Luis Cabañas, nutricionista experto en cáncer: «La mitad de lo que comemos deberían ser frutas y verduras»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Luis Cabañas es dietista-nutricionista experto en cáncer.
Luis Cabañas es dietista-nutricionista experto en cáncer.

El especialista en nutrición oncológica explica que «el 35 % de las patologías oncológicas actuales se deben, de alguna manera, a una mala alimentación»

26 jul 2024 . Actualizado a las 14:07 h.

Luis Cabañas es dietista-nutricionista especializado en oncología. Afirma que la intersección del cáncer y la alimentación tiene una relevancia cada vez más importante no solo en la prevención de los tumores sino también en cuanto a la calidad de vida de los pacientes oncológicos, así como también influye en la efectividad y el resultado de los tratamientos a los que ellos se someten. El experto participó como ponente del curso Oncología Integrativa, organizado por la Universidad de Santiago de Compostela junto a Talaso Atlántico.

—¿Cuál es la relación entre el cáncer y la alimentación?

—La alimentación en cáncer tiene tres perspectivas; la primera es la de la prevención. El 35 % de las patologías oncológicas actuales se deben, de alguna manera, a una mala alimentación. Es decir que una alimentación inadecuada es un factor de riesgo. Sabemos que entre un 10 y un 20 % de la patología oncológica se relaciona con excesos de masa grasa, lo que conocemos como obesidad. Ya solo por eso nos encontramos con un 50 % de las enfermedades oncológicas que están relacionadas con la alimentación. Por otra parte, desde el punto de vista de la enfermedad, el 20 % de pacientes que mueren con cáncer mueren por desnutrición, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. Y hay un tercer punto, que es que debemos ser capaces de responder a los pacientes que reciben el diagnóstico y preguntan: «¿Y ahora qué como?». Sobre todo en oncología, donde hay tanta sintomatología y tantos problemas asociados a la alimentación.

—¿Cuál es el rol de la nutrición en la recuperación de los pacientes oncológicos? ¿La nutrición tiene influencia en la eficacia del tratamiento?

—Sí. Puede mitigar síntomas. Sabemos que la quimioterapia puede producir náusea o vómitos y que la radioterapia puede producir diarrea. La alimentación puede evitar que esos síntomas ocurran o mitigarlos. Por otra parte, eso va a impactar en que el paciente se sienta mejor. Podemos ayudar a mejorar la masa muscular, perder excesos de masa grasa que puedan generar problemas. El paciente, al final, si come mejor, va a estar mejor. Si tú comes mejor, te encuentras mejor y tienes más fuerza.

—¿Una alimentación correcta mejora los efectos adversos?

—Sí. El hecho de comer de forma adaptada puede hacer que un síntoma no se dé, como el estreñimiento, o las diarreas. Se puede pasar de ir al baño 14 veces al día a hacerlo dos. Esto implica que la persona pueda hacer vida normal, que es a lo que aspiramos. Y hay que tener en cuenta que la alimentación no es solo masticar, es también cocinar. Entonces, si una persona no puede oler la comida porque le da náuseas, podemos jugar con especias o tapar los alimentos durante la preparación. Tenemos diferentes herramientas para que esa persona coma.

—¿Qué recomendaciones daría a la hora de cocinar para alguien con cáncer?

—A la hora de hacer la compra, hay recomendaciones para evitar las infecciones. Cuando vamos a coger frutas y verduras al hacer la compra, deberíamos cogerlas con una bolsa, porque no sabemos si la persona que va a venir después está inmunosuprimida. También hay que acomodar la nevera acorde a estas recomendaciones. Lo que esté más cocinado, debe ir en los estantes de arriba, lo más crudo, lo más abajo posible y limpio. No descongelar carnes y pescados a la intemperie, que los huevos no entren en contacto con alimentos crudos para prevenir el riesgo de salmonelosis. Todos estos consejos ayudan a evitar toxoinfecciones alimentarias, que en verano son bastante más habituales.

—¿Qué factores se tienen en cuenta a la hora de diseñar un plan de alimentación para una persona con cáncer?

