y se pone por el oeste. Hasta aquí, todo está claro. Pero, ¿qué zonas deben recibir sol el sol de la mañana y cuáles el de la tarde? Esto también tiene su importancia como señalan desde Planho. «La iluminación es un fenómeno clave en la arquitectura. Por las dimensiones de un hospital, para nosotros la luz natural tiene la importante misión de acompañar al usuario y al profesional. La orientación del edificio tiene una importancia esencial, creando 'hitos visuales' que permitan situarse dentro del mismo, evitando espacios laberínticos sin referencias que creen sensación de desorden y confusión». Es decir, la luz natural nos permite ubicarnos, saber dónde estamos dentro del edificio y saber si ya hemos o no pasado por una zona. Pero hay más.
«Siempre que sea posible, se intentará que las habitaciones tengan orientación este, de forma que reciban la luz de la mañana. Por otra parte, los patios con orientación sur siempre recibirán luz y serán más acogedores. La orientación norte, más fría y con menos luz, es idónea para situar los servicios de soporte y abastecimiento», comenta Ilda Rodríguez.
Fundado en 1997 por Emiliano Rodríguez y Enrique Vallecillos, el estudio Planho busca aportar una visión global y humana a la planificación y diseño de edificios complejos . Especializados en hospitales, su campo de acción incluye además edificios de investigación y docencia e infraestructuras urbanas y de carácter institucional.
Una idea con la que concuerda Mario Corea: «Todo lugar donde hay un paciente o una persona trabajando tiene que tener luz natural. Las partes sin iluminación directa corresponderán a zonas de servicio como almacenes. Donde haya un paciente, un médico o una persona trabajando, deberá existir la posibilidad de recibir luz natural. Esto es lo que provoca que nos encontremos determinadas formas características en un hospital». El arquitecto hace referencia, en concreto, a una estructura en peine —también llamada espina de pez y que consiste en un largo pasillo que se ramifica— o a la organización en pabellones. El objetivo: multiplicar la fachada. «El hospital tiene mucha más fachada que cualquier otro edificio con la misma extensión».
Según explica Corea, la luz natural supone, además de ahorro energético, una necesidad para las personas. «Una persona que se pasa ocho horas en un hospital, encerrada, no puede no ser consciente del paso del día. Es importante ser consciente del paso del día. Despertar con luz natural, llegar al mediodía con la luz más intensa y ver anochecer. Es una secuencia de vida que, si la puedes apreciar, te va a hacer sentir bastante mejor».
¿Un hospital con muchos pisos o con pocos, qué es mejor?
Si se pudieron construir hospitales dentro de las ciudades en terrenos relativamente pequeños fue gracias a la popularización de un invento esencial: el ascensor. «El discurso entre hospital horizontal o vertical está cargado de matices históricos, médicos y evolutivos», explica Ilda Rodríguez: «A finales del siglo XIX, gracias al invento del ascensor, los hospitales pudieron alcanzar la altura necesaria para encajar su volumen en los centros urbanos. Pero tras la Segunda Guerra Mundial, se fueron introduciendo variaciones en la asistencia médica. La atención ambulatoria fue ganando cada vez más peso sobre las unidades hospitalarias».
Este es un aspecto clave y a tener en cuenta a la hora de imaginar un hospital: cambia mucho de la mañana a la tarde. Durante las primeras horas del día, el hospital se llena de pacientes que acuden a consultas externas con sus especialistas. Visitas ambulatorias que llenan los pasillos de gente. El objetivo de un hospital es hacer que toda esa gente no 'estorbe' a los cuidados de los pacientes críticos.
«El hospital tiene momentos distintos. Una vida a las 11 de la mañana y otra a las 5 de la tarde. Por la mañana, el hospital está lleno de consultas externas, gente que está en ese momento en el hospital y que luego se va a ir; a la tarde, están, a lo sumo, las visitas; por la noche no hay nadie más que enfermeros y pacientes. En un hospital vertical, para la consulta externa vas a necesitar un montón de ascensores que eviten aglomeraciones de gente esperando para subir y bajar», explica Corea recordando que, cuantos más ascensores sean necesarios, más caro será el hospital. El director académico del máster de la UPM explica que la arquitectura hospitalaria ha abrazado recientemente las escaleras mecánicas para solventar este problemas, un aprendizaje que han tomado de los centros comerciales. «La escalera mecánica resuelve esa movilidad», indica.
