Las estatinas: dudas y certezas sobre el firme combatiente del colesterol
EL BOTIQUÍN
A pesar de su «mala» fama por sus posibles efectos adversos, suelen ser una de las primeras alternativas farmacológicas en casos de hipercolesterolemia y prevención de accidentes cardiovasculares
31 oct 2022 . Actualizado a las 17:27 h.El colesterol alto es uno de los mayores enemigos para nuestra salud cardio y cerebrovascular. Entre sus nada deseables consecuencias se encuentra un infarto agudo de miocardio, patología isquémica e incluso ictus. Por esa razón, mantener controlados sus niveles es uno de los primeros objetivos en materia de prevención.
Primero, cabe diferenciar los distintos tipos de colesterol. El que vulgarmente se llama colesterol «bueno» o HDL, y el «malo» o LDL. Este último «es el que va a las arterias y produce la placa de ateroma, que es la que va a producir la enfermedad o el evento cardiovascular», apunta Manuel Mozota, responsable del grupo de trabajo de dislipemia de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Las recomendaciones generales para que estos niveles se encuentren a raya incluyen mantener un estilo de vida saludable. «Hacer una dieta rica en frutas, verduras y legumbres; así como baja en grasas, en productos precocinados y en carnes rojas. Además, complementándolo con actividad física. Si aún con esas no llegamos a los objetivos de colesterol, debemos recurrir a tratamiento farmacológico», señala el doctor.
¿Cómo actúan las estatinas?
«Las estatinas son fármacos que se utilizan por su capacidad para reducir los niveles de colesterol cuando estos están anormalmente elevados en sangre, que es lo que se conoce como hipercolesterolemia. Inhiben una proteína, la enzima HMG-CoA reductasa, esencial para la síntesis del colesterol. Como inhibe esta enzima, reduce la producción de colesterol endógeno a nivel de nuestro organismo», explica Carlos Fernández, responsable de divulgación científica del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Por su parte, la cardióloga Pilar Mazón, miembro de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), comenta: «Son fármacos muy eficaces que han demostrado que la reducción de colesterol sanguíneo se acompaña de una disminución muy importante de las enfermedades cardiovasculares provocadas por la aterosclerosis».
¿Cuándo se prescriben?
En realidad depende del médico de cabecera, porque no solo se valoran los niveles de colesterol. «También se tienen en cuenta otros factores que pueda tener el paciente. Como por ejemplo, si estamos hablando de prevención secundaria a nivel cardiovascular, también hay que considerar si el paciente es obeso o padece diabetes tipo II, que al final, son enfermedades que aumentan ese riesgo cardiovascular», añade el farmacéutico.
De esta forma, Mozota recalca que «siempre depende del riesgo que tenga el paciente. Nosotros no tratamos colesterol, tratamos pacientes en su conjunto. Cuanto más riesgo tengamos, más bajo necesitamos que se encuentren esos niveles». Es decir, cuanto mayor sea el riesgo de ese paciente, más bajo debe encontrarse el nivel de LDL. «También sería bueno tener el HDL alto, pero no hay fármacos que produzcan una subida importante de esto. En cambio, sí que tenemos fármacos como la estatina, que va a producir una bajada del LDL y así poder prevenir eventos cardiovasculares. Las guías se basan en riesgo bajo, moderado, alto y muy alto», precisa el doctor.
Riesgo de posibles eventos cardiovasculares según el nivel de colesterol, según el doctor Mozota:
- Si tenemos riesgo bajo de eventos cardiovasculares, los niveles de LDL deben estar por debajo de 110 mg/dl
- Si tenemos riesgo moderado, los niveles deben estar en menos de 100 mg/dl
- Si tenemos riesgo alto, el LDL debe encontrarse en menos de 75 mg/dl
- Si tenemos riesgo muy alto, el LDL debe situarse en menos de 55 mg/dl
«Luego existen otros factores coadyuvantes como ser diabético, ser hipertenso, ser fumador u obeso, ya que ese riesgo aumenta. Por tanto, esos niveles de colesterol tienen que ser más bajos», matiza.
¿Cuál es su presentación y cómo deben tomarse?
Según datos del Ministerio de Sanidad, en el 2021 se dispensaron en nuestro país más de 62 millones de recetas de inhibidores de la HGM CoA reductasa. Aproximadamente dos millones más que en el año 2020, con un aumento del 3,12 %.
«Dentro de las estatinas podríamos hablar de varios grupos: la atorvastatina, simvastatina, rosuvastatina y pitavastatina», considera Fernández. Son siempre medicamentos que se absorben por vía oral y según comenta el farmacéutico, están disponibles tanto en comprimidos como en cápsulas: «Algunos de ellos son comprimidos de liberación prolongada porque el problema que tienen algunos principios activos de estas estatinas es que tienen una vida media corta. Lo que se busca al ser comprimidos de liberación prolongada es que se mantengan más tiempo niveles adecuados en sangre de estos fármacos».
¿Cuándo se recomienda tomarlas? Fernández asegura que mayoritariamente, por la noche. «A veces depende del paciente, si es uno polimedicado se puede valorar tomarlo en otro momento». La explicación a por qué se debe tomar en este momento del día recae en que así se consigue un mayor efecto farmacológico, ya que el colesterol se sintetiza principalmente durante ese tiempo. No obstante, la atorvastatina, debido a la elevada vida media de la actividad inhibitoria de la HGM-Co A reductasa (aproximadamente de 20 a 30 horas), podría tomarse en cualquier momento del día.
