Todo sobre el asma: «Puede aparecer en cualquier edad de la vida, desde el bebé hasta el anciano»
ENFERMEDADES
Con los cuidados adecuados, los pacientes pueden desarrollar una vida normal e, incluso, competir en disciplinas deportivas a nivel olímpico
03 may 2022 . Actualizado a las 10:56 h.El asma es una afección de las más frecuentes en las vías respiratorias, en la que estas se inflaman y producen excesiva mucosidad. Las personas asmáticas, durante los episodios de la enfermedad, experimentan dificultad para respirar, tienen tos, sibilancia (silbido del pecho al exhalar) y falta de aire (disnea). El asma afecta a 3 millones de personas en España y hay 235 millones de personas diagnosticadas con asma a nivel global. En el Día Mundial del Asma, te contamos todo sobre esta enfermedad.
Los pacientes infantiles y adolescentes son los que más sufren las consecuencias del asma. En España, cerca del 10,4 % de niños entre 6 y 7 años, y el 15,3 % de los adolescentes de entre 13 y 14 años padecen asma, siendo esta enfermedad la fuente principal de hospitalizaciones en menores y motivo de ausencia escolar. Pero, aunque se suele desarrollar en la infancia, el asma es una enfermedad crónica que puede afectar a los pacientes a lo largo de toda la vida. Pero, con un tratamiento temprano y un adecuado control, las personas asmáticas pueden tener un excelente pronóstico. «De hecho, hay muchos atletas con asma que ganan medallas y están bien controlados y hacen vida normal. José Luis González, atleta de los 1.500 metros, fue medalla de plata en las Olimpiadas de Roma de 1987 y era asmático. Hay muchos más ejemplos de deportistas de otro tipo», señala Juan Carlos Cerdá, médico del Servicio de Alergia del Hospital General Universitario de Valencia y tesorero de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Sin embargo, para que esto sea posible, hace falta llevar un buen control desde la infancia.
Cómo se desarrolla el asma
«El asma es una obstrucción pulmonar reversible que se origina por una inflamación de las vías respiratorias que reduce la cantidad de aire que puede pasar por éstas», explica el doctor Oscar Cáceres Calle, Especialista en Alergología e Inmunología Clínica.
«El asma es una enfermedad crónica que tiene una base genética y luego una serie de factores desencadenantes. En la etapa de la infancia, en los niños, el 80 % son de tipo alérgico. Hay personas que padecen esta enfermedad por otros problemas pulmonares que no son alérgicos. Es una enfermedad que afecta a los bronquios, estos se inflaman, se llenan de mocos, se cierran, y, como consecuencia, hay un trastorno respiratorio y el paciente nota tos, fatiga, dificultad para respirar y se oyen silbilancias. Se dan crisis de broncoespasmo, en las que los bronquios se cierran», explica Cerdá.
«El asma puede aparecer en cualquier edad de la vida, desde el bebé hasta el anciano. Los síntomas mas frecuentes son la tos, la falta de espiración (disnea) y los pitidos o sibilancias. En los niños puede haber remisión del asma, que es diferente a curación, ya que nunca podremos asegurar con certeza que no vuelve a manifestarse. La aparición en el anciano suele pasar desapercibida y con frecuencia los síntomas se atribuyen a la edad o a otras patologías frecuentes a estas edades», señala Marina Blanco Aparicio, del Servicio de Neumología del Hospital Universitario A Coruña y Coordinadora del Area de Asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Cerdá coincide en la importancia de tratar la enfermedad en la infancia. Esta, afirman los especialistas, es la clave para que el pronóstico a largo plazo sea favorable. «En el adulto, muchas veces, esto es una enfermedad ya crónica que ha dejado una alteración estructural y es una enfermedad para toda la vida. Pero en la gente joven y en los niños, estos episodios son recurrentes pero son reversibles y todavía no dejan un daño en general. Entonces, el asma infantil tiene mejor pronóstico. Es una alteración de los bronquios que mejora, a veces espontáneamente, y casi siempre con medicación», asegura el experto.
¿Por qué se desarrolla el asma?
«Hay una base de predisposición genética a padecer esta enfermedad. Y luego, son otros factores externos que hacen que se active y aparezca el asma. El asma alérgico es por inhalantes. La inhalación de ácaros de polvo, polen, epidérmicos de animales, y esporas de hongos ambientales son los alérgenos más importantes que afectan a los niños y, en realidad, a todas las personas alérgicas», explica Cerdá.
«Los desencadenantes comunes del asma son ácaros del polvo, pelo animal, polen, humo del tabaco, aire frío e infecciones pulmonares», observa Cáceres. «También hay un porcentaje de pacientes a los que el asma se lo puede estar provocando la sensibilidad a algún alimento no bien tolerado. Luego hay un 20 % de casos que son de causa desconocida», añade.