—Cuando una persona necesita acceso a un dietista-nutricionista, valoramos en primer lugar su edad, género y patología, que va a ser determinante para que algunos síntomas se manifiesten o no, por ejemplo, la diarrea es habitual en pacientes con cáncer colorrectal, pero muy poco frecuente en pacientes con cáncer de mama. Entonces, evaluamos también el tratamiento que el paciente va a seguir, sea quimioterapia, cirugía o radioterapia. Y analizamos cuál es su día a día. Hay pacientes que comen dos veces al día, hay pacientes que siguen una dieta vegetariana. Entonces, vamos armando el puzzle con esas piezas: quién es el paciente, sus condiciones de vida, la enfermedad, el tratamiento, el estadio de la patología y las aversiones alimentarias. Independientemente de cuáles son las mejores verduras, si no te gustan, no tienes por qué tomarlas.

—¿Qué desafíos enfrentan los pacientes con cáncer desde el punto de vista nutricional?

—El principal escollo que suelen tener los pacientes oncológicos es que no comen suficiente como para mantener su masa muscular. El principal reto es mejorar esa masa muscular. Para ello, como dietistas-nutricionistas, aportamos los ladrillos. Pero tenemos que ser conscientes de que es fundamental para eso también mantener un nivel de actividad física. El segundo escollo es que puede que sepas cómo y cuánto comer, pero otra cosa es poder hacerlo. Hacer que sea fácil es nuestro reto en ese sentido, porque si alguien tiene náuseas y vómitos y no va a tener apetito durante tres días, podemos empeñarnos en que en el resto de días de la semana coma todo lo que necesita y repartir de otra manera las ingestas. Esta es una cosa que muchas veces hemos obviado, cuando en realidad, esa capacidad de traducir el cuánto al cómo es lo que determina que los pacientes no se terminen desnutriendo.

—¿Se trabaja con suplementación en la nutrición de estos pacientes?

—Depende. Mientras mantengamos un estado nutricional y mantengamos unas cuotas dietéticas, esos serán los cimientos de la casa. A partir de allí, puede haber patologías que mejoren con una suplementación específica, pero los consejos no son universales. Hay que individualizar en base a las circunstancias personales y las patologías cuando no somos capaces de llegar a lo niveles necesarios solo con alimentación. Imaginemos un paciente que tiene una ilestomía, es decir, que no tiene colon. Este paciente necesitará más sodio, por tanto, hay que recomendarle que utilice más sal, porque el 90 % del sodio se absorbe en el colon. Puede parecer un consejo inusual, porque se suele recomendar bajar la sal, pero en estos casos, hay que hacerlo. Por lo tanto, hace falta un análisis pormenorizado del paciente y de cómo está en cada momento concreto.

—¿Qué alimentos suelen estar presentes en estas dietas?

—Hay dos palabras fundamentales: materias primas. Esto es, vegetales, frutas, frutos secos, carnes, pescados, huevos y legumbres. Es cierto que no hay ningún alimento que vaya a curar el cáncer. Pero el conjunto de los alimentos va a proporcionar todas las herramientas para que el cuerpo pueda enfrentarse a la enfermedad. Entonces, no podemos hablar de brócoli, calabacín o fresas, estaríamos mintiendo, pero podemos decir que hay que comer materias primas de forma ordenada. Si la persona incluye proteínas en comidas y en cenas, e incluye frutas y verduras en todas sus comidas, seguramente, ya tenga mucho andado y esté teniendo una buena alimentación o, al menos, mejor que la media.

—¿Qué recomendaciones daría a nivel alimentario para reducir el riesgo de cáncer a lo largo de la vida?

—Hay que hacer caso a lo que dice el Código Europeo Contra el Cáncer, que plantea varias claves en relación con la alimentación. En primer lugar, incluir siempre frutas y verduras. Siempre pensamos que estamos comiendo suficiente fruta y en realidad nos hemos comido en todo el día solo una manzana. No es suficiente, la mitad de lo que comemos deberían ser frutas y verduras. En segundo lugar, hay que mantener un buen peso y eso pasa por comer mejor. En tercer lugar, la gente a lo mejor no lo sabe, pero la lactancia materna previene el cáncer de mama, entonces, hay que intentar proteger esa lactancia, como mínimo, durante los primeros seis meses de vida. Así disminuimos también la carga del cáncer de mama. Dejar el tabaco debería ser también un requisito, por supuesto. Y dejar el alcohol, porque la cantidad recomendable es cero. Cuanto más alcohol consumamos, más riesgo tenemos de cáncer.

—¿Qué consejos le daría a una persona que ha sido diagnosticada de cáncer?

—Aprovechando que Galicia es una comunidad con dietistas-nutricionistas en atención primaria, recomendaría que no se dejen guiar por internet o por miedos y que acudan al dietista-nutricionista para saber qué comer.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.