«Es un fármaco para toda la vida. Puede haber casos puntuales que sí se podría retirar, pero hay que tener en cuenta que cuanto más bajo tenemos el colesterol, menos mortalidad. Otro factor de riesgo sería la edad, por lo que es impensable. Si nosotros tenemos más años, esa placa es acumulativa y se va a depositar ahí. Esto es como una inversión a diez años, todo lo que me cuide hoy, tendré un beneficio», apunta el doctor.
Su uso en niños
En casos de hipercolesterelomia familiar, un trastorno de base genética en el que se hereda una mutación que provoca el aumento de LDL en la sangre y el desarrollo de aterosclerosis a edades tempranas, las estatinas también pueden ser prescritas en edades pediátricas. «Hay diferencias en cuanto a las dosis. Cada principio activo, cada estatina, tiene un rango. Pero sí que se pueden administrar en menores de 18 años con diferencia de dosis respecto a los adultos. No se suele recomendar en menores de seis años, pero con matices, porque también depende del grado de hipercolesterolemia que tengan esos pacientes», aclara el farmacéutico.
Una «mala» fama, ¿inmerecida?
Siendo uno de los fármacos más consumidos a nivel global, no es de extrañar que existan muchas opiniones sobre su consumo. Si bien los profesionales, recalcan: «Si tuvieran muy mala fama no se emplearían tanto como se emplean. Si se supiera que son muy peligrosas no se seguirán prescribiendo ni los médicos seguirían recetándolas. Efectivamente, todos los medicamentos pueden presentar efectos adversos, pero por lo general las estatinas son fármacos bastante seguros en ese tipo de pacientes que hemos comentado», aclara el farmacéutico.
Entre los más frecuentes de las estatinas se encuentran los dolores de cabeza o molestias gastrointestinales. «Su "mala" fama habría que matizarla, pero es verdad que luego se conocen algún tipo de relaciones adversas que son, digamos, más famosas. Como la elevación de transaminasas hepáticas. Algunas estatinas producen cierta hepatoxicidad o daño hepático cuando se usan, sobre todo, en períodos prolongados. Además, suele ser una elevación de esas enzimas en sangre leve y transitoria. Es verdad que hay personas que, o bien tenían una enfermedad previa que pudiera afectar al hígado o bien tienen un mayor riesgo de desarrollar esa hepatotoxicidad», añade Fernández.
Otro efecto secundario conocido y relativamente frecuente es el dolor muscular o en las articulaciones, como calambres en las piernas, hormigueos y falta de fuerza. Fernández apunta que estos aparecen, sobre todo, cuando se combinan con otros fármacos «como con los fibratos y, al igual que la elevación de transaminasas hepáticas, aparece en una pequeña proporción de pacientes».
Otro sobre el que se ha investigado mucho es la asociación del tratamiento con estatinas y un aumento de nuevos casos de diabetes, sobre todo en pacientes con riesgo de padecerla o prediabéticos. Desde la SEC afirman que aunque el riesgo global de desarrollar diabetes de nuevo comienzo en los pacientes que son tratados con estatinas puede considerarse como pequeño o moderado (y por lo tanto, es significativo), pero este es inferior al beneficio clínico que se obtiene con su empleo para la prevención cardiovascular.
En el caso de que se llegaran a producir algunos de estos efectos adversos habría que reducir la dosis de estas estatinas o valorar otro tipo de tratamiento. «A veces tenemos que cambiarlas por otros fármacos. Pero todos pueden tener efectos secundarios, hay que saberlos utilizar. Por no decir que las estatinas han sido un gran avance en la prevención de riesgo cardiovascular y en el tratamiento de nuestros pacientes de riesgo», sostiene el responsable del grupo de trabajo de dislipemia de la SEMG.
Posibles efectos adversos frecuentes (afectan a una de cada diez personas que las consumen) de las estatinas:
- Reacciones alérgicas
- Aumentos en los niveles de azúcar en sangre, aumento de la creatina quinasa en sangre
- Dolor de cabeza
- Estreñimiento, náuseas, gases, indigestión, diarrea
- Dolores en las articulaciones y en los músculos
- Resultados de análisis de sangre que pueden mostrar funcionamiento anormal del hígado
«Ninguna estatina es igual a la otra»
En el mercado, todas son diferentes. Así lo afirma el doctor Mozota: «Primero por la potencia, hay algunas que son más potentes que otras. Por ejemplo, la rosuvastatina o la atorvastatina son más fuertes que las últimas que salieron, como la simvastatina».
«Luego hay algunas que tienen menos interacciones o que no producen una cierta hiperglucemia que se puede llegar a producir con su consumo, como la pitavastatina. La fórmula de la estatina también va mejorando con el tiempo. Conseguimos niveles de LDL más bajo y son mejor toleradas. Aunque es verdad que, desgraciadamente, hay pacientes que no las pueden tomar porque no las toleran o porque son alérgicos. Pero tenemos alternativas», añade.
Entre estas segundas opciones se encuentran inhibidores de la absorción del colesterol, como la ezetimiba; inhibidores de la PCSK9, como el alirocumab o el evolucumab; o inhibidores de la citrato liasa, como el ácido bempedoico. Aunque todas estas alternativas, también tienen sus respectivos efectos secundarios.
Con todo, Mozota recalca que lo primordial, es la prevención. Una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico, evitar el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad y la hipertensión, es la base de una buena salud cardiovascular. Se incluya, o no, un tratamiento farmacológico que ayude a rebajar los niveles de colesterol.