«En el caso de los pacientes con asma alérgico, las crisis no solamente aparecen cuando inhalas aquel alérgeno ambiental al que tú estás sensibilizado, sino que hay otros factores inespecíficos que son el cambio de tiempo, las presiones atmosféricas, la contaminación ambiental, la inhalación de espráis como desodorantes, insecticidas, disolvente de pinturas de viviendas... Toda esta contaminación puede sumar un factor irritante para el bronquio. Incluso el cloro de las piscinas. En las piscinas cubiertas, el cloro se volatiliza, se convierte en gas y es muy irritante. Todos esos factores irritativos, sobre un bronquio sensible, son capaces de activar una crisis de asma. Sobre todo si el aire es frío. Ese frío, por sí mismo, es capaz de activar los sensores de tipo sensitivo nervioso que hay en los bronquios y favorecen el broncoespasmo», explica el médico.
Diagnóstico
El asma se diagnostica a partir de «síntomas sugestivos y espirometría, pico-flujo o test de provocación generalmente con metacolina. Algunas guías como la Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA) también consideran la elevación de la fracción exhalada de óxido nítrico», explica Blanco. Se trata de detectar una variabilidad en el flujo aéreo que permita confirmar que los bronquios se encuentran inflamados.
«La prueba más fiable es la espirometría, que mide la cantidad de aire que se puede inhalar y exhalar, así como el flujo de aire máximo, es decir, la velocidad con la que se expulsa el aire de los pulmones», detalla Cáceres.
Tratamiento del asma
«El tratamiento de base consiste en la administración de fármacos antiinflamatorios por vía inhalada generalmente asociados a broncodilatadores de larga acción en la mayoría de los pacientes. En el caso del asma grave, existen fármacos biológicos que han logrado el control en un porcentaje elevado de pacientes y se dirigen a dianas concretas», explica Blanco.
«Hay medicamentos que tienen una acción antiinflamatoria y los usamos como preventivo. Si eso no es suficiente, añadimos corticoides inhalados, unidos a un broncodilatador de acción sostenida, o solos. Y de estos, utilizamos aquellos que tienen una biodisponibilidad pequeña, que no entran en la sangre sino que actúan a nivel local: corticoides de nueva generación que tienen pocos efectos secundarios y ayudan al control de la inflamación, porque el asma es un proceso inflamatorio bronquial», recomienda Cerdá.
Además de los inhaladores, que se recomiendan tanto para su uso preventivo como para los momentos de crisis, existen otras opciones de tratamiento. «En el asma alérgico hay un tratamiento que se llama vacunas antialérgicas, que en realidad es una inmunoterapia, que consigue que la persona sea capaz de tolerar aquel alérgeno que le daba síntomas y la calidad de vida mejora espectacularmente, y los síntomas también. Entonces, es muy difícil que una persona bien controlada, sobre todo en la etapa de la infancia si lo vemos pronto, tenga un asma grave», dice Cerdá. «Cuando el asma es de causa alérgica hay que tratar la alergia con inmunoterapia antígeno desensibilizante, consiguiendo, en gran parte de los alérgicos hacer que los síntomas del asma desaparezcan sin tener que volver a usar inhaladores», coincide Cáceres.
Recomendaciones para pacientes
Hay ciertas medidas generales que conviene tener en cuenta, pero la prevención de los ataques de asma dependerá, mayormente, del tipo de asma que se tenga. De lo que se trata es de evitar los agentes desencadenantes. «Una vez tenemos claro qué tipo de asma es y a qué se es alérgico, cuál es el desencadenante, pues hay medidas preventivas. Si eres alérgico a los ácaros del polvo de casa, limpieza, ventilación, fundas especiales de colchón, y la vacuna. Si eres alérgico a los pólenes, en primavera, en el momento en que salgan a pasear por el campo y respiren altas cantidades de polen, pueden tener síntomas. La recomendación, entonces, es que, si viajan por el campo en coche, tengan el filtro de polen puesto y las ventanillas subidas. En esos días de mucho viento y máxima polinización, que hagan ejercicio en un pabellón cubierto y no al aire libre, que tomen el tratamiento preventivo recomendado para evitar tener síntomas y, en principio, la ventilación de la casa, que se haga en horas en las que los vientos dominantes no metan el polen dentro de la vivienda, que suele ser a primera hora de la mañana o última hora de la tarde. Si tiene alergia a esporas ambientales, que no visite sótanos o viviendas viejas y húmedas, que intenten que la casa sea lo más seca, soleada y ventilada, y si hay manchas de humedad, que esto se trate para no estar respirando tantas esporas ambientales», detalla Cerdá.
También hay momentos puntuales en el año durante los que hay que extremar los cuidados, ya que los cambios de tiempo pueden afectar a los pacientes. «Siempre, en el fondo, las personas que tienen asma tienen que vigilar su aparato respiratorio y cuidarlo, no tener hábitos de tabaquismo, mantener una buena condición física y estar en contacto con el médico para, en un momento determinado, atender la crisis», añade el médico.