«La escalera mecánica. Es mucho mejor que el ascensor porque es continua, no hay que esperar. En los últimos hospitales que hemos hecho en Cataluña estamos poniendo escaleras mecánicas. En el de Mollet, la escalera va desde la planta -1 a la segunda, que es donde está la hospitalización. Hay tres escaleras mecánicas que conducen a todo el mundo sin tener que utilizar casi el ascensor. La visita tiene siempre un horario y se concentra en ciertas horas y si se puede mover en escaleras mecánicas todo es mucho más fácil», resume Corea.
Las Urgencias, el laboratorio, la morgue, radiología: ¿qué colocamos en cada planta?
Pregunta interesante, ¿qué servicios situarías en la planta baja de un hospital? Poner las Urgencias podía parecer una decisión sensata por varios motivos como el fácil acceso o facilitar la agilidad de movimientos. Sin duda, la planta baja es una buena opción para la llegada de pacientes críticos, pero el diseño puede ofrecer otras alternativas más funcionales.
«La ubicación de las Urgencias va a depender mucho de la horizontalidad del edificio. Muchas veces, el nivel de críticos lo tenemos en una especie de nivel -1 con una bajada mediante una rampa. El paciente, generalmente, llega a esta unidad en ambulancia o lo traen. Es muy raro que un paciente urgente vaya por sus propios medios al hospital. Ese transporte podría bajar a la -1», apunta Mario Corea, que recuerda la idoneidad de ubicar el servicio de Urgencias junto a Radiología y Cirugía. Según su opinión, este tríptico de servicios multiplicará su efectividad si están fácilmente colocados.
Sabías que...
La mayoría de hospitales en España se ajustan a un modelo de hospitalización por grado de cuidado, no por patología. Es decir, no existe una 'planta de cardiología', sino que los pacientes con cardiopatías serán derivados a distintas zonas del hospital que compartirán con otras especialidades —consulta externa, Urgencias, hospitalización— en función de la gravedad de su problema.
Por lo tanto, situar Urgencias en la planta baja es una buena opción, pero no una condición sine qua non. Sin embargo, según los expertos, hay un servicio que debe estar sí o sí a ras de suelo con el fin de evitar que la gente 'estorbe': las consultas externas. «En la planta baja tendría que estar siempre la consulta externa; el paciente que viene y se va. Si la tienes en la planta baja evitas que el paciente de consulta externa use los ascensores. Cuando introducimos la escalera mecánica, se puede alterar esta condición, pero si no las hay, la planta baja queda para la consulta externa y, en algunos casos, también radiología y urgencias».
Con matices, Ilda Rodríguez tiene una idea bastante similar de qué debemos situar en el nivel inferior. «A pie de calle se deberán situar aquellos servicios que requieran inmediatez para el usuario como las Urgencias o las zonas de mayor afluencia, por ejemplo, las áreas ambulatorias (consultas externas, extracciones, hospitales de día y rehabilitación). Preferiblemente, en la planta se situará todo el soporte general (administración, dirección, docencia, cafetería), mientras que el sótano se deja para todo el soporte de servicios y logístico», dibuja la jefa de proyectos de Planho que además forma parte de la dirección facultativa de obras de la firma.
«La hospitalización siempre te la llevas a las plantas superiores porque el paciente está estático y el único movimiento que se genera es el de la visita. Es muy distinto a tener problemas de movilidad en las áreas críticas, donde no puedes perder tres minutos porque se te muere el paciente. Que un familiar tenga que esperar al ascensor no es tan importante», explica con precisión Mario Corea.
De abajo a arriba
Tenemos en la planta baja la consulta externa y ya organizado ese tríptico de Urgencias-Radiología-Cirugía. Bien, ¿pero qué hacemos con el resto? «Las siguientes plantas se reservan para los servicios clínicos más restringidos: UCI, bloque quirúrgico, bloque obstétrico, siempre conectado adecuadamente con las urgencias. Las plantas superiores siempre se dejarán para la hospitalización, salvo casos muy específicos de áreas muy concretas como las de Salud Mental, que suelen disponer de hospitalización en las plantas inferiores», plantea Rodríguez.
