Antonio Hedrera, médico de familia: «Cada vez vemos más ictus en personas de entre 20 y 64 años»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

El doctor Antonio Hedreda.
ANGEL MANSO

El experto participa en el 30º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia, en A Coruña, donde explicará cómo actuar ante una urgencia en la que el tiempo es fundamental para evitar las secuelas

14 jun 2024 . Actualizado a las 14:27 h.

En medicina, hay ciertas patologías en las que la llamada al 061 es la variable decisiva para determinar el pronóstico y la evolución del paciente. Si no se actúa de manera rápida y efectiva, pueden producirse secuelas a largo plazo y la recuperación puede ser compleja y larga. Estas situaciones se conocen como urgencias tiempo dependientes. En el marco del 30º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia, que se celebra en A Coruña del 13 al 15 de junio, el doctor Antonio Hedrera, miembro de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia de Asturias (SEMG), explica cómo debemos actuar ante este tipo de casos, que son más frecuentes de lo que podríamos pensar.

—¿Qué es una urgencia tiempo dependiente?

—Hablamos de urgencia y no de emergencia, porque si es una emergencia, hay un riesgo vital. En las urgencias, no siempre lo hay. Pero una urgencia tiempo dependiente es una en la que el retraso en el diagnóstico y el tratamiento van a influir mucho tanto en la mortalidad como en las posteriores secuelas. Para atender estas situaciones se crean los códigos urgentes, como el código ictus o el código infarto. Estos son protocolos para coordinar a todos los que intervienen en la urgencia, priorizando el traslado del paciente y estableciendo unas pautas de lo que se debe hacer y no hacer para minimizar las lesiones.

—¿Cuáles son algunas de las más frecuentes?

—Están el código ictus, el código infarto o código corazón, y el código trauma. Pero también hay otras. En Galicia, por ejemplo, está en marcha el código sepsis, que es un protocolo de acción para este tipo de infecciones graves. También está el código anafilaxia, que se produce por reacciones alérgicas a picaduras de insectos, generalmente. Los códigos son importantes porque nos indican qué hacer, qué no hacer y cómo hacerlo. Esto facilita nuestra actuación y además pone en contacto al médico de atención primaria con el coordinador e incluso puede ponerlo directamente en contacto con el especialista que está en el hospital y va a recibir al paciente.

—¿Qué síntomas indican que un paciente puede estar sufriendo un infarto?

—Es muy importante aclarar que la medicina no son matemáticas y que la experiencia de cada paciente va a ser diferente. El caso más típico es un dolor opresivo en el centro del pecho, como si hubiera una bola que aprieta y dificulta la respiración, y muchas veces irradia al brazo izquierdo, al cuello, a la mandíbula o incluso a la espalda. Desde luego, este cuadro típico hace sospechar de un infarto de miocardio y la confirmación se realiza con un electrocardiograma. Pero insisto en que no siempre es así, existen incluso infartos sin dolor.

—¿Hay signos previos al infarto que podamos detectar para la prevención?

—El infarto puede aparecer de forma brusca sin indicación previa, pero igual puede dar un aviso antes. Cuando subes una cuesta o unas escaleras, si te aprieta un poquito el pecho, tienes que consultarlo con el médico de cabecera. Son pequeñas cosas que a veces se nos escapan pero deberíamos prestarles más atención.

—¿Por qué las mujeres tardan más en consultar ante un infarto? ¿Sus síntomas son diferentes a los de los hombres?

—El retraso en la atención por no ponerse en contacto inmediatamente con los servicios a veces sucede por no querer aceptar el problema. Tengo este dolor, pero no quiero tenerlo, entonces, no voy a llamar a emergencias. Por otro lado, las mujeres a veces tienen menos dolor, al igual que los diabéticos. Muchas veces, o tienen muy poco dolor o no lo tienen, directamente. Esto es algo que tenemos que tener en cuenta.

—¿Cómo debemos actuar si pensamos que estamos sufriendo un infarto?

—Hay que llamar a emergencias inmediatamente. Llamar al 061, responder a las preguntas que le hagan y seguir las instrucciones que le den.

—Una vez llega un paciente con sospecha de infarto, ¿cómo es ese protocolo de acción?

—Lo ideal es que el paciente, en menos de diez minutos, tenga hecho el electrocardiograma. Esto es lo que dispone el código infarto o código corazón. A un paciente que está sufriendo un infarto se le ha obstruido una arteria coronaria y hay que conseguir desobstruirla lo antes posible, cada minuto cuenta. Esto se consigue bien administrándole una medicación o, lo que es más adecuado, trasladándole a un hospital con servicio de hemodinámica, donde, con técnicas radiológicas, se realiza una angioplastia, que consiste en desatascar esa arteria colocándole un stent. Eso salva el tejido miocárdico.

—¿Qué síntomas pueden indicar un ictus?

—En el código ictus de Galicia se definen los signos de alarma del ictus a partir de las tres F: fala, forza y faciana. Esto hace referencia a tres grupos de síntomas. Por un lado, alteraciones en el habla, bien sea que al paciente no se le entiende, o que no puede hablar. Por otro lado, puede haber una pérdida de la fuerza que puede expresar el cuerpo. Y finalmente, la faciana hace referencia a cambios o alteraciones de la cara, con desviaciones de la boca, especialmente. Esas son las tres señales de alarma y la presencia de estos signos debe hacer sospechar que podemos estar ante un ictus, con lo que hay que activar siempre el servicio de emergencias de manera inmediata. Hay que tener en cuenta que el retraso en el diagnóstico y el tratamiento puede derivar en secuelas a largo plazo.