«El problema son los adolescentes, que menosprecian la enfermedad, en su afán de ser autosuficientes. Muchas veces hay casos de abuso de medicación porque cualquier cosita la identifican como crisis de asma, aunque sea un catarro, o bien lo contrario, no se toman la medicación porque les da vergüenza, o porque creen que no lo necesitan y ahí entran las crisis. También empezamos en esta etapa con el hábito del tabaquismo. Inhalar humo del tabaco, los alquitranes y otras sustancias que van en los cigarros alteran y dañan el epitelio mucoso bronquial, la piel que recubre los bronquios por dentro. Produce una alteración estructural y el asma se va complicando. El fumar es un factor muy grave para que un asma sea de mala evolución. Y luego, el día de mañana, entras en otras enfermedades pulmonares crónicas desencadenadas por el tabaquismo», observa Cerdá.
Todos los consumos relacionados con fumar e inhalar sustancias están totalmente desaconsejados en estos casos. «Entre la gente joven también se fuma marihuana. Que se sepa que la marihuana es capaz de producir problemas alérgicos respiratorios y de urticaria, o sea que no es absolutamente inocua, hay que ir con mucho cuidado. Fumada de forma indiscriminada puede estimular asma y te puedes hacer alérgico», advierte.
Qué hacer en caso de crisis
«El control del asma es un control escalonado siguiendo las guías de manejo de la enfermedad. Para las crisis se recomienda usar broncodilatadores de acción rápida, como el salbutamol. Pero últimamente también se recomienda usar broncodilatadores de acción rápida unidos a corticoides», dice Cerdá.
En los momentos de crisis, el médico insiste en la importancia de acudir a los servicios de urgencias. «Si un paciente tiene, sobre todo en la etapa infantil, una crisis que no se controla con el tratamiento que le has dado para su casa de inhalar, tiene que acudir a urgencias. No se puede estar padeciendo por la noche en casa cuando tienes una crisis y estás dando Ventolín cada 20 minutos, llevas 6 o 7 dosis y no has mejorado. Hay que ir a urgencias. Necesitas buscar apoyo, porque hará falta oxígeno y otro tipo de broncodilatadores, otros medicamentos. No hay que hacer cosas heroicas y quedarse en casa con una crisis de asma, si ves que no mejora con el tratamiento recomendado, tienes que ir a un servicio de urgencias hospitalaria», aconseja.
Asma y deporte
El problema que supone el asma para los niños es su impacto en la calidad de vida. «Si la enfermedad es grave, afecta a la calidad de vida porque se restringe la actividad física. Porque uno de los factores desencadenantes de las crisis puede ser el ejercicio. El asma que vemos inducido por ejercicio en la infancia, generalmente, es porque el niño tiene un asma de base que no está controlado y otros pequeños estímulos como el ejercicio pueden desencadenar ataques. Al lado de eso, hay una entidad clínica propia que es el broncoespasmo inducido por ejercicio, que se ve en algunos atletas independientemente de la edad, y son personas que tienen una gran hiperreactividad de sus bronquios y el ejercicio es capaz de desencadenarles esas crisis de asma de broncoespasmo», detalla Cerdá.
«El asma desencadenado por ejercicio es un asma leve que, descansando, cede y mejora y que deja un período refractario. Después de esa crisis, al cabo de 20 o 30 minutos, el paciente puede volver a hacer ejercicio. Es un asma generalmente leve y reversible que se controla muy bien con medicación. Broncodilatadores como el Salbutamol o el Ventolín son capaces de controlar este tipo de asma en el 90 % de los pacientes. Por eso se lo utiliza como preventivo antes de hacer ejercicio en aquellas personas que tienen este problema», añade el experto.
De cualquier modo, el ejercicio físico es beneficioso para quienes tienen asma, aunque parezca contraproducente porque pueda ocasionar crisis leves. Esto es porque el asma empeora con el sedentarismo. «Normalmente, las personas que tienen asma siempre tienen un bronquio más reactivo, se llama hiperreactiva bronquial. Los estímulos que se sumen, en un momento determinado, a lo mejor un cuadro catarral vírico, además haces ejercicio y has inhalado aire frío, todo esto es capaz de poner en marcha una crisis. Pero en las personas que hacen ejercicio habitualmente, que tienen una buena condición física, su asma siempre es más leve que en los que no hacen actividad y ganan peso. Reconocer pronto los síntomas y tratarlos hace que el asma sea leve», señala Cerdá.
«En muchos casos, si se descubre la causa y se pone el remedio adecuado, puede haber muy buena evolución, desapareciendo los síntomas y remitiendo el cuadro», asegura Cáceres.