¿Es España el país con más calvos del mundo? «A nivel científico, no existen estudios serios que permitan confirmarlo»

ENFERMEDADES

Un documento publicado recientemente afirmaba que los hombres españoles eran los que presentaban mayores índices de calvicie de todo el mundo.
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Un reciente documento aseguraba que los índices de alopecia de los varones españoles eran los más altos del mundo, pero el trabajo carece de metodología científica

29 may 2024 . Actualizado a las 10:34 h.

El titular era grueso: «España es el país con más calvos del mundo». Ante semejante dato, poco le quedaba a los habitantes de la península ibérica más allá de maldecir la mala suerte. De entre los cerca de 200 países que existen el mundo, les tocó nacer en el campeón de la alopecia. Pero una vez asumido el mal trago, tocaba mirar la letra pequeña. 

«No sé muy bien de dónde han sacado estas estadísticas, porque a nivel científico no tenemos datos de que esto realmente sea así», adelanta Sergio Vañó, dermatólogo, tricólogo y cirujano capilar, director de la Unidad de Tricología del Hospital Universitario Ramón y Cajal y de la Unidad de Tricología y Trasplante Capilar de la Clínica Grupo Pedro Jaén, en Madrid. Por tanto, lo primero es acudir a la fuente. No hace falta demasiada investigación para encontrar que esa imagen del mapa de la calvicie mundial que circuló hace unas semanas por las redes sociales procede de la Medihair Survey 2020, es decir, la encuesta que Medihair —un comparador al estilo de los que abundan en Internet sobre restaurantes o seguros de coche, pero de clínicas de trasplantes capilares— publica anualmente, ¿pero de dónde saca estos datos?, ¿es una imagen real de la población calva del mundo?

Los datos que utiliza Medihair, según detalla el propio informe, provienen de las estadísticas que el portal ha recogido de sus usuarios, así como una serie de webs ajenas al mundo científico. Se cita un único estudio científico —publicado en el año 2019 en la revista Dermatology and Therapy— sobre la relación entre el déficit de vitaminas y minerales y la pérdida de pelo. Si bien este portal asegura que «según los estudios, las deficiencias de vitaminas B-12, D, entre otras, también pueden provocar la caída del cabello», lo cierto es que el propio —y único— estudio presentado entre la documentación concluye que «se necesitan grandes ensayos doble ciego controlados con placebo para determinar el efecto de la suplementación con micronutrientes sobre el crecimiento del cabello en pacientes con deficiencia de micronutrientes y alopecia no cicatricial para establecer cualquier asociación entre la caída del cabello y la deficiencia de micronutrientes». Es decir, la propia documentación presentada reconoce en una lectura rápida que estas asociaciones no están demostradas. El estudio original está firmado por Erin D. —redactora de contenidos del equipo creador de la plataforma— y asegura estar revisado por el médico Pete Scott, miembro, según figura en la web, de la American Hair Loss Association y la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (ISAPS). 

«Es un trabajo totalmente sesgado, realizado con una metodología no válida desde el punto de vista científico», asegura Vañó que explica la falta de precisión de este documento: «Estos comentarios mezclan diferentes tipos de alopecia: desde la alopecia androgénica —la más común—, hasta el efluvio telógeno. Pero es que existen más de cien tipos de alopecias distintas. Claro que es importante la genética, claro que existen un montón de factores que pueden influir en la caída de pelo por estrés, por ejemplo, pero no en la alopecia androgénica. Desde lo que conozco a nivel científico, no existen estudios epidemiológicos serios que permitan evaluar esos datos». Sobre los datos expuestos, es significativo que todos los países que ocupan los primeros puestos son naciones económicamente potentes de Occidente. Hay que bajar hasta el puesto quince para encontrarse al primer país asiático: Arabia Saudí, un país que tampoco se caracteriza por su escasez de recursos —en el puesto 13 está Turquía, cuyo territorio ocupa parte de Europa y Asia—. El único país africano en aparecer es Sudáfrica, en el puesto 34. 

Top-10 de países con más calvos según el portal Medihair

  1.  España (44,5 % de afectados)
  2. Italia (44,37 %)
  3. Francia (44,25 %)
  4. Estados Unidos (42,68 %)
  5. Alemania (41,51 %)
  6. Croacia (41,32 %)
  7. Canadá (40,94 %)
  8. República Checa (40,90 %)
  9. Australia (40,80 %)
  10. Noruega (40,75 %)

