Olivia Newton-John, treinta años conviviendo con el cáncer: ¿por qué se producen las recaídas?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La cantante y actriz Olivia Newton-John falleció a los 73 años a causa de un cáncer de mama que marcó sus últimos 30 años de vida.
La cantante y actriz Olivia Newton-John falleció a los 73 años a causa de un cáncer de mama que marcó sus últimos 30 años de vida.

Te explicamos en qué consisten y en qué se diferencian de la aparición de un segundo tumor totalmente distinto

10 ago 2022 . Actualizado a las 13:24 h.

La actriz y cantante Olivia Newton-John murió este lunes a los 73 años en su rancho del sur de California a raíz de un cáncer de mama que le diagnosticaron por tercera vez en el 2018. En total, llevaba treinta años conviviendo con la enfermedad. Su caso sirve para ilustrar una realidad compleja: el hecho de poder sufrir posibles recaídas de un mismo cáncer o incluso, padecer otro totalmente distinto, con el paso del tiempo. 

Antes de nada, conviene distinguir entre estas dos situaciones. «Hay que diferenciar los segundos tumores, que son pacientes en las que al cabo de un tiempo se les diagnostica de un segundo tumor diferente del primero, de las recaídas, que es la reaparición del tumor inicial», matiza Isabel Echavarría, secretaria científica de Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). 

Cuando las células dormidas se despiertan: así son las recaídas

De esta forma, «una recaída podría considerarse como una progresión de la enfermedad», aclara Begoña Graña, oncóloga médica del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac). «Pueden aparecer hasta quince o veinte años después del tumor primario y es porque quedan células, por así decirlo, 'durmientes' que, en algún momento, se activan», añade. 

«En el caso de las recaídas a distancia, estas se producen porque se pueden liberar células, lo que denominados micrometástasis, que no son visibles en las pruebas de imagen y que al cabo de los años despiertan y pueden dar lugar a recaídas. Esto es lo que se intenta evitar con los tratamientos complementarios que se indican en ciertos pacientes con cáncer de mama, como la quimioterapia o la hormonoterapia. Pretenden reducir ese riesgo», asegura Echavarría. 

¿Son frecuentes este tipo de recaídas? En el cáncer de mama en concreto, tal como apunta la secretaria científica de la SEOM, sí lo son. «Aunque hay que tener en cuenta que la mayoría de cánceres no recaerán nunca», remarca. Las variables que influyen son el estado inicial del tumor —existe un mayor riesgo cuánto mayor es el tumor y la afectación ganglionar—, el subtipo tumoral y el perfil de agresividad. Sobre este último, explica: «Hay ciertos tumores que tienen más riesgo por su perfil de agresividad, y también hay distintos patrones de recaída. Algunos tienen mayor riesgo de recaída precoz, pero, pasados unos pocos años, este disminuye de forma drástica. Y por el contrario, hay otros tumores que mantienen a lo largo del tiempo su riesgo de recaída, incluso pasados diez o quince años». 

El tipo de tratamiento dependerá del tipo de recaída y el subtipo tumoral, sin olvidarse del estado general del paciente. En el caso concreto del cáncer de mama, «no se descartan tratamientos por tratarse de una recaída, ya que por suerte, muchas recaídas podrán operarse, e incluso en recidivas metastásicas, los tratamientos son muy eficaces y logramos largas supervivencias en muchas mujeres», apunta Echavarría. Y añade: «Si la recaída no es operable, en general se opta por tratamientos sistémicos, y en función del tipo de tumor, se hará con quimioterapia, hormonoterapia o terapias dirigidas». 

Con todo, el escenario es muy variable. «Sobre la curación después de una recaída, hay pacientes que se curan, pero también hay un grupo en el que la enfermedad se convierte en crónica. Y hay un porcentaje más pequeño para el que desgraciadamente, va a condicionar su vida a corto plazo. Depende mucho del subtipo de tumor y otros condicionantes. Es muy importante poder explicarlo bien, sobre todo a la persona que la sufre», considera Graña. 

Un segundo tumor diferente al primero

Aunque no es tan frecuente, también puede ocurrir. Un paciente que, después de padecer un cáncer, sufra otro distinto. Puede ser por predisposición genética o que esté actuando un factor de riesgo como puede ser el tabaco. «En personas que han sido fumadoras a lo largo de su vida, puede presentarse un cáncer de pulmón, curarse y aparecer un cáncer de vejiga», ejemplifica Graña. ¿Por qué? Porque uno de los factores de riesgo que tienen en común ambos, es el tabaquismo. 

También existiría un pequeño grupo de personas en los que la aparición de varios tumores a lo largo de su vida corresponde a un cierto componente genético. «Tienen una mayor predisposición a tener tumores independientes. Por ejemplo, en mujeres portadoras de mutación BRCA1 o BRCA2 puede aparecer un cáncer en el ovario. En este tipo de perfiles es importante establecer medidas de prevención o de diagnóstico precoz», explica la oncóloga del Chuac. Y concluye: «En general, vivimos más años, por lo que al fin y al cabo, también hay más probabilidades de que aparezcan más enfermedades por factores ambientales y genéticos». 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.