—¿Cómo se actúa ante estos síntomas?

—Hay que ponerse inmediatamente en contacto con el servicio sanitario llamando a emergencias para que se aplique el código ictus. No hay que olvidar que, según los últimos datos, la mortalidad y las secuelas de discapacidad han disminuido en los últimos 20 años gracias a la aplicación de estos códigos que permiten una actuación rápida.

—¿En qué consiste este código?

—Cuando un paciente tiene un ictus, lo que se produce es la obstrucción de una arteria cerebral. Esto va a dejar sin oxígeno a una zona del cerebro y esta región acaba muriéndose, haciéndose irrecuperable, con las secuelas que eso conlleva. Cuanto más rápido actuemos y consigamos que el paciente reciba el tratamiento adecuado para desobstruir esa arteria, lograremos salvar más tejido, con lo cual disminuiremos las secuelas o, incluso, conseguiremos recuperar totalmente al paciente. Por eso, cuando se recibe una llamada de sospecha de ictus, se movilizan recursos para trasladar al paciente al hospital y que reciba el tratamiento más adecuado. Puede ser un tratamiento médico, con una fibrinólisis, o puede ser la extracción mecánica de ese trombo por neuroradiología, con una sonda y un stent.

—¿Cómo es el perfil del paciente que sufre un ictus?

El ictus es una enfermedad que está muy extendida, más de lo que pensamos. Es la primera causa de muerte en mujeres, la segunda causa de mortalidad general y la primera causa de discapacidad en la edad adulta. Y además, en los últimos 20 años, han aumentado un 25 % los casos en personas entre los 20 y los 64 años de edad. Se espera que la incidencia del ictus en el mundo aumente casi un 30 % en las próximas dos décadas.

—¿Esto se relaciona con factores del estilo de vida?

—Se relaciona con la hipertensión, con el colesterol y también con el sedentarismo.

—¿Qué deberíamos saber sobre la prevención del ictus?

—Lo fundamental es evitar los factores de riesgo cardiovascular. Esto significa llevar un adecuado control de la tensión, tener un consumo cero de tabaco, controlar los lípidos y realizar ejercicio físico de manera regular. Hay factores genéticos frente a los que no podemos luchar, pero el resto de los factores de riesgo, como el sobrepeso, la hipertensión, el colesterol, la glucosa, el ejercicio o el tabaco son cosas que están en nuestras manos y siempre podemos hacer algo para controlarlos. Estas son las herramientas que tenemos para luchar contra el ictus.

El doctor Antonio Hedreda en el Congreso de la SEMG en A Coruña.
El doctor Antonio Hedreda en el Congreso de la SEMG en A Coruña. ANGEL MANSO

—¿Desde atención primaria se hace prevención de estos factores de riesgo?

—Por supuesto. El médico de familia es el que nos conoce desde hace años y su acción es fundamental. Si hace dos años que te tomaste la tensión, esos valores no están bien controlados. Entonces, tenemos que ir a controlarnos y no perder esas citas.

—Si se actúa a tiempo, ¿es posible la recuperación total?

—De cara al diagnóstico y al tratamiento, hay que saber que tiempo es cerebro, es decir, que cada segundo cuenta. Se están muriendo neuronas y cuantas menos mueran, mejor. Si esto se consigue, la afectación puede no ser tan grande y el paciente recupera su funcionalidad al 100 %. Es espectacular. Estamos viendo cada vez más pacientes jóvenes que sufren ictus y, si todo sale bien, al mes o a los dos meses los ves caminando por la calle y hablando tranquilamente, porque no han tenido secuelas. Pero para lograr esto, el tiempo es vital. Cuando pasan una serie de horas, el tejido ha muerto y eso ya es irrecuperable.

—Otro de los casos más frecuentes en urgencias son los traumas graves. ¿Cuáles son algunas señales de alerta a las que debemos estar atentos en un trauma?

—Lo primero es el estado del paciente. La gravedad de los cuadros se evalúa a partir de la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y otros signos que directa o indirectamente nos van indicando su estado. Lo primero de todo será cohibir, por los medios que sean, las hemorragias masivas. Después, se atiende a la vía aérea, para que no haya nada que dificulte la respiración. Y luego, atenderemos a que no haya problemas en el tórax que dificulten la respiración. Este es el ABCDE que deben aplicar todos los médicos cuando atienden una urgencia grave.

—¿Cuáles son las causas más frecuentes de estos traumas?

—La primera y la de mayor mortalidad en gente joven son los accidentes de tráfico. En segundo lugar, los accidentes de trabajo. También vemos muchos accidentes deportivos.

—¿Cómo debemos actuar si presenciamos un accidente en el que hay heridos?

—Lo principal es siempre avisar a emergencias, y hay que saber que no está indicado ante una sospecha de trauma grave mover o tocar al paciente. Siempre hay que avisar para que el traslado lo hagan los profesionales. Porque lo que hay que tratar de evitar es agravar las posibles lesiones que la persona pueda tener.

—¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de llamar al 061 por una urgencia?

—La población tiene que saber que es muy importante que nos den la información rápido, claramente y con tranquilidad, porque todo lo que nos están diciendo nos sirve. A veces hacemos muchas preguntas, pero eso nunca es para denegar la asistencia, sino para tratar de afinar mejor nuestra acción.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.