Mala genética

Es de sobra conocido que la genética determina lo que es o dejará de ser nuestro cabello. Y es verdad que se aprecian diferencias significativas conforme nos vamos desplazando por los meridianos del globo terrestre. Estas diferencias resultan obvias en, por ejemplo, la capacidad de crecimiento que tienen las cabelleras de las diferentes poblaciones del planeta. Nuestro pelo tiene tres fases de crecimiento: anagen (en la que crece y que representa el 90 % de nuestro cabello), catagen (una fase de transición) y telogen (el último ciclo de vida, cuando el pelo se prepara para su caída y que dura unos tres meses). Estas tres fases varían considerablemente provocando diferencias claramente visibles. «El pelo del cuero cabelludo es muy variable entre personas, familias y razas. Hay razas, como la hindú, que se caracterizan por tener largas cabelleras. Hay indias a los que sus melenas les llegan a los tobillos y es simplemente porque la duración de su fase anagen —la fase durante la que el pelo crece antes de caer— es más larga. Un nórdico, por mucho que se dejase el pelo largo, no le crecería más de 3 o cuatro años. Y esto también pasa por familias. Si tu padre o tu madre se caracteriza por una melena pequeña cortita que no le crece mucho, lo normal es que así vayas a ser tú», explica David Saceda, dermatólogo y tricólogo, miembro de la Academia Española de Dermatología y veneorología (AEDV) y del Gedet (Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica). La pregunta es, ¿jugamos los españoles con malas cartas en esta partida genética?, ¿influyen los factores ambientales presentes en España en este alto porcentaje que refleja Medihair?, ¿acaso la dieta mediterránea, tan cardiosaludable, juega en contra de nuestra salud capilar?

«Sí es verdad que por la genética, en la cuenca mediterránea hay más pacientes con alopecia que en otras áreas, pero hablamos de alopecia androgénica. Existen otros tipos de alopecia como puede ser la alopecia frontal fibrosante, que afecta a las mujeres y que ha aumentado su incidencia en los últimos años. En este tipo de alopecia sí que entran una serie de factores ambientales. Pero para la alopecia androgénica, que es la calvicie común, no se conocen», explica el tricólogo que insiste en dejar claro: «No existe una relación entre la dieta y la alopecia androgénica».

Independientemente de la fiabilidad o no de esos datos sobre la supuesta calvicie de los españoles que han corrido como la pólvora por las redes sociales, cabe preguntarse si se ha detectado alguna tendencia de una mayor pérdida de pelo en los últimos años. Nuestro estilo de vida ha cambiado por completo, nuestra alimentación es menos saludable y el ritmo que nos imponemos, frenéticos. Factores que, aunque no se haya demostrado que influyan en la alopecia androgénica, producto exclusivamente de nuestra genética, sí median en otros tipos de calvicie. «Sin embargo, sí que hay un fenómeno que se da más que nunca, y es que los pacientes consultan más. Las personas con problemas de pérdida de cabello saben que hay cada vez más tratamientos efectivos. Es un escenario completamente distinto si lo comparamos con las opciones que había disponibles hace 15 años en consulta», relata Vañó.

Es decir, consultamos más. Y si el problema está avanzado y buscamos una solución, muy probablemente acabaremos aterrizando en un comparador de clínicas de trasplantes capilares como Medihair. Y de esas consultas, acaban surgiendo estadísticas como la que nos hemos encontrado estos días. Por tanto, sin validez científica, si algo puede indicar esta Medihair Survey 2020 consultamos más sobre nuestra calvicie, que no es lo mismo que ser los más calvos. Por tanto, un rayo de esperanza: España no es el país más calvo del mundo. O al menos nadie lo ha demostrado hasta la fecha. «Si este ránking estuviera confirmado con datos epidemiológicos y científicos, sería difícil que el país pudiera mejorar su puesto en esta tabla y dejar de ser los líderes, porque la gran parte es debido a la genética», aclara Vañó. 

Si cada vez consultamos más los problemas de alopecia es porque los clínicos saben del impacto que un problema de este tipo puede tener en la autoestima de un paciente. «El impacto emocional que tiene la alopecia es significativo. Sabemos que puede llegar a provocar trastornos del estado de ánimo, ansiedad o incluso depresión. Esto se da especialmente en algunas formas de alopecia, como la alopecia areata». 

Para saber si un problema de pérdida de pelo tiene solución más allá de un trasplante capilar, los expertos recuerdan que lo primero debe ser el manejar un correcto diagnóstico; saber cuál, de entre toda la amalgama de alopecias, es la que nos está ocasionando problemas. «Lo primero es hacer un correcto diagnóstico para seleccionar el mejor tratamiento. Hay alopecias de origen hormonal, alimenticio, por estrés, por problemas internos causados por enfermedades, e incluso por fármacos. El diagnóstico se realiza con la exploración clínica y con dispositivos que se llaman tricoscopios digitales, una especie de microscopios que amplían mucho el pelo y nos permiten observar distintas características propias de cada tipo de alopecia». Se estima que uno de cada cuatro hombres desarrolla alopecia a lo largo de su vida, por lo que, ante la pérdida de densidad, se recomienda pasar por consulta.

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.