Otros servicios de un hospital y dónde deberían ubicarse
El laboratorio. El laboratorio juega un poco como comodín, pero con matices. Si hay espacio disponible, la planta baja, junto a la zona de consultas, sería un buen lugar, pero cualquier otra ubicación sería correcta siempre y cuando se disponga de una zona de extracción cerca del paciente. La toma de muestras es el único contacto que el laboratorio tiene con el paciente, por lo que debe existir una zona en la que se pueda realizar en la planta baja.
La farmacia. Al igual que sucede con el laboratorio, su ubicación no es tan estricta. Eso sí, deberá estar en contacto con las áreas de suministro de fármacos para su reabastecimiento y estar provista de un sistema de distribución neumática que permita enviar los fármacos hacia las distintas partes del hospital.
Sala de autopsias. Los procesos con cadáveres suelen realizarse en zonas más aisladas. Se busca que el movimiento de cuerpos no sea tan visible desde cirugía y urgencias. Es habitual que esté en la zona más de servicio. También es habitual encontrar junto a la zona de autopsias una pequeña sala que funcione como lugar de velatorio para aquellas personas sin recursos o sin familia. Dependiendo del entorno del hospital, puede existir también un horno crematorio y una zona de incineración de residuos.
Capilla. Lo más habitual es que los hospitales cuenten con, como mínimo, una zona religiosa.
Desde el subsuelo a la cubierta, un edificio como un hospital está lleno de posibilidades. De hecho es en el tejado en donde Ilda Rodríguez identifica uno de los errores más habituales en este tipo de construcciones. La parte superior del hospital termina siendo demasiadas veces colonizada por instalaciones necesarias, pero mal planificadas. Errores que se aprecian a simple vista. «Muchas cubiertas acaban colmatadas por máquinas y conductos que, en ocasiones, son visibles. Estos espacios son muy valiosos para crear espacios de esparcimiento, socialización y soleamiento para aquellos pacientes de largas estancias», se lamenta la arquitecta.
¿Cuántas camas debe tener un hospital?
Más no es sinónimo de mejor. No siempre, al menos. En España se han dejado de construir hospitales con capacidad para 800 o hasta 1.000 camas, una tendencia que era habitual hace no tanto. Y no se hace porque se ha entendido que no es eficiente. «Hemos superado el hospital monstruoso. Antes un hospital tenía que tener 800 o 1.000 camas. Hoy esto no se hace. Es preferible tener tres hospitales de 250 camas que uno de 800. Se ha demostrado que es inabarcable, inmanejable, que es pasto de los robos y que es muy difícil controlar», comenta Corea.
Nacido en Rosario (Argentina) en 1939, Mario Corea es Master Architecture in Urban Design por la Harvard University y Diploma in Urban Studies de la Architectural Association de Londres. Director académico del LA(H)B Laboratorio de Arquitectura Hospitalaria Barcelona. Fundador del estudio Mario Corea Arquitectura, con sede en Barcelona y Buenos Aires. Fue docente en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès, de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), desde 1976 hasta 2007 y ha sido profesor invitado en numerosas universidades internacionales. Es miembro de honor del American Institute of Architects.
Y aunque le preguntamos si dotar a tres hospitales de equipamiento no es más caro que dotar a uno solo, él responde que no. «No es más caro. Un hospital de 1.000 camas tiene que tener ocho máquinas de radiología y un hospital de 250 camas tendrá dos. Los servicios en los hospitales más pequeños, son más pequeños. Es algo proporcional. Sí es verdad que vas a tener más ocupación de suelo, pero es que se ha comprobado que la eficiencia y el manejo económico de un hospital de 250 camas es mucho mejor. En España, no hay ningún hospital de 1.000 camas en construcción y los que todavía existen están teniendo problemas», asegura el responsable del máster de la Politécnica de Cataluña.
Todas estas directrices seguro harán que veas tu hospital de referencia de una manera muy distinta. ¿Tiene suficiente luz natural?, ¿están las consultas externas en la planta baja?, ¿se ven máquinas en la cubierta? Fíjate en tu próxima visita. Y para finalizar una curiosidad: si las ventanas de un hospital no se pueden abrir es para poder conservar la temperatura fijada en el aire acondicionado y no para que los pacientes no se suiciden —un mito muy